Cartas al director

El cambio climático

Pekín, la capital China, se levantaba hace unos días en alerta roja por contaminación. Es la primera alerta roja por contaminación de su historia. Hubo suspensión de circulación de vehículos particulares y camiones, suspensión de clases en los colegios y horarios flexibles para trabajadores de fábricas. Siendo evidente la gravedad del asunto, todavía había ciudadanos que se quejaban por la toma de estas medidas y llegaban a considerarlas “excesivas”. La concentración de partículas PM2,5[LETRA_INF][/LETRA_INF] llegaba a 274 microgramos por metro cúbico de aire, 10 veces más del máximo que la OM...

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Pekín, la capital China, se levantaba hace unos días en alerta roja por contaminación. Es la primera alerta roja por contaminación de su historia. Hubo suspensión de circulación de vehículos particulares y camiones, suspensión de clases en los colegios y horarios flexibles para trabajadores de fábricas. Siendo evidente la gravedad del asunto, todavía había ciudadanos que se quejaban por la toma de estas medidas y llegaban a considerarlas “excesivas”. La concentración de partículas PM2,5[LETRA_INF][/LETRA_INF] llegaba a 274 microgramos por metro cúbico de aire, 10 veces más del máximo que la OMS considera tolerable.

Pekín se convertía así en un mar de mascarillas; con personas que presentaban síntomas como tos, dolor de cabeza o picor en los ojos. Las imágenes que nos han retransmitido los medios de comunicación mostraban una ciudad apocalíptica. A pesar de todo, sé que cuando pase un poco de tiempo ya nadie se acordará de esto. Cumbres en París, promesas políticas de todos los partidos sobre la protección del medio ambiente y un largo etcétera. No miremos hacia otro lado y seamos conscientes de que es un problema que nos afecta a todos.— María José Mulet Rodríguez.

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