Christie’s y Sotheby’s: un duopolio del arte en horas bajas

Las dos casas de subastas dominan un mercado de 60.000 millones de euros, que deja atrás sus años récord y se adentra en una época de dudas y menores márgenes

El esqueleto del estegosaurio ‘Apex’ subastado en Sotheby´s por 45 millones de dólares.Nancy Kaszerman ( Zuma Press / Contacto)

Una de las imágenes que mejor trasladan la rivalidad entre las casas de subastas Christie’s y Sotheby’s es un tango. Hay momentos en los que uno de los bailarines ocupa el espacio del otro, a los pasos rápidos le suceden los lentos y, muchas veces, todo gira para terminar en idéntico lugar. Los ingresos del primer semestre de Christie’s evidencian esos ritmos ralentizados. Facturó 2.102 millones de dólares (unos 1.920 millones de euros), un 22% menos. Pese al descenso, Guillaume Cerr...

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Una de las imágenes que mejor trasladan la rivalidad entre las casas de subastas Christie’s y Sotheby’s es un tango. Hay momentos en los que uno de los bailarines ocupa el espacio del otro, a los pasos rápidos le suceden los lentos y, muchas veces, todo gira para terminar en idéntico lugar. Los ingresos del primer semestre de Christie’s evidencian esos ritmos ralentizados. Facturó 2.102 millones de dólares (unos 1.920 millones de euros), un 22% menos. Pese al descenso, Guillaume Cerruti, consejero delegado de la firma de pujas, utiliza la palabra “resiliencia” para sostener los resultados.

Pero el pasado evidencia la falta de sincronía. En 2022, Christie’s consiguió, gracias, sobre todo, a la venta de las colecciones de Thomas y Doris Ammann, Anne Bass y Hubert de Givenchy, alcanzar 3.700 millones de euros en ese semestre inicial. Comparados con los datos que se acaban de conocer supone una caída del 40%. Y, la empresa, al no cotizar, carece de la obligación de aportar sus números de ventas privadas. Un salvavidas en caso de brecha en el barco. Sólo comentan que se “mantienen en un nivel alto”. El consejero delegado de Sotheby’s, Charles Stewart, sostenía el pasado junio en Bloomberg que esta categoría rondaba, en su caso, los 1.500 millones de dólares.

Quizá no exista en toda la economía un duopolio más difícil de comparar. Christie’s es propiedad del magnate y coleccionista galo François Pinault, mientras Sotheby’s, —cumple estos meses 280 años— pertenece al empresario franco-israelí, Patrick Drahi, quien en 2019 desembolsó 3.700 millones de dólares. Por sorpresa, la semana pasada el fondo soberano de Abu Dabi entraba con una participación minoritaria. Un portavoz de Sotheby’s cuenta a El PAÍS que sus ingresos de mitad de ejercicio sumaron 2.340 millones de dólares. Un 11,3% más que su gran rival. Incluye 55 segmentos. Especialmente, arte, lujo, coches y propiedades inmobiliarias. El año pasado, Sotheby’s facturó 7.900 millones de dólares.

Aunque esos números seguro que no se alcanzarán en 2024. S&P Global Ratings ha rebajado la perspectiva del rating de la deuda de Sotheby’s de B a B- debido a “la tensión sobre la rentabilidad y la continuada caída del resultado bruto de explotación (ebitda)”. La compañía, con presencia en 150 países, lo sabe y arriesga en los márgenes. Ha reducido las comisiones que cobra a los compradores. Del 27% al 20%. En Londres, por ejemplo, sus precios son más bajos que Christie’s. Un 20% hasta los seis millones de libras y el 10% en piezas que superen esa cifra. “Y ya vemos un impacto positivo: fuerte demanda, altas tasas de venta y una mayor participación en subastas. El mes pasado vendimos un [fósil de] estegosaurio por 45 millones de dólares, diez veces su estimación”, resume un portavoz. Su rival no entra, por ahora, en esta estrategia. Mantiene, acorde con su web, tres tramos en la ciudad del Támesis. El 26% hasta 800.000 libras, un 21% entre 800.001 y 4.500.000, y a partir de ahí añade el 15% al precio de remate. Pese a todo, Christie’s defiende que son suyas seis de las diez obras más caras vendidas durante el primer semestre.

Sin embargo, ni siquiera dos empresas capaces de dominar un mercado de 65.000 millones de dólares pueden escapar de la incertidumbre geopolítica, la ralentización económica y el miedo al riesgo incluso de sus privilegiados clientes. Aun así, el mundo del arte enfría sus números pero jamás las ambiciones. La estrategia resulta sencilla: perseguir el dinero. Ahora se acumula entre los mares de Asia y el Pacífico: China continental, Singapur, Corea del Sur, Hong Kong. Christie’s inaugurará en septiembre su sede regional en el territorio semiautónomo chino. Un edificio (The Henderson) de cuatros pisos diseñado por el estudio de Zaha Hadid. La firma de François Pinault asegura “que en las ventas de primavera vendieron el 90% de los lotes” por unos 2.300 millones de dólares hongkoneses (270 millones de euros).

Batalla en Hong Kong

Sotheby’s también estrena local en la antigua colonia británica. Un emplazamiento entre una boutique y una galería de arte. La autodenominada Maison de la casa de subastas ofrece decenas de objetos exclusivos en dos pisos situados en el distrito del lujo. “Un espacio hecho a medida y que encapsula el ADN de nuestro crecimiento futuro”, resumen. También una evidencia de que Hong Kong todavía es el centro económico para ambas salas en Asia. El año pasado el negocio asiático trajo más de 1.000 millones de dólares por tercer año consecutivo al balance de Sotheby’s. Una apuesta bajo un viento de vidrio. Porque Anders Petterson —responsable de la consultora londinense ArtTactic— narra que las ventas en Hong Kong de la sesión nocturna (la más prominente) cayeron en general un 40% durante la primera mitad del año.

Pero esto ocurre con el dinero reciente, el antiguo reside en los destinos habituales. En octubre se inaugura, en la intersección de Avenue Matignon y Rue du Faubourg, el nuevo Sotheby’s París y en Nueva York comienza la construcción de su sede insignia en el emblemático edificio Breuer en Madison Avenue. Y la demografía está del lado de ambos rivales. La generación del milenio heredará la mayor cantidad de dinero de la historia. “El año pasado cerca de un 25% de nuestros postores pertenecía a la generación Z y millennials”, subrayan en Sotheby’s. “Tenemos cuatro veces más apasionados a este mundo de entre 20 y 30 años que hace cinco”. Ha llegado una nueva generación de coleccionistas que buscan desde arte ultra contemporáneo a óleos de Francis Bacon. La generación trofeo deja paso a jóvenes privilegiados que compran porque les gusta convivir con la rareza y el lujo.

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