Cartas al director

El arte de la palabra

Los muchos lectores habituales de Juan José Millás frecuentemente llevamos siguiendo su obra desde hace décadas. Yo, como la mayoría, me enganché a sus escritos con la inolvidable El desorden de tu nombre, que comentaristas superficiales quisieron etiquetar como un producto más de lo que se dio en llamar la movida madrileña. Han pasado los años. Se pasó de movida a parálisis madrileña; pero Millás sigue siendo Millás. A lo largo del tiempo se ha ido puliendo su prosa y –sobre todo–profundizando el calado de sus reflexiones. De sus múltiples facetas como escritor es, ...

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Los muchos lectores habituales de Juan José Millás frecuentemente llevamos siguiendo su obra desde hace décadas. Yo, como la mayoría, me enganché a sus escritos con la inolvidable El desorden de tu nombre, que comentaristas superficiales quisieron etiquetar como un producto más de lo que se dio en llamar la movida madrileña. Han pasado los años. Se pasó de movida a parálisis madrileña; pero Millás sigue siendo Millás. A lo largo del tiempo se ha ido puliendo su prosa y –sobre todo–profundizando el calado de sus reflexiones. De sus múltiples facetas como escritor es, sin duda, la de periodista (con su peculiar visión caleidoscópica de la vida pública española) la que se ha perfeccionado más. Así, en su artículo Cuestión de porcentaje (El País Semanal de 6 de octubre), un tema difícil por ser tan delicado como escandaloso, es tratado con esa inteligente ironía con la que enfoca sus columnas literarias cristalizando cotidianamente pequeñas obras maestras.

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