Atípico equinoccio para la Fed

Los futuros ya descuentan que, para marzo de 2023, la Reserva Federal situará los tipos de interés en el 4,5%

Jerome Powell habla el 26 de agosto con otros dos participantes en la reunión anual de Jackson Hole.Amber Baesler (AP)

Esta semana, coincidiendo con la reunión de la Fed, el sol se situará sobre el ecuador del planeta Tierra marcando el equinoccio de Otoño, uno de los dos únicos momentos del año en que la noche tendrá exactamente la misma duración que el día, 12 horas. A partir de entonces, el hemisferio norte se irá inclinando cada vez más lejos del sol y recibirá sus rayos en un ángulo más pronunciado, lo que, de manera paulatina y hasta m...

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Esta semana, coincidiendo con la reunión de la Fed, el sol se situará sobre el ecuador del planeta Tierra marcando el equinoccio de Otoño, uno de los dos únicos momentos del año en que la noche tendrá exactamente la misma duración que el día, 12 horas. A partir de entonces, el hemisferio norte se irá inclinando cada vez más lejos del sol y recibirá sus rayos en un ángulo más pronunciado, lo que, de manera paulatina y hasta marzo, dará lugar a días más oscuros y a condiciones climatológicas más frías, propias del invierno.

En paralelo, la Reserva Federal abordará su propio equinoccio de normalización monetaria, con la banda alta de sus tipos oficiales en el 2,5%, justo en la neutralidad: precisamente en ese nivel en que los tipos de interés todavía no han comenzado a ser realmente restrictivos.

Dado que, en los últimos seis meses, la Fed ha implementado las mayores y más rápidas alzas de los últimos 50 años y ya está reduciendo su balance a un ritmo del 1% al mes, ¿podemos esperar una pausa relativamente rápida en su proceso de normalización monetaria?

Difícilmente, ya que aunque la tasa general de inflación ha marcado techo en EE UU —8,3% en agosto frente al 9,1% de junio—, durante los próximos meses primará la resiliencia de la inflación subyacente y el miedo a no volver a cometer los errores del pasado.

Esta misma semana ha quedado claro que los efectos de segunda ronda se están trasladando a los precios. La inflación subyacente aumentó un 6,3% empujada por los alquileres, un componente que pesa más del 30% de la cesta de la compra. Además, algunos indicadores relevantes que miden la perseverancia de los incrementos de precios, como el IPC mediano de la Fed de Cleveland, o el indicador de precios pegadizos de la Fed de Atlanta, alcanzaron sus máximos (7,2% y 6,1%, respectivamente).

La Reserva Federal tiene las manos atadas y debe proseguir con la retirada de estímulos. Powell lo dejó claro en Jackson Hole, advirtiendo que será necesario infligir “algo de dolor” durante un tiempo, en una clara alusión a enfriar la demanda incidiendo sobre el mercado laboral. En su mente sobrevuela el fantasma de Arthur Burns que, a comienzos de los años 70, precipitó bajadas de tipos de interés cuando la inflación no estaba totalmente “apagada” y el resultado fue nefasto.

El remedio a la inflación pasa por infligir una recesión moderada y la senda de subidas de tipos está escrita. Y no solo por los 50 puntos básicos que la Fed subirá esta semana. Los futuros ya descuentan que, para el próximo equinoccio, el de marzo de 2023, los tipos de interés se situarán en el 4,5%. Probablemente, el deterioro de la macro que vivamos para entonces obligue a la Fed a parar antes, en los entornos del 4%. Mientras, pensemos en la suerte que tenemos de vivir en la Tierra: en Urano los equinoccios son mucho más largos y los inviernos duran más de 20 años.


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