Cartas al director

Buscando una oportunidad laboral

Llevo 10 meses enseñando español en la Universidad de las Tres Gargantas, en Yichang (China), con un sueldo de 4.000 yuanes/mes (unos quinientos euros). Hasta aquí he venido en busca de una oportunidad laboral que ni con mi carrera ni mis dos másteres ni mis idiomas he sido capaz de encontrar en España.

A mis familiares y amigos les cuento que, en general, las cosas marchan bien por aquí. Pero hay cosas que uno trata de evitar contar a los que le quieren. Las continuas diarreas, por ejemplo. Las diarreas no son la parte de la aventura que uno cuenta. Uno suele callarse que, a veces, se ...

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Llevo 10 meses enseñando español en la Universidad de las Tres Gargantas, en Yichang (China), con un sueldo de 4.000 yuanes/mes (unos quinientos euros). Hasta aquí he venido en busca de una oportunidad laboral que ni con mi carrera ni mis dos másteres ni mis idiomas he sido capaz de encontrar en España.

A mis familiares y amigos les cuento que, en general, las cosas marchan bien por aquí. Pero hay cosas que uno trata de evitar contar a los que le quieren. Las continuas diarreas, por ejemplo. Las diarreas no son la parte de la aventura que uno cuenta. Uno suele callarse que, a veces, se siente terriblemente lejos o terriblemente solo o que no aguanta las ganas de besar a quien dejó atrás. La parte fea no se cuenta. Uno, claro, prefiere hablar de “aventura” antes que de “exilio”. Uno no le cuenta a los otros que, por momentos, es imposible quitarse la sensación de que estar aquí es un paréntesis forzado en la vida: algo que haces mientras esperas a que te pasen cosas mejores. Es la otra cara de la “aventura” del que se va: esos momentos de tristeza o de tragedia que la hacen humana y verdadera.— Salva G. Barranco.

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