Stuart Weitzman & Elías Jover, la horma de sus zapatos

El empresario del calzado Stuart Weitzman (en primer plano) y Elías Jover, su proveedor de hormas, colaboran desde hace 45 años.

PASEAR POR la Quinta Avenida y darte cuenta de que alguien porta el fruto de tus esfuerzos, dice Elías Jover, resulta una “tremenda satisfacción”. Este empresario de Elda (Alicante) lleva 45 años fabricando las hormas y tacones del estadounidense Stuart Weitzman: “Un Miguel Ángel de los zapatos”, como le gusta definirlo, que “viste la horma como sabe que le gusta a las mujeres”. De Beyoncé a la duquesa de Cambridge, pasando por Michelle Obama. Tras toda una vida diseñando calzado, Weitzman anunció a principios de agost...

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PASEAR POR la Quinta Avenida y darte cuenta de que alguien porta el fruto de tus esfuerzos, dice Elías Jover, resulta una “tremenda satisfacción”. Este empresario de Elda (Alicante) lleva 45 años fabricando las hormas y tacones del estadounidense Stuart Weitzman: “Un Miguel Ángel de los zapatos”, como le gusta definirlo, que “viste la horma como sabe que le gusta a las mujeres”. De Beyoncé a la duquesa de Cambridge, pasando por Michelle Obama. Tras toda una vida diseñando calzado, Weitzman anunció a principios de agosto que dejaba su cargo como director creativo para ocupar el de presidente de la compañía que lleva su nombre y que, hace un año, vendió al grupo Coach, de Estados Unidos

Sin contar sus modelos planos, los menos, todas sus creaciones hasta la fecha se han realizado en colaboración con Jover. ¿Cuántas habrán llegado a manufacturar? “Yo lo sé exactamente”, interviene, raudo, Weitzman. “En mis primeros 20 años fueron 20 millones. Los siguientes 15, 1,3 millones por año. Y en los últimos 10, otros 20”. La suma: cerca de 60 millones de pares de sandalias, botas, zuecos… que avistar en Nueva York, Seúl, Londres o Barcelona. “Aunque el 98% sale fuera de España”, apunta. “Asia es hoy nuestro mercado más importante”.

A partir de los dibujos de Weitzman, que pese a la pujanza oriental inauguró tienda en Madrid este enero, Jover pergeña un prototipo en madera que pasa a fabricarse a máquina. “Las creaciones de un diseñador son arte para llevar, producido en cantidad suficiente para que sea comercial”, dice el primero. Un objeto de deseo que tiene una base que pocos dominan como este dúo. “Si has sufrido con un zapato”, sentencian, “es por la horma”.

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