Adiós, peñasco escarpado

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SI tuviese que escoger un elemento para representar a mi padre, elegiría las piedras. Pero, ojo, no los guijarros lisos y suaves. No: más bien esos peñascos que se clavan en los pies cuando los pisas descalzo. Que están llenos de asperezas. Que raspan, que cortan, que son agresivos y fríos. Mi padre era un peñasco al que nos habría gustado encaramarnos sin hacernos daño. Bajo el cual nos habría gustado cobijarnos sin sentirnos amenazados”. En La ternura de las piedras (Nórdica Cómic), a medio camino entre la ...

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SI tuviese que escoger un elemento para representar a mi padre, elegiría las piedras. Pero, ojo, no los guijarros lisos y suaves. No: más bien esos peñascos que se clavan en los pies cuando los pisas descalzo. Que están llenos de asperezas. Que raspan, que cortan, que son agresivos y fríos. Mi padre era un peñasco al que nos habría gustado encaramarnos sin hacernos daño. Bajo el cual nos habría gustado cobijarnos sin sentirnos amenazados”. En La ternura de las piedras (Nórdica Cómic), a medio camino entre la novela gráfica y el libro ilustrado, Marion Fayolle (Ardèche, Francia, 1988) ha compuesto una historia de evasión: el padre de esta ilustradora, una de las más interesantes del panorama actual, se está muriendo y ella huye de esa inapelable realidad armando un relato surrealista, que a ratos recuerda a Miranda July, con su familia como reparto principal. La ternura de las piedras puede leerse como una bella despedida, pero también como el conmovedor reencuentro con un padre imperfecto.

Otras apuestas seguras de la semana:

Amos Gitai mira al pasado. La exposición ‘Crónica de un asesinato anunciado’ revisa el crimen del ex primer ministro israelí Isaac Rabin./

Wilco, en ‘petit comité’. La banda de Chicago suma tres citas en su inminente gira española./

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