"Llevo una doble vida y soy soltero en ambas"

Thomas Canet

INOCENCIO Cabrales Menchú (Vadillo de la Guareña, 1979) sabe que la poligamia en España es delito. De momento, y pese a llevar una doble vida, esto no le preocupa. “Actualmente, en las dos vidas que llevo, estoy soltero. Cuando vaya a casarme en alguna de ellas, ya veré lo que hago”, explica este informático en paro, o programador en paro, dependiendo en qué vida esté.

¿Cuándo decidió llevar una doble vida? Cuando vi que una no me daba lo suficiente. Estaba solo, en paro, sin un duro. Tenía una vida de mierda e intenté buscar otra mejor.

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INOCENCIO Cabrales Menchú (Vadillo de la Guareña, 1979) sabe que la poligamia en España es delito. De momento, y pese a llevar una doble vida, esto no le preocupa. “Actualmente, en las dos vidas que llevo, estoy soltero. Cuando vaya a casarme en alguna de ellas, ya veré lo que hago”, explica este informático en paro, o programador en paro, dependiendo en qué vida esté.

¿Cuándo decidió llevar una doble vida? Cuando vi que una no me daba lo suficiente. Estaba solo, en paro, sin un duro. Tenía una vida de mierda e intenté buscar otra mejor.

A esto se le suele llamar un cambio de vida. No, porque no renuncié a mi vida de siempre, y ni siquiera la cambié. ¿Para qué tirar a la basura tantos años? Conservo mis rutinas de siempre, sigo siendo un informático en el paro y sigo buscando a una mujer cariñosa y maternal. A todo esto, simplemente, añadí otra vida nueva: la de un programador de páginas web en paro que busca a una mujer impulsiva y algo loca que aporte emoción a mi vida. A la segunda, quiero decir.

¿Y ya puede pagar dos casas estando sin trabajo en las dos vidas? Tanto Inocencio como Carlos compartimos piso.

Carlos es usted en su segunda vida. Sí, el programador que busca una novia algo loca.

En la práctica, pues, vive solo como antes. Vivo las dos vidas en el mismo inmueble, así reparto gastos. Y nos organizamos bien. La parte de arriba de la nevera es para el informático, y la de abajo, para el otro. Uno come sano y el otro es un gordito bala perdida.

Carlos es su yo más canalla. Sí, el que no ha querido venir a la entrevista. Discúlpelo, él es así, incapaz de comprometerse.

Todos tenemos facetas distintas, momentos de timidez y momentos de extroversión, y no por eso decimos que tenemos vidas distintas. Pues hacen mal no teniéndolas. Cuantas más vidas se vivan, más posibilidades habrá de encontrar trabajo, pareja, de ser feliz.

O al revés: se puede ser doblemente desgraciado. Cuando no tienes nada, cuando tocas fondo, sientes que no puedes ir a peor. Además, insisto, esto es como la lotería: si compras más boletos, tienes más opciones. Yo estoy pensando ya en una tercera vida. No lo he hablado con Carlos, pero en el piso hay espacio para otro.

¿Y no es mejor centrarse en una sola vida que dispersar la energía en muchas? Mire, yo me canso enseguida de mí mismo. Carlos me ayuda a olvidarme de mis problemas. Así que la energía, lejos de dispersarse, se recarga. Y me alegraré si Carlos finalmente encuentra a esa mujer algo loca que está buscando. Aunque no sea mi rollo, sé que su felicidad me animará y también me hará más feliz.

Imagínese que tanto Carlos como usted, Inocencio, acaban encontrando un trabajo. Uno con el mismo horario. ¿Qué harán? Si esto ocurre, habrá que hablarlo y uno de los dos tendrá que ceder. Ya ocurrió algo parecido en el plano sentimental.

Cuente, cuente. Nos enamoramos de la misma mujer. Cariñosa, encantadora y con un punto de locura. Nos encandiló a ambos.

¿Hubo tensión en sus dos vidas? No quisimos entrar en una guerra, así que nos sentamos los dos a hablar con ella y le contamos la situación. Le dijimos que tanto Carlos como yo estábamos enamorados de ella.

Pero ella no sabía nada de su doble vida. No. Y se asustó. Y huyó. Supongo que estaba preparada para tener dos amigos, pero no dos amantes.

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