Cartas al director

Franco y el Cid

La escultura de Franco ha producido el mismo miedo que el que produjo el Cid a los árabes cuando, creyéndolo muerto, lo vieron aparecer montado en Babieca. Ellos no conocían la historia de su muerte; nosotros sí. Lo curioso es que nos comportamos como si la hubiéramos olvidado. Somos memoria, cuando la perdemos dejamos de saber quiénes somos, como personas o como pueblo. Una exposición antifranquista para debatir la relación entre la calle y la dictadura no es enaltecer el franquismo, sino leer las hojas de una historia que, nos guste o no, nos pertenece. No podemos cambiar el pasado ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La escultura de Franco ha producido el mismo miedo que el que produjo el Cid a los árabes cuando, creyéndolo muerto, lo vieron aparecer montado en Babieca. Ellos no conocían la historia de su muerte; nosotros sí. Lo curioso es que nos comportamos como si la hubiéramos olvidado. Somos memoria, cuando la perdemos dejamos de saber quiénes somos, como personas o como pueblo. Una exposición antifranquista para debatir la relación entre la calle y la dictadura no es enaltecer el franquismo, sino leer las hojas de una historia que, nos guste o no, nos pertenece. No podemos cambiar el pasado desde el presente, pero sí el futuro; y de momento nuestro comportamiento está dejando una lamentable historia que aprender a nuestros hijos.— Mireya Maldonado Hualde. Deba (Guipúzcoa).

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En