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La codicia del vecino sin pozo

Mabilioni es un pueblo de Tanzania sin acceso a agua segura, mientras que las aldeas cercanas ya disfrutan de sus beneficios

Mabiioni es otro pueblo del mismo distrito de Same donde el agua potable aún no ha llegado. Sus tres mil habitantes deben caminar un kilómetro hasta el Pangani, el río más cercano.Lola Hierro
Las mujeres de Mabilioni utilizan el río Pangani como lavadora, ducha y grifo pese a que sus aguas suelen ser bastante turbias. De él recogen agua para las necesidades básicas del hogar, en él se bañan y lavan la ropa.Lola Hierro
La aldea de Mabilioni está perdida en medio de un árido desierto. Hace unos años, una ONG internacional construyó unos pozos para dotar a los vecinos de agua potable, pero una vez terminado el proyecto se dieron cuenta de que esta era demasiado salina y no apta para el consumo humano.Lola Hierro
La aldea de Emuguri se encuentra también situada en una zona desértica sin acceso a agua potable. Sus vecinos debían caminar 17 kilómetros montaña arriba para acceder al río más cercano.Lola Hierro
Neisujak Mesikana es una de las 350 habitantes de Emuguri. Tiene unos 75 años y recuerda bien las duras caminatas por la montaña. Ahora, aunque tiene que pagar por este recurso a la Oficina de Aguas del distrito, asegura que no le importa. "Antes el agua también tenía un coste en tiempo y desgaste físico".Lola Hierro
Los puntos de agua potable que se instalan en las aldeas masai son una de las razones por las que este pueblo nómada se va sedentarizando. Esto beneficia a los niños, que pueden acudir a la escuela durante todo el curso.Lola Hierro
Shamba Nkondo es técnico de mantenimiento de una entidad de agua y saneamiento de la comunidad de Njoro. Él se encarga de revisar a diario el enorme tanque con capacidad de 180 metros cúbicos que provee de agua a más de 6.000 personas. “Una vez en semana, recorro los ocho kilómetros de tubería soterradas para comprobar que no hay fugas ni averías”, explica.Lola Hierro
Gracias a la instalación de puntos de agua segura en las aldeas, las mujeres de las comunidades tienen más tiempo disponible para otras labores productivas como el cuidado del ganado o del hogar, la agricultura o los negocios, como esta mujer masai en el mercado de Magagau.Lola Hierro
Gracias a los puntos de agua limpia hay más agua para el ganado, que es el motor de la economía masai. Nómadas por naturaleza, comienzan a sedentarizarse porque allí tienen el agua asegurada. Solo los jóvenes marchan durante meses en busca de pastos fértiles para el ganado mientras que las mujeres y los niños se quedan en las aldeas.Lola Hierro
En Mabilioni, las consecuencias palpables de consumir agua sucia son las enfermedades de transmisión hídrica como diarreas, malaria, cólera o lombrices intestinales. Para aliviarlas hay que desplazarse hasta el dispensario médico del núcleo urbano más cercano, Hedaru, a nueve kilómetros.Lola Hierro
En Kuahiro no se ven colas en la fuente de agua de la plaza. Esto es una buena señal porque significa que todas las familias tienen la que necesitan. A mediodía, tan solo unos niños juegan a salpicarse.Lola Hierro