“Gano más de técnico del gas que de ladrón que se hace pasar por técnico”

Sergio Llurba, ladrón reconvertido en técnico del gas por efecto de la crisis. Sousa Mendes Foundation

SERGIO LLURBA es un técnico del gas autodidacta. Empezó haciéndose pasar por técnico del gas para que le dejaran entrar en domicilios privados, donde hurtaba joyas o pequeñas cantidades de efectivo. “Con esto vivía bien. No para tirar cohetes, pero bien”, dice. La crisis, sin embargo, fue reduciendo las cantidades de dinero que la gente tenía en casa. No tuvo otra salida que convertirse en técnico del gas.

¿Cuándo decidió dejar de delinquir y convertirse en aquello que fingía ser? No lo decidí, fue la crisis la que me empujó a hacerlo. Revolvía entre los cajones de mis ...

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SERGIO LLURBA es un técnico del gas autodidacta. Empezó haciéndose pasar por técnico del gas para que le dejaran entrar en domicilios privados, donde hurtaba joyas o pequeñas cantidades de efectivo. “Con esto vivía bien. No para tirar cohetes, pero bien”, dice. La crisis, sin embargo, fue reduciendo las cantidades de dinero que la gente tenía en casa. No tuvo otra salida que convertirse en técnico del gas.

¿Cuándo decidió dejar de delinquir y convertirse en aquello que fingía ser? No lo decidí, fue la crisis la que me empujó a hacerlo. Revolvía entre los cajones de mis víctimas, no había apenas nada, a veces incluso salía con las manos vacías. Y encima tenía que hacer ver que examinaba la caldera. Un buen día me decidí a mirar la caldera de verdad y luego presenté una factura y me la pagaron. Pensé: “Esto es un filón”.

Y ahora es propietario de una empresa de mantenimiento con más de diez empleados. Sí, señor. Y en el gremio el ambiente es mucho más agradable que en el de los bajos fondos.

Su familia respiraría aliviada al saber que se había convertido en un profesional de pleno derecho. Qué va, fue un drama. Mi padre fue falso técnico del gas; mi abuelo, falso repartidor de butano, y encima mi hermano, que robaba coches de lujo, también se hizo legal y montó un concesionario porque era un trabajo más estable y con un horario normal. Solo yo seguía la tradición familiar, pero la crisis me hizo renunciar a ello también.

Mi padre fue falso técnico del gas; mi abuelo, falso repartidor de butano, y encima mi hermano, que robaba coches de lujo, también se hizo legal y montó un concesionario.

Empezó compaginando el hurto con el mundo del porno. Sí, porque mi padre me recomendó que me apuntara a clases de interpretación para hacerme pasar por técnico del gas. Y, claro, esos papeles te los dan en este tipo de ­películas. Lo que pasa es que era ­impaciente, tenía prisa por seguir los pasos de mi padre y acabé haciéndome pasar por actor porno que se hace pasar por técnico del gas y me puse a robar material en los rodajes. Como yo lo que quería era robar, decidí saltarme el paso de fingir que era un actor porno que fingía ser un técnico del gas y ­directamente me puse a fingir que era un técnico del gas.

Hace poco despidió a media plantilla de su empresa de mantenimiento. Por qué. No se lo va usted a creer: no eran técnicos del gas. Lo fingían. Y no seré yo quien lo critique. Pero mi empresa necesita gente experimentada, que haya dejado de robar como mínimo hace cinco años.

¿No añora los tiempos en los que robaba? Esas descargas de adrenalina, el riesgo… Robar en sí no es lo que añoro. Lo que echo de menos es fingir que soy un técnico del gas. Ahora soy un técnico del gas de verdad, y eso es mucha responsabilidad.

Su hijo no ha querido seguir con el negocio del gas ni con el de los falsos técnicos del gas. Al contrario. Está estudiando políticas para aprender a fingir que se dedica a la política y así, con los años, acabar formando parte de un consejo de administración de una empresa del gas. Seguro que lo logrará porque ha salido al padre.

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