Cartas al director

La crisis griega

Alguien sorprendido me dice que Grecia va a preguntar a sus ciudadanos si quieren aceptar las condiciones de la UE y le comento que es normal porque allí nació la democracia. Ellos fueron los primeros. Tiene sentido. Lo que no tiene sentido es que Europa deje caer a uno de los suyos de este modo, entregándolo a Rusia o, peor aún, dando la razón a todos esos países que no quisieron nunca el euro y que ahora se frotan las manos. Y así el sueño europeo y todo el trabajo de estos años es enterrado bajo tierra por egoismo, falta de preparación y liderazgo, absoluta incapacidad para el diálogo y la ...

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Alguien sorprendido me dice que Grecia va a preguntar a sus ciudadanos si quieren aceptar las condiciones de la UE y le comento que es normal porque allí nació la democracia. Ellos fueron los primeros. Tiene sentido. Lo que no tiene sentido es que Europa deje caer a uno de los suyos de este modo, entregándolo a Rusia o, peor aún, dando la razón a todos esos países que no quisieron nunca el euro y que ahora se frotan las manos. Y así el sueño europeo y todo el trabajo de estos años es enterrado bajo tierra por egoismo, falta de preparación y liderazgo, absoluta incapacidad para el diálogo y la negociación de los que han gobernado estos últimos años Europa. La misma que ahora no sabe apreciar el sentido de una votación en Grecia o que simplemente es ya insensible ante la riqueza que trae las diferencias, el desencuentro y el encuentro. Hablamos del diálogo y el aprendizaje a través de él, algo básico de la cultura europea y que creo recordar que también nació en Grecia.— Natividad Lara-Cepeda. Tomelloso, Ciudad Real.

Tsipras somete a referéndum la decisión que atañe a todos los griegos. Parece un plan democrático, por la misma definición de la palabra “demos”. Y se dice que Tsipras rompe la baraja. ¿Ser democrático es “romper la baraja”? La democracia, ¿está fuera de lo correcto? Todo esto me sorprende profundamente y me pregunto quién gobierna realmente este mundo nominalmente democrático. ¿Quién es ese que ve como peligrosos los usos auténticos de la democracia? ¿Quién, si no el dictador, se erige en enemigo de la democracia? No deberíamos tolerar que se haga con el poder y espero que los griegos voten “no”.— José Belda Beneyto. Valencia.

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