Cartas al director

Altamira, un proyecto multidisciplinar

En su edición del día 12 de marzo, se publica una carta al director de Pedro Saura en la que, sorprendentemente, por razones que aún desconozco, arremete contra mí y niega rotundamente cualquier participación mía en la ejecución de la réplica de la cueva de Altamira. Quisiera señalar que un proyecto multidisciplinar como fue la réplica de Altamira implica a muchas partes, por lo que no es en absoluto apropiado hablar de autoría, sino más bien de participación o de contribución al proyecto.

No recuerdo con exactitud en qué consistió la participación de Saura ni es este el momento para ha...

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En su edición del día 12 de marzo, se publica una carta al director de Pedro Saura en la que, sorprendentemente, por razones que aún desconozco, arremete contra mí y niega rotundamente cualquier participación mía en la ejecución de la réplica de la cueva de Altamira. Quisiera señalar que un proyecto multidisciplinar como fue la réplica de Altamira implica a muchas partes, por lo que no es en absoluto apropiado hablar de autoría, sino más bien de participación o de contribución al proyecto.

No recuerdo con exactitud en qué consistió la participación de Saura ni es este el momento para hablar de ello. En mi caso, como pueden atestiguar el resto de las partes implicadas, entre ellas el señor Sven Nebel, director de Tragacanto, empresa que construyó la réplica, mi contribución al proyecto fue doble: de una parte el diseño de toda la maquinaria controlada por ordenador necesaria para tallar digitalmente los volúmenes generales y los detalles del relieve de la réplica. Por otra parte, el diseño y la realización del software encargado de gestionar los datos topográficos recogidos por el IGN y trasladarlos a movimientos de estas máquinas que finalmente esculpieron la forma de la cueva.— Manuel Franquelo Lerín.

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