El aroma del lujo

Los aliados de Christine Nagel, nueva nariz de Hermès, son el color y la textura Con ellos ha concebido su primer perfume para la 'maison'

Soltar una retahíla de ingredientes como justificación de lo que contiene el frasco es decir muy poco, sobre todo en una firma como Hermès, tan propensa a la narrativa. Los que han trabajado junto a Christine Nagel (Ginebra, 1959), nariz en exclusiva de la maison francesa desde hace dos años, alaban su destreza para plasmar las sensaciones en palabras. “En un viaje a Grasse nos enamoró por la forma en la que describía los matices de la Rosa de Mayo”, recuerda Sonia Graffin, directora de marketing de Perfumes & Diseño, la empresa española que tiene la licencia de las fraga...

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Soltar una retahíla de ingredientes como justificación de lo que contiene el frasco es decir muy poco, sobre todo en una firma como Hermès, tan propensa a la narrativa. Los que han trabajado junto a Christine Nagel (Ginebra, 1959), nariz en exclusiva de la maison francesa desde hace dos años, alaban su destreza para plasmar las sensaciones en palabras. “En un viaje a Grasse nos enamoró por la forma en la que describía los matices de la Rosa de Mayo”, recuerda Sonia Graffin, directora de marketing de Perfumes & Diseño, la empresa española que tiene la licencia de las fragancias para firmas como Tous o Roberto Verino. Guillermo Vázquez, director de Mane en España y Portugal, asegura que gran parte de los éxitos logrados por esta compañía fabricante de aromas se debe a la manera “tan bonita” con la que Nagel describía sus composiciones: “Sabe transmitir de una forma muy melodiosa el lenguaje olfativo”.

"La perfumería de hoy se ha vuelto aburrida. Todo se parece. La responsabilidad de una 'maison' como Hermès es aportar audacia y novedad"

Aterrizó en Hermès en marzo de 2014, pero hasta ahora no se le había permitido empezar su propio relato. Antes de tomar las riendas, debía empaparse de los valores de una casa centenaria aleccionada por el que ha sido su predecesor, Jean-Claude Ellena. La culminación del periodo de transición se escenificó el pasado 13 de enero. Por la noche, ella presentaba en París su primera fragancia para Hermès, Eau de Rhubarbe Écarlate, y él se despedía con la que será su última, Eau de Néroli Dorè. A partir de ese momento, Ellena ya no estaría al frente de la creación, pero su futuro continuaría ligado al de Hermès como consejero.

Tras dos años de espera, era normal una cierta expectación sobre el rumbo que tomaría la división de fragancias de una de las marcas referentes en el sector de la perfumería de lujo. Por eso ­Nagel se jugaba mucho con Eau de Rhubarbe Écarlate: “Siempre me ha gustado la dualidad del ruibarbo, visual y olfativa. Su color verde se metamorfosea en rojo y su olor pasa de ser ácido y crujiente a suave y aterciopelado. Quería reavivar el recuerdo de respirar el olor del tallo justo antes de cortarlo (…). La perfumería de hoy se ha vuelto aburrida. Todo se parece. La responsabilidad de una maison como ­Hermès consiste en aportar audacia y novedad. Si la fragancia es bonita, vendrán multitud de bebés detrás”, dice satisfecha con su combinación de esta verdura-fruta con almizcle, un componente que se asocia a la limpieza y a la piel y que estará a la venta a partir del 12 de marzo.

Christine Nagel se había especializado en cromatología hasta que se cruzó en su camino el nariz Michel Almairac, de quien se considera discípula. “Nunca fui la aprendiz de Jean-Claude Ellena”, explica. “Mi lado latino [su madre es italiana] aborda la perfumería de una forma más táctil. En todas mis fragancias intento poner mucha textura. Uno de los factores más importantes que definen a un buen perfume es el rastro que deja en la piel. Cuando testo mis fragancias, primero lo hago así”, dice subiendo el cuello del jersey a la altura de la nariz y haciendo el gesto de olerse. “Es una aproximación física”.

Céline Roux, directora de fragancias de la firma Jo Malone, conoce bien el proceso de creación de Nagel. Más de una veintena de aromas de esta marca del grupo Estée Lauder son producto de la colaboración con esta perfumista. “Cada vez que acudes a ella con un concepto nuevo, inmediatamente quiere saber más. Le pedí una fragancia inspirada en un acantilado de Devon y viajamos por toda Gran Bretaña construyendo historias y buscando inspiración”, dice Roux.

La perfumista es el contrapunto ideal al minimalismo intelectual del que algunos acusan a su predecesor. “Creo que dará un nuevo estilo a Hermès, menos refinado que el del gran Jean-Claude Ellena. Ella es una de las mejores. Estoy encantado de verla hacerse cargo de una empresa que le proporcionará el tiempo y el dinero para crear magníficas fragancias”, respondía a través de un correo electrónico Luca Turin, coautor del libro Perfumes: The A-Z Guide (Profile Books), considerado la biblia para los amantes del sector.

Hermès insiste en que Nagel tiene carta blanca, pero es evidente la responsabilidad que acompaña al relevo. “Comprarse un ­bolso de Hermès solo es posible para una minoría, mientras que un perfume de la casa transporta en sus gotas la ilusión de que se penetra en ese mundo sibarita. Su venta ­significa multiplicar por millones de frascos”, explica la periodista y escritora Lola Gavarrón, conferenciante habitual sobre este tema. Con Eau de Rhubarbe Écarlate, Nagel abre un nuevo capítulo en las memorias de la maison Hermès. Huele a escritura libre.

elpaissemanal@elpais.es

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