Trabajar en el ‘big data’: “Nunca he tenido que echar currículum, las ofertas me han llegado solas”
El sector de los macrodatos está en auge y en busca de ingenieros, analistas o científicos
Parece mentira, pero existe un sector sin paro con los mejores sueldos en España. Es el área tecnológica y, dentro de ella, hay una especialización que está en auge: el big data. Esta industria recopila, almacena y analiza el reguero de datos que generamos cada segundo, ya sea al subir una foto a Instagram o buscar dónde cenar. Detrás de cada gesto que hacemos hay un equipo especializ...
Parece mentira, pero existe un sector sin paro con los mejores sueldos en España. Es el área tecnológica y, dentro de ella, hay una especialización que está en auge: el big data. Esta industria recopila, almacena y analiza el reguero de datos que generamos cada segundo, ya sea al subir una foto a Instagram o buscar dónde cenar. Detrás de cada gesto que hacemos hay un equipo especializado en macrodatos que se dedica a estudiar nuestras preferencias, tendencias y perfiles. Son ingenieros, científicos, programadores o analistas. Todos los trabajadores de este sector entrevistados coinciden en una afirmación: las oportunidades en el big data abundan. “Yo nunca he tenido que echar currículum, las ofertas me han llegado solas”, asegura Daniel Castro Chinco, ingeniero de macrodatos. Tal es el auge de la industria que la agenda de transformación digital del Gobierno incluye como prioridad que el porcentaje de empresas que utilizan el big data crezca 10 puntos, hasta el 25%, durante los próximos cinco años. Aquí, un repaso de algunas oportunidades dentro del sector.
Ingeniero de macrodatos
Daniel Castro Chinco, de 28 años, es graduado en Ingeniería informática por la Universidad de Sevilla. Descubrió su pasión por los macrodatos cuando en su primer trabajo como diseñador web le encargaron un proyecto con técnicas de big data. Decidió especializarse en ello e hizo un máster en Ciencia de datos y big data, también en la Universidad de Sevilla. En marzo de 2021 lo contrataron como ingeniero de big data en Plexus Tech, una compañía de software especializada en consultoría y datos. Castro se encarga de recopilar, procesar y ordenar todos los datos que maneja su empresa “para que otro departamento pueda cogerlos y hacer lo que necesiten con ellos”, ya sea montar una estrategia de marketing o un análisis de negocio, explica.
Según el joven profesional, una persona en su puesto debe “ser curioso”, tener “capacidad analítica” y “ser capaz de encontrar patrones en los datos”. Además, las compañías buscan perfiles técnicos y matemáticos, como el suyo. Desde que hizo la especialización, Castro nunca ha tenido que buscar empleo. Las ofertas le llegan de las propias compañías, que encuentran su perfil de LinkedIn y contactan con él. “Hay mucho más trabajo que gente y encima con muy buenas condiciones”, sintetiza.
Científica de datos
Inés Rodríguez García, de 24 años, estudió biotecnología en la Universidad Politécnica de Madrid. Durante su carrera siempre le inculcaron que la única salida laboral que tenía era trabajar en un laboratorio, pero ella sabía que eso nunca la llenaría. Descartó ese camino e hizo un máster en Bioinformática aplicada a la salud en la Escuela Nacional de Sanidad: “Allí me di cuenta de que a mí al final lo que me gustaba era cacharrear con los números, con el ordenador y la programación”, dice. Ahora es científica de datos en una compañía multinacional especializada en la tecnología de información de salud e investigación clínica.
Su día a día consiste en recopilar datos de hospitales para entender cómo ha sido atendido cada paciente desde que entra al centro hasta que sale. Estos datos incluyen la edad, el sexo, o el diagnóstico de cada ingresado. “Con esta información lo que pretendemos es que el hospital pueda mejorar su gestión. Por ejemplo, reducir los tiempos de espera o reducir la mortalidad”, explica. Rodríguez sabe que “no tenía la formación idónea para trabajar en este mundo” porque los científicos de datos suelen ser estadísticos o ingenieros. Aun así, lleva un año en este sector y reconoce que cada vez se necesitan más perfiles especializados en macrodatos “porque al final no es solo que se genere información, sino que seamos capaces de almacenarla para posteriormente analizarla y utilizarla para hacer proyecciones”, asegura.
Analista de datos
Javier Pérez Lafuente estudió Derecho y ADE en la Universidad de Zaragoza y empezó a trabajar en Smartme Analytics en 2017, en un puesto de marketing. Al poco tiempo se interesó por aprender más sobre los datos que manejaba su empresa. “Me di cuenta muy rápidamente de que estaba muy cómodo con temas de big data y de que había mucho futuro en el sector, pero sabía que claramente me faltaba formación porque yo no me había preparado para eso”, dice. Sin embargo, no quería costearse un máster, así que decidió formarse por su propia cuenta. Se apuntó a cursos por internet, muchos de ellos incluso gratuitos.
Hoy, con 28 años, es analista de datos. Su trabajo consiste en sacar conclusiones de consumidores. Pone un ejemplo: “Digamos que hay un cliente que quiere saber cómo usar Instagram para conseguir que gente que no suele ver la tele lo haga. Yo cojo todos los datos que obtenemos de esa aplicación y los convierto en una información. Ya no es solo un dato, sino que lo entendemos y sabemos cómo utilizarlo para conseguir el fin que queremos”, explica. Pérez lleva cinco años en la misma empresa y no ha tenido que buscar otro puesto, pero le han llegado una docena de ofertas. “Me da bastante tranquilidad saber que hay tanta oportunidad”, reflexiona.
Ingeniera de soluciones
El puesto de Ana Manzanares Villarán, de 31 años, tiene un nombre curioso: Solutions engineer, o ingeniera de soluciones en castellano. “En realidad mi función es ser el enlace entre el cliente y mi empresa”, aclara. “Es un rol que además de ser técnico, tiene mucha exposición de cara al cliente: entender qué problemas tiene y cómo nuestra tecnología puede ayudar a solventarlos. No es un rol que necesite unos estudios específicos, sino que se busca a gente dinámica y flexible, con vocación comercial”, sintetiza. Desde el pasado febrero, Manzanares ocupa ese puesto en Carto, una compañía especializada en la geolocalización y datos. Ella es licenciada en Geografía por la Universidad de Sevilla, pero admite que siempre le han fascinado los datos y aprendió lenguajes de programación y software por su propia cuenta.
En Carto, Manzanares lleva todo tipo de proyectos a nivel nacional e internacional, pero disfruta sobre todo los que tienen que ver con sostenibilidad. Su trabajo consiste en primero tener una reunión con el cliente para entender lo que busca. Luego, lleva a cabo pruebas de concepto, lo que implica desarrollar una solución para el cliente a partir de los datos pertinentes. Estas soluciones suelen ser aplicaciones de móvil o de web. “De ahí se la presentamos al cliente, obtenemos su feedback [respuesta] y decidimos los siguientes pasos”, resume.
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