Cartas al director

Patalear en voz alta

Madrid -

En El País Semanal del domingo 22 de septiembre me he enterado con desazón de que Javier Marías tira la toalla ante la inagotable carrera de muchos de nuestros compatriotas para convertir en polvo la más importante de las cualidades del hombre (¿debería decir del género humano?): nuestra capacidad de comunicarnos a través del lenguaje.

No creo que seamos pocos los que lo usamos constantemente para nuestro trabajo, aprendizaje y disfrute, y nos resistimos con fiereza a la lamentable manera de hablar y aún más de escribir que nos rodea con la sensación de ser atacados y encontrar...

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En El País Semanal del domingo 22 de septiembre me he enterado con desazón de que Javier Marías tira la toalla ante la inagotable carrera de muchos de nuestros compatriotas para convertir en polvo la más importante de las cualidades del hombre (¿debería decir del género humano?): nuestra capacidad de comunicarnos a través del lenguaje.

No creo que seamos pocos los que lo usamos constantemente para nuestro trabajo, aprendizaje y disfrute, y nos resistimos con fiereza a la lamentable manera de hablar y aún más de escribir que nos rodea con la sensación de ser atacados y encontrarnos inermes. Por eso es necesario, imprescindible, que quienes como él tienen abierta una ventana y pueden patalear en voz alta y que se les oiga (un verbo que, paradójicamente, está desapareciendo en favor de “escuchar”, cuando cada vez se escucha menos) sigan en la pelea.

Nuestros políticos no saben hablar; casi ni saben leer; nuestros periodistas no tienen el menor sentido de su responsabilidad como comunicadores y son los primeros en pisotear la lengua con saña. ¡Ni me atrevo a referirme a su “cultura general”! No nos abandone, por favor, señor Marías.

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