El arte de simular
He leído el artículo de Francesc Miralles sobre El arte de discutir (15 de diciembre de 2013). Todas las referencias y consejos que en él se realizan sobre cómo hacer de la discusión una fuente de soluciones en lugar de multiplicar los problemas dentro del ámbito personal e incluso laboral son muy interesantes y claras. Pero el comienzo del artículo, que hace referencia al ámbito de la política, me ha llevado a una reflexión tal vez discrepante con el enfoque.
El autor diferencia entre las ordenadas intervenciones en un Parlamento del norte con el vocerío y las salidas de tono ...
He leído el artículo de Francesc Miralles sobre El arte de discutir (15 de diciembre de 2013). Todas las referencias y consejos que en él se realizan sobre cómo hacer de la discusión una fuente de soluciones en lugar de multiplicar los problemas dentro del ámbito personal e incluso laboral son muy interesantes y claras. Pero el comienzo del artículo, que hace referencia al ámbito de la política, me ha llevado a una reflexión tal vez discrepante con el enfoque.
El autor diferencia entre las ordenadas intervenciones en un Parlamento del norte con el vocerío y las salidas de tono que abundan entre nuestros políticos, y considera que existe una carencia por no haber sido educados en el arte de disentir productivamente. Ignoro si nuestros políticos poseen o no estas aptitudes, pero creo que no tienen ningún interés en aplicarlas, ya que el problema es que la política ha dejado de ser un debate para construir soluciones y ha pasado a convertirse en una confrontación simulada para ganar elecciones. Y digo simulada porque creo que se hace una representación de cara a la galería para ocultar y no entrar en los problemas de fondo que no se quieren tratar por ningún bando y así poder mantener los privilegios, incluidos los suyos.