Editorial

La buena noticia

Un pacto para actuar juntos en Europa no es partidismo, sino objetivo de España como país

España saldrá de la crisis cuando la política de austeridad implantada por las economías fuertes de Europa se equilibre con políticas de crecimiento. Por eso es positivo el pacto entre el PP y el PSOE sobre la posición ante la próxima Cumbre de la UE: porque deja claro que no se trata de demandas partidistas, sino de objetivos de España como país. Y todavía sería mejor si lo apoyaran más fuerzas. La gestión política del acuerdo ha dejado un regusto de confusión respecto a los nacionalistas y UPyD, que se sienten ninguneados por los dos grandes. Quedan días para tratar de que se incorporen; y n...

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España saldrá de la crisis cuando la política de austeridad implantada por las economías fuertes de Europa se equilibre con políticas de crecimiento. Por eso es positivo el pacto entre el PP y el PSOE sobre la posición ante la próxima Cumbre de la UE: porque deja claro que no se trata de demandas partidistas, sino de objetivos de España como país. Y todavía sería mejor si lo apoyaran más fuerzas. La gestión política del acuerdo ha dejado un regusto de confusión respecto a los nacionalistas y UPyD, que se sienten ninguneados por los dos grandes. Quedan días para tratar de que se incorporen; y no sería ocioso que Izquierda Unida reconsiderase su negativa a un texto en el que su líder dice ver conceptos “neoliberales”.

Lo importante es que Mariano Rajoy discuta con los demás jefes de Estado y de Gobierno la forma de obtener recursos indispensables para la economía española. A ese efecto le viene bien presentarse ante sus pares con el mayor respaldo interno posible. Y tan importante es acumular fuerzas para convencer a los que desconfían de los estímulos al crecimiento como para lograr de nuestros socios la urgente apertura del grifo de la liquidez.

Es cierto que no conviene engañarse: la reclamación española es de mínimos, tal como se plasma en el documento presentado por el PP y el PSOE al Congreso de los Diputados, pero no están garantizados. Uno de sus puntos consiste en instar al Banco Central Europeo (BCE) a que reduzca la dureza de las condiciones en que se financian las empresas y la deuda soberana de España. Por paradójico que pueda parecer, incluso nuestra contribución a los rescates (9% a cada uno de ellos) se financia a precios mucho más caros de los que paga Alemania. En el camino de la Cumbre europea se ha cruzado la intervención del Tribunal Constitucional alemán y su escrutinio de uno de los planes del BCE para facilitar liquidez. En todo caso, España debe fortalecer el consenso en torno al objetivo de reducir el coste de la financiación.

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Otro asunto capital es que se incremente el volumen de fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para pequeñas y medianas empresas. El BEI fue capitalizado con 10.000 millones hace un año, pero de poco sirve tenerlos sin gastarlos. Ese punto se suma al desbloqueo de fondos comunitarios para un muy necesario plan de empleo juvenil.

La sociedad española precisa de más pactos en asuntos fundamentales. Mayorías y minorías disponen de ancho campo para la competencia política sin necesidad de recurrir a tacticismos exagerados o cálculos electoralistas. Carece de sentido que PP y PSOE pretendan capitalizar lo que todavía no se ha obtenido, ni tampoco lo tiene el desprecio exhibido por algunas minorías hacia la iniciativa bipartidista. Esos enfoques son politiquerías poco compatibles con la dureza de la discusión entre 27 socios de la UE, de la que forman parte tanto los protagonistas del pacto como los que se dicen al margen del mismo.

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