Editorial

Fuera de la lista negra

Bruselas acepta la mejora económica de España pero insiste en el riesgo de una deuda excesiva

La Comisión Europea ha retirado a España de la lista de países con desequilibrios económicos excesivos. Es decir, España ya no figura en el pelotón de los torpes de Europa, amenazados con sanciones por incumplir las variables económicas fundamentales. La economía española tiene desequilibrios, por supuesto, pero ya no están en la escala de excesivos. El papel de economías rezagadas se concede ahora a Italia, Eslovenia y Croacia. La situación italiana es particularmente inquietante porque no se cumplen los planes de austeridad anunciados y la inestabilidad política retrasa continuamente su pues...

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La Comisión Europea ha retirado a España de la lista de países con desequilibrios económicos excesivos. Es decir, España ya no figura en el pelotón de los torpes de Europa, amenazados con sanciones por incumplir las variables económicas fundamentales. La economía española tiene desequilibrios, por supuesto, pero ya no están en la escala de excesivos. El papel de economías rezagadas se concede ahora a Italia, Eslovenia y Croacia. La situación italiana es particularmente inquietante porque no se cumplen los planes de austeridad anunciados y la inestabilidad política retrasa continuamente su puesta en vigor.

En el caso de España, la Comisión sigue milimétricamente las pautas de análisis y acción que ha seguido hasta el momento. Por una parte, declara que el riesgo inherente a los desequilibrios excesivos ha concluido; pero por otra, recuerda el volumen excesivo de desempleo, mantiene las críticas a la reforma laboral que, en su opinión, debe intensificarse, y vuelve a denunciar el volumen excesivo de deuda. La receta tampoco varía de lo ya conocido: más rigor presupuestario y más reformas.

Es fácil interpretar las razones por las cuales la Comisión considera que España ya no necesita vigilancia extrema. Las expectativas de crecimiento han mejorado, la reforma bancaria está oficialmente cerrada —aunque con una secuela importante en el volumen de deuda— y la prima de riesgo se ha desplomado hasta niveles que permiten aventurar una correcta financiación pública en 2014 y 2015. El hecho de que la Comisión retire a España de la lista de rezagados contribuirá además a reforzar la confianza en sus finanzas públicas.

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Ahora bien, el problema es que ya no bastan las recomendaciones de rigor. El esfuerzo fiscal sostenido que se reclama para este año y el próximo no casan bien con la trayectoria del ajuste español en los tres últimos años, en los que no se han cumplido los objetivos de déficit, ni con la evidencia de que las políticas de restricción del gasto tienen sus limitaciones; llega un momento en que se agotan los márgenes de recorte, que el ajuste de empleo toca fondo y que lo oportuno es reactivar las economías. No basta con invocar en el papel reformas estructurales; es necesario coordinar las políticas económicas nacionales para que actúen aquellas que puedan tirar de las más rezagadas y pensar en estimulos a la inversión y el empleo; estímulos monetarios y presupuestarios, se entiende.

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