Minuto y estofado: ya se puede comer decentemente en los estadios de fútbol

Los campos de fútbol son el último tabú que rompe la imparable ‘gourmetización’ que vivimos desde hace más de una década

Uno de los peores sitios para comer ha sido desde siempre un campo de fútbol. Un perrito caliente y algo viejo a precio de langosta y en algunos países, además, sin poder siquiera ahogar el vacío existencial que esto provocaba con una cerveza debido a la prohibición de vender bebidas alcohólicas que impera en algunos territorios (eso sí, sólo para los soldados rasos; en los palcos, hay champán y vino).

Pero desde hace unos años, algunos estadios han empezado a aliarse con grandes chefs, ídolos gastronómicos locales o empresas globales de restauración de gama alta. El fichaje más sonado ...

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Uno de los peores sitios para comer ha sido desde siempre un campo de fútbol. Un perrito caliente y algo viejo a precio de langosta y en algunos países, además, sin poder siquiera ahogar el vacío existencial que esto provocaba con una cerveza debido a la prohibición de vender bebidas alcohólicas que impera en algunos territorios (eso sí, sólo para los soldados rasos; en los palcos, hay champán y vino).

Pero desde hace unos años, algunos estadios han empezado a aliarse con grandes chefs, ídolos gastronómicos locales o empresas globales de restauración de gama alta. El fichaje más sonado fue el de Jamie Oliver por el Manchester City. El chef estrella se encarga de dar de comer a público e invitados y ha triunfado simplemente refinando tartas, hotdogs y hamburguesas.

Más allá han ido en el campo del FC Copenhague, en cuya octava planta se halla el restaurante Geranium, poseedor de dos estrellas Michelin y el primer establecimiento de restauración sito en un recinto deportivo en lograr colarse en la lista de 50 mejores del planeta elaborada por la revista Restaurant. Su chef es Rasmus Kofoed, ganador en 2011 del Bocuse D’Or.

Chefs de caché como Jamie Oliver (en el Manchester City) o Rasmus Kofoed (en el FC Copenhague) están consiguiendo que las derrotas se digieran mejor

El último en sumarse a la lista de grandes chefs asociados a clubs de fútbol ha sido Carlos Abellán, quien ha abierto una sucursal de su celebrado Tapas 24 en el Nou Camp. Mucho ha tardado el FC Barcelona en tratar de ponerse a la altura del estadio de su gran rival, que desde hace años cuenta con Puerta 57, restaurante de gama alta con vistas al terreno de juego del Bernabéu y pionero en esto de poner manteles donde antes había almohadillas.

Un paso más allá y explicitando que no hay negociado en el que la gastronomía no pueda meterse, ha ido Delia Smith, una de las cocineras más célebres de Reino Unido, autora de best sellers gastronómicos (ha despachado 21 millones de ejemplares de volúmenes con títulos tan sugerentes como Comida frugal) y estrella de la televisión. No sólo abrió en el estadio del equipo Norwich City un restaurante con su nombre, sino que se convirtió accionista mayoritaria del club. El equipo bajó a segunda división la temporada pasada. Aún lo están digiriendo.

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