Azkoyen crece mediante adquisiciones

La compañía navarra dispara su facturación e investiga cómo añadir tecnología a sus máquinas de ‘vending’

Juan Jose Suárez, presidente no ejecutivo del grupo Azcoyen, en las oficinas de la compañía en Madrid.Jaime Villanueva

Un chicle, unas patatas fritas o un café a cambio de unas cuantas monedas. Son tan comunes que los europeos no se dan cuenta de que viven rodeados de máquinas expendedoras. Suman cuatro millones, según la European Vending Association, que generan unas ventas de 16.000 millones de euros cada año. La mayoría sirve con precisión rutinaria bebidas calientes y frías. Detrás, gestionando estos muebles metálicos, hay unas 10.000 empresas y 80.000 trabajadores que se encargan de producir...

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Un chicle, unas patatas fritas o un café a cambio de unas cuantas monedas. Son tan comunes que los europeos no se dan cuenta de que viven rodeados de máquinas expendedoras. Suman cuatro millones, según la European Vending Association, que generan unas ventas de 16.000 millones de euros cada año. La mayoría sirve con precisión rutinaria bebidas calientes y frías. Detrás, gestionando estos muebles metálicos, hay unas 10.000 empresas y 80.000 trabajadores que se encargan de producir, distribuir, operar y mantener la red.

En España el grupo más importante, Azkoyen, suele pasar inadvertido en Bolsa porque sus acciones, al menos en los últimos años, apenas oscilan al alza o a la baja. La compañía navarra fundada en 1945 por el emprendedor Martín Luis Troyas para construir maquinaria agrícola, sin embargo, enfila los 80 años de vida en bastante buena forma a juzgar por los últimos resultados. Pasó de facturar 131 millones a 170 el año pasado, con un beneficio de 15 millones. Todo creció —incluidos los precios de sus productos—, según describe en un luminoso despacho cercano a la Gran Vía madrileña su presidente no ejecutivo, Juan José Suárez Alecha.

Ocurrieron varias cosas para que esto sucediese. Por un lado compraron la barcelonesa Ascaso por 17 millones, una empresa familiar que fabrica artesanalmente máquinas de café de acero inoxidable. También cerraron la adquisición de la empresa letona Vendom por otros 9,5 millones, que les ofrece todo lo contrario a la tradición: tecnología, soluciones de pago digitales y telemetría. Vendom cuenta con unas 45.000 máquinas conectadas en 82 países.

“Del crecimiento en facturación, un 5% viene de las adquisiciones y el otro 18% es crecimiento orgánico”, detalla el presidente. El resultado de explotación, de 28 millones, avanzó incluso más que las ventas. Aunque ambas compras, añade Suárez, están sujetas a unos mecanismos de ajuste de precio si durante los próximos tres años se cumplen ciertos objetivos, de modo que la factura por ellas podría sumar otros ocho millones de euros más.

Azkoyen tiene tres divisiones: café y vending, pagos y tecnología, y sistemas de seguridad. Las máquinas de vending les reportan los mayores ingresos, unos 65 millones. De las máquinas de pagos, que utilizan miles de comercios de todo tipo, obtienen 50 millones y el resto depende de la actividad de seguridad (sistemas de acceso y control de tiempo como los que hay en empresas o aeropuertos).

Las dos primeras divisiones, más propias del ADN con el que ha crecido la empresa, compiten en el mercado gracias, dicen, a su gran apuesta en investigación. En febrero, el estudio anual de la Comisión Europea The 2022 EU Industrial R&D Investment Scoreboard la destacaba como una de las 20 empresas españolas que más innovan, con 59 registros de patentes en activo y 27 nuevos productos lanzados en los últimos tres años. “El 15% de nuestras personas están dedicadas a ello, el año pasado invertimos 12 millones”.

Uno de sus inventos, por ejemplo, es una tecnología que permite reconstituir la leche en polvo “transformándola en leche fresca de alta calidad”. Con microinyección de aire añaden al café una espuma más sedosa. De esta manera consiguen, según su presidente, mejorar el negocio de los operadores a los que les venden sus máquinas, que son sus verdaderos clientes —porque, al no tener que trasladar leche fresca mejoran la logística, y los aparatos no necesitan una limpieza tan exigente—. Otras de sus máquinas de café incorporan filtros que permiten utilizar agua corriente y fomentan que los usuarios lleven sus propias tazas o vasos para recoger bebidas.

Cobros automáticos

Hace un par de meses también presentaron nuevas aplicaciones de lo que llaman Cashlogy, una máquina que automatiza los cobros en un negocio. El aparato registra el importe de cada venta y, al mismo tiempo, valida y cuenta el dinero introducido, almacenando o devolviendo el cambio correcto. “Al final del día le das al botón y la caja cuadra sola”, resume Juan José Suárez. El año pasado distribuyeron 3.500 dispositivos y este año esperan que sean 4.000.

En una encuesta europea realizada el año pasado a las empresas del ramo, el 87% admitía haber notado el impacto de la inflación de materias primas y un 75% decía haber trasladado a sus precios esas subidas. En Azkoyen se ha notado el encarecimiento de los costes. “Ha subido todo: en compras de componentes electrónicos nos han puesto las cosas difíciles por el precio y la escasez. Ha subido el acero, que llevan las carcasas, el plástico, la mano de obra”, enumera el presidente. Asegura que no han trasladado del todo esos incrementos. Para este año, que ha arrancado a buen ritmo en ventas, esperan crecer en todas sus divisiones a dos dígitos.

Más allá de lo que ocurra este año, en Azkoyen se ven a sí mismos como una empresa cada vez más tecnológica, con un parque creciente de máquinas que cuentan con dispositivos que las conectan a internet, de modo que los operadores que las explotan pueden, por ejemplo, saber si alguna está fallando, a qué temperatura sirven el café o la presión. En la parte de seguridad, esperan pasar de ser un operador que hace proyectos a medida para cada cliente a lanzar herramientas que permitan escalar el negocio.


Una empresa de familias

Más que una empresa familiar, Azkoyen es una empresa de familias con un consejo de administración integrado por nueve personas. Todo nace del holding Berkelium, del grupo Inverlasa, que tiene básicamente dos ramas de negocios: una dedicada a la automoción, que hace pastillas de frenos (Icer y Sigma Brakes), y la de máquinas representada por Azkoyen. Inverlasa, propiedad de Víctor Ruiz y Rosario Lafita, tiene el 29% de Azkoyen (con dos puestos en el consejo ocupados por Víctor Ruiz y su hija Ana Ruiz Lafita, además del presidente, Juan José Suárez). Berkelium está representado en el órgano de administración por Eduardo Unzu, su consejero delegado. La asturiana Carolina Masaveu tiene otro 10% (su esposo, Diego Fontán, la representa en el consejo). Las hijas de Luis Troyas, el fundador de Azkoyen, cuentan con otro 5% (su puesto en el consejo lo ocupa Arturo Leyte, catedrático de Filosofía de la Universidad de Vigo). El resto de las sillas están ocupadas por independientes. 

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