El nuevo liderazgo en la era digital
EL PAÍS y Liberty Seguros organizaron un encuentro sobre las claves del desarrollo tecnológico en las empresas
Ser un buen líder en la era digital significa bailar siempre un tango delicado. Mientras que el cambio tecnológico va con un pie por delante, marcando el compás, los dirigentes de las organizaciones tienden a estar un poco por detrás, con algo de vértigo por dar un paso equivocado. Mantener el ritmo no es sencillo. Se requiere de mucha dedicación, compromiso y de perder el miedo a lo nuevo, aquello que el economista Joseph Schumpeter denominó “destrucción creativa”, es decir, a derrumbar las estructuras antiguas y crear constantemente nuevas. Y para ello es necesario que los líderes de un equi...
Ser un buen líder en la era digital significa bailar siempre un tango delicado. Mientras que el cambio tecnológico va con un pie por delante, marcando el compás, los dirigentes de las organizaciones tienden a estar un poco por detrás, con algo de vértigo por dar un paso equivocado. Mantener el ritmo no es sencillo. Se requiere de mucha dedicación, compromiso y de perder el miedo a lo nuevo, aquello que el economista Joseph Schumpeter denominó “destrucción creativa”, es decir, a derrumbar las estructuras antiguas y crear constantemente nuevas. Y para ello es necesario que los líderes de un equipo estén abiertos a los cambios, que pongan atención a las tendencias de afuera y a lo que sucede en las tripas de su organización, que escuchen y sean empáticos con sus colaboradores. Sobre todo, es imprescindible que aprendan a ser flexibles para moverse a medida que avanza la música que impone la época.
Porque si algo hemos aprendido de lo que va de este siglo es que el escenario y la melodía nunca son los mismos. Nada es seguro. La inestabilidad es la constante. Para muestra, varios botones. De una crisis económica hemos pasado a otra. De una pandemia hemos saltado a una guerra. “Nos llegan problemas que nos parecen venidos de otro tiempo, de otro lugar”, dijo Jorge Barrero, director general de la Fundación Cotec para la Innovación, en un encuentro organizado por EL PAÍS y Liberty Seguros y celebrado el pasado lunes en Madrid. En medio de todo esto, un tsunami de cambios tecnológicos ha bañado a toda la economía. Nadie se ha salvado. Hoy nos movemos a través de las pantallas, la automatización se ha convertido en un objetivo para varios procesos productivos y la inteligencia artificial nos viene en forma de asistentes de voz.
“Las crisis aceleran los procesos históricos”, comentó Silvia Leal, doctora en Sociología, experta en tecnología y transformación. Y en esas está el mundo. El reto de las compañías es poder encarar toda la coyuntura con una buena estrategia y adelantarse a lo que nos viene por delante. “Lo más importante es tener una organización ágil, capaz de reaccionar y de responder a ese contexto cambiante”, resaltó Juan Miguel Estallo, consejero delegado de Liberty Seguros para España, Irlanda y Portugal, durante el evento titulado Nuevos liderazgos y estructuras: Claves para el desarrollo del talento en las organizaciones.
La receta del líder en esta era digital no es única. Sin embargo, hay algunos ingredientes que comparten las organizaciones y que dejan buenos resultados. Uno de ellos es el empoderamiento del empleado, que hoy exige nuevas condiciones: horarios flexibles, trabajo a distancia, que se le tome en cuenta en las decisiones importantes, mayor conciliación familiar, formación y un espacio inclusivo. “El liderazgo se refleja cuando las personas se ponen en el centro”, dijo Estallo. “Hay que escucharles, que se sientan responsables, porque al final la gente se siente comprometida en la medida en que son responsables de lo que ocurre en sus organizaciones”, añadió.
Cuando los trabajadores están en la misma mesa de los directivos del equipo, se comparten experiencias y conocimientos. Las estructuras jerárquicas y de control se transforman y en su lugar quedan lazos comunicativos. La escucha y la transparencia son cada vez más relevantes, explicó Susana Entero, directora general de Kellogg’s Iberia, durante su turno de intervención. “En Kellogg’s hay una cultura de compartir las cosas. Cuando vemos que hay un área de mejora, trabajamos en equipo para buscar una solución. No es el comité de dirección como tal el que dice cómo se hace, sino que escuchamos e involucramos a diferentes miembros de la empresa”.
“Si estás en una organización que te deja proponer, te vas a sentir mucho más involucrado”, destacó Carmen Alonso, directora de Nuevas Formas de Pago en Visa en el sur de Europa Visa. Eso es lo que ocurre dentro de esta compañía de servicios financieros. “Tenemos una empresa muy matricial que conecta a mucha gente”, detalló. Así que cuando se tiene que tomar una decisión, se le pregunta a varias personas, se genera un consenso, se exponen los problemas y se aportan soluciones, dijo. “Luego, el resultado es muchísimo mejor, porque hay nuevas ideas”.
Cuestionarse todo
La clave de todo esto no está solo en sugerir, sino en cuestionar, de acuerdo con Leal. “Hay una figura muy interesante: la del corporate hacker, que te revuelve con conocimiento, te cuestiona y te permite ver esas ideas que no se habían puesto encima de la mesa”, señaló. Muchas veces, según la experta, este tipo de figuras no se promueve porque hay ocasiones en que la incertidumbre es tan grande, como ahora, que muchos líderes sienten temor a ser cuestionados. Es allí cuando se aparca a este proceso de innovación. “La innovación es todo cambio basado en el conocimiento que aporta valor…”, afirmó Barrero. “No confundir con la tecnología, que es una caja de herramientas maravillosa y cada vez más grande”.
Las organizaciones que escuchan las ideas de sus empleados, además, son cada vez más atractivas en el mundo laboral. “La gente no quiere trabajar para compañías con las que no se siente identificada”, recalcó Estallo. Las personas buscan esa relación fuerte con la empresa, dice el directivo de la aseguradora, pero a su vez vela por su independencia de la vida personal. Que el trabajo se adapte a su estilo de vida y no al revés. “Muchísima gente no está dispuesta a hacerlo todo por la empresa”. También, el talento busca sitios más incluyentes (no solo en temas de género, sino de diversidad sexual) y una red de personas en las que pueda apoyarse en momentos difíciles, como cuando se sufre de algún problema relacionado con la salud mental, causados por el desgaste profesional, destacó la representante de Kellogg’s. “Cuando al talento de afuera le presentas tu compañía por dentro, no solo la marca, sino el equipo y la amplitud de miras, vienen encantados”, agregó Entero.
Pero no todos los trabajadores ni todas las empresas están teniendo la oportunidad de elegir su futuro en un mundo cada vez más digital. El progreso y el avance tecnológico se está dando de forma desigual en la sociedad, recordó Barrero. Mientras la élite de la sociedad y aquellas personas y organizaciones con muchas mejores capacidades están aprovechando la ola de innovación que hay en el mundo, muchas otras se están quedando atrás. “No estamos siendo capaces de lograr que esta revolución tecnológica nos lleve a un mundo menos desigual”, dijo el representante de Cotec. “Ese es el gran problema de nuestra civilización”, concluyó.