La empresa manchega que ayuda a 5.000 bodegas a crear nuevos vinos

Agrovin está participada en un 40% por el fondo MCH Private Equity, factura 35 millones de euros y busca consolidar su expansión internacional

Varios empleados en las instalaciones de Agrovin donde se elabora el producto Ultrawine Perseo.Belén Muguiro Domínguez

Agrovin es una empresa con sede en Ciudad Real que lleva más de 60 años dedicada a dar soporte a las bodegas. Primero, como proveedores de maquinaria y después, tras más de medio siglo de recorrido, investigando desde la biología: “Tratamos de incorporar técnicas y máquinas que miren también al software del vino, a lo que hay debajo de cada proceso de elaboración”, explica el presidente de la compañía, Germán León. Si bien su origen es familiar —León es la segunda generación al mando...

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Agrovin es una empresa con sede en Ciudad Real que lleva más de 60 años dedicada a dar soporte a las bodegas. Primero, como proveedores de maquinaria y después, tras más de medio siglo de recorrido, investigando desde la biología: “Tratamos de incorporar técnicas y máquinas que miren también al software del vino, a lo que hay debajo de cada proceso de elaboración”, explica el presidente de la compañía, Germán León. Si bien su origen es familiar —León es la segunda generación al mando de la firma— desde julio de 2022 está participada en un 40% por el fondo de capital riesgo MCH Private Equity. “Nos ha dado una gran estabilidad a la hora de desarrollar y mantener la gestión de la empresa y nos está ayudando en la expansión internacional”, señala León.

Con 165 empleados, ocho delegaciones repartidas entre España y Portugal y filiales en Francia, Italia, Rumania y Estados Unidos, la compañía da servicio a 5.000 bodegas. “El vino es un producto muy vivo, que va evolucionando de acuerdo a los gustos”, explica el presidente de Agrovin. Así, la asistencia que proporcionan a cada bodega varía en función de las necesidades de cada una y de los nuevos escenarios que les ha impuesto la crisis medioambiental. “Una gran parte de nuestras investigaciones van destinadas a combatir los efectos del cambio climático en la uva”, explica. Un ejemplo es su proyecto Ultrawine Perseo, un sistema de ultrasonidos que ayuda a paliar los efectos de las altas temperaturas en el desfase de maduración de la uva. “Es una cámara que ayuda a equilibrar la maduración”, explica León. Utiliza ultrasonidos para extraer compuestos fenólicos de la uva reduciendo el tiempo de maceración.

Pero además de solventar los baches que se encuentran los productores, Agrovin trabaja en tecnología para crear nuevos vinos. En 2023 ha participado en un proyecto europeo denominado Bodega experimental junto con la Universidad de Murcia, la PTV (Plataforma Técnica del Vino) y una empresa griega de gestión de datos para investigar nuevas técnicas que mejoren la calidad de la producción y potencien la economía circular. “Es un proyecto de tres millones de euros con una subvención a fondo perdido de dos millones”. El presidente explica que supone una gran oportunidad tanto para ellos como para los productores: “La vendimia pasa muy rápido y muchas veces nuestros clientes no tienen tiempo de probar procesos innovadores para generar nuevos tipos de vino. Nosotros lo que queremos es hacer este tipo de ensayos con ellos”.

Desde Agrovin explican que las grandes bodegas tienen más margen para experimentar, pero no es el caso de los productores más pequeños y es ahí donde se encuentra su objetivo. “Podemos trabajar con sus uvas y proporcionarles incluso vinos para que puedan hacer test de mercado con los nuevos productos”.

Patentes

Sus servicios se van orientando según las necesidades que les plantean los bodegueros y como resultado de esas investigaciones, la compañía posee 38 patentes reconocidas y acumula una inversión en i+D alrededor de 35 millones en los últimos 10 años. “Los orígenes de la empresa están en los años cincuenta del siglo pasado, donde había una falta de información y también escasez de productos para solventar posibles problemas con el vino. Comenzamos ofreciendo ácidos básicos y luego hemos ido acompañando a los clientes e incorporando todas las tecnologías que han ido requiriendo durante todos estos años”.

Aunque León puntualiza que hablar de innovación no implica que se alteren los procesos naturales vinícolas: “Una cosa que me preguntan mucho es si el vino lleva mucha química. La respuesta es no. La única química son los sulfitos que se detallan en la etiqueta. Todo lo demás es natural”. La clave, explica, está en investigar y tratar de controlar la evolución del producto desde que se recolecta la uva hasta que se sirve el vino en la mesa.

Su nuevo accionista, el fondo MCH Private Equity, tiene experiencia en el sector agroalimentario español, ya que también participa en otras compañías como Brasmar (productos del mar congelados), Conservas Garavilla (Isabel, Cuca), Llusar (frutas), o Palacios (embutidos), entre otras. Para Germán León la entrada en el capital de Agrovin supone una oportunidad para estabilizarse y consolidar su expansión internacional. “Nosotros elegimos a MCH porque es un fondo que tiene unos objetivos parecidos a los nuestros y quiere desarrollar el proyecto”, argumenta. Las ventas de la sociedad dominante del grupo, Productos Agrovin, rozaron en 2022 los 35 millones de euros (un 11% más que en el ejercicio anterior), según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil de Ciudad Real, con un beneficio de casi 3,3 millones.

“Actualmente, el 75% de nuestras ventas son en España, pero el desafío y la oportunidad es poder ir equilibrando con la parte internacional”, explica el presidente. Según la Estrategia del sector Vitivinícola español 2022-2027, elaborada por KPMG para la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), el objetivo a medio plazo del sector es consolidar el mercado español como un referente vitivinícola mundial. En el plan se establece que España eleve sus exportaciones de vino un 40% hasta los 4.300 millones de euros en 2027.

Con respecto al mercado interno, el objetivo es que las ventas de vino crezcan al 3% anual entre 2022 y 2027, aumentando la facturación desde los 2.300 millones de euros que se registraron en 2021 a los 3.700 millones previstos en 2027. Y es precisamente esta ola la que quieren aprovechar en la compañía: “Si los libros ponen que hay que internacionalizar, lo hacemos, pero para conseguirlo hay que ofrecer al mercado valor añadido”, concluye León.

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