Columna

¿Una medida de seguridad?

ACABABA DE VER Ciudadano Kane, como cada año por estas fechas, cuando abrí el periódico y tropecé con la foto de este niño. Si se fijan, en el borde del asiento del columpio pone William & Catherine. Pensé en el niño de viejo, agonizando, e imaginé que sus últimas palabras eran esas, William & Catherine, del mismo modo que Charles Foster Kane, al exhalar su último suspiro, dijo Rosebud. Como soy ignorante, pensé que William & Catherine era la marca del columpio igual que Rosebud era la marca del trineo con el que Kane jugaba de pequeño. Luego leí la noticia que acompañaba ...

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ACABABA DE VER Ciudadano Kane, como cada año por estas fechas, cuando abrí el periódico y tropecé con la foto de este niño. Si se fijan, en el borde del asiento del columpio pone William & Catherine. Pensé en el niño de viejo, agonizando, e imaginé que sus últimas palabras eran esas, William & Catherine, del mismo modo que Charles Foster Kane, al exhalar su último suspiro, dijo Rosebud. Como soy ignorante, pensé que William & Catherine era la marca del columpio igual que Rosebud era la marca del trineo con el que Kane jugaba de pequeño. Luego leí la noticia que acompañaba a la foto y me enteré de que el crío era Jorge, hijo primogénito de los duques de Cambridge, conocidos como William y Kate, y tercero en la línea de sucesión al trono de Inglaterra. Acababa de cumplir tres años y sus progenitores habían difundido esta foto para celebrarlo.

Dejé el periódico a un lado y recordé un columpio que mi padre nos había hecho a mis hermanos y a mí cuando éramos pequeños. Una tabla y dos cuerdas que colgaban de la rama de un viejo algarrobo. Cerré los ojos para visualizarlo y viajé mentalmente hasta el borde de la tabla, pero no vi escrito Vicente & Cándida, que era como se llamaban mis padres. ¿Falta de imaginación, de autoestima, quizá falta de tiempo? Traté de imaginar qué les pasa por la cabeza a los papás de un niño que firman con tanta seriedad un columpio rústico, pero sólo se me ocurrió que habían estampado allí sus nombres como medida de seguridad, para que no se lo robaran. Y es que a nosotros nos birlaron el nuestro a los dos días de estrenarlo.

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