Anatomía de un piano

EL Steinway no es un piano, es un steinway. Ha mutado la marca a sustantivo, asumiendo un papel hegemónico entre los instrumentos de su familia. Y de todas las familias, porque un Steinway es una orquesta de 88 teclas, pero también una delicada arpa horizontal. Glenn Gould sostenía que estaban vivos. Y el maestro Fabbrini, afinador de cámara de tantos solistas, se preocupaba siempre de dejar la tapa semiabierta para que pudiera respirar, reponerse del esfuerzo en el silencio. El milagro del superpiano o del metapiano se remonta a 1853, cuando Heinrich Engelhard Steinweg arraigó en Man...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

EL Steinway no es un piano, es un steinway. Ha mutado la marca a sustantivo, asumiendo un papel hegemónico entre los instrumentos de su familia. Y de todas las familias, porque un Steinway es una orquesta de 88 teclas, pero también una delicada arpa horizontal. Glenn Gould sostenía que estaban vivos. Y el maestro Fabbrini, afinador de cámara de tantos solistas, se preocupaba siempre de dejar la tapa semiabierta para que pudiera respirar, reponerse del esfuerzo en el silencio. El milagro del superpiano o del metapiano se remonta a 1853, cuando Heinrich Engelhard Steinweg arraigó en Manhattan el negocio que había abierto en Hamburgo con un socio, Friedrich Grotrian, del que se desvinculó. Y también se desvinculó de su propio apellido. Lo hizo más eufónico, de Steinweg a Steinway, prolongando la fama del instrumento a la gloria de sus hijos y pactando con el diablo una fórmula de sonido que apenas ha variado desde 1880 y que se ha demostrado inimitable. | Por Rubén Amón

pulsa en la fotoEl sonido de un Steinway proviene de la armonía entre 12.000 piezas que lo componen.

Archivado En