Los inversores dan otro voto de confianza a Japón
El mercado asiático ha causado muchas decepciones en las últimas décadas. Ahora vuelve a ponerse de moda gracias al nuevo Gobierno
Japón es desde hace 30 años la eterna promesa bursátil. Analistas y gestores recuerdan periódicamente que en el país, la tercera economía más rica del mundo, existen grandes y medianas empresas de alta calidad a precios atractivos (incluso baratos). En los últimos años, la aprobación de sus distintos programas de reconstrucción, su política monetaria flexible (que llegó a incluir la compra de fondos cotizados en acciones nacionales) o sus reformas para l...
Japón es desde hace 30 años la eterna promesa bursátil. Analistas y gestores recuerdan periódicamente que en el país, la tercera economía más rica del mundo, existen grandes y medianas empresas de alta calidad a precios atractivos (incluso baratos). En los últimos años, la aprobación de sus distintos programas de reconstrucción, su política monetaria flexible (que llegó a incluir la compra de fondos cotizados en acciones nacionales) o sus reformas para lograr mayor competitividad económica y también mayor transparencia en las compañías han dado esperanzas a un buen número de inversores internacionales. Sin embargo, todos estos argumentos se han quedado, más de una vez, en cantos de sirena.
Sus problemas demográficos —una población que no solo disminuye sino que cada vez está más envejecida—, de deflación (bajada de precios continuada), de falta de gobernanza en las empresas (modelos de gestión rígidos), de políticas de retribución a los accionistas no muy generosas… han pesado más en el ánimo de los inversores. Y, con ello, dado que los resultados no siempre han sido los deseados, se ha generado una cierta desconfianza respecto a su mercado bursátil. Tanto es así, como señala Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, que en su última encuesta solo el 12% de los inversores minoristas lo vieron como uno de los mejores destinos para su patrimonio.
La cuestión es que, en estas últimas semanas, Japón ha vuelto a ponerse de moda. Nuevos datos económicos, buenos resultados empresariales y nueva política. Esta vez, una gran mayoría de expertos confía en que se dibuje una también nueva historia para el mercado bursátil nipón. Por ahora, pese a los recortes de las últimas jornadas al extenderse el miedo por los efectos de la variante ómicron de la covid-19, así está siendo. Según los datos de la plataforma de análisis Morningstar, los fondos de renta variable de Japón (categoría capitalización flexible) y los especializados en pequeñas y medianas empresas acumulan en un año revalorizaciones que, en algunos casos, superan el 15%. En el caso de fondos de renta variable de gran capitalización, los rendimientos de algunos productos superan incluso el 25%.
Junichi Inoue, responsable de renta variable japonesa en Janus Henderson, se define como muy optimista. A su juicio, se ha abierto un nuevo ciclo de crecimiento económico en Japón, “en el que aún estamos en una etapa temprana”. En su opinión, esta etapa de bonanza puede ser más larga que las anteriores, “ya que hay mucho capital y oportunidades de inversión disponibles dadas las bajas valoraciones en el mercado”. No es solo, según explica, que los beneficios empresariales se estén recuperando más rápidamente de lo previsto, sino también que se espera que, gracias a esto, los inversores se vean compensados por unos dividendos más altos.
Para Leonardo Fernández, director del canal intermediario de Schroders, son varias las razones para creer “en la recuperación definitiva de Japón y ser bastante positivos al respecto”. Por un lado, explica, el nuevo Gobierno nipón de la mano de su primer ministro, Fumio Kishida, ha conseguido un respaldo mayor del esperado en las últimas elecciones (31 de octubre de 2021), lo que le permitirá sacar adelante sus reformas. Por otro, el nuevo plan de recuperación económica recientemente aprobado es, a juicio de Fernández, “diferente a los de anteriores ocasiones, al estar más centrado en hacer llegar a los ciudadanos dinero contante y sonante para las familias, sobre todo las más desfavorecidas o con hijos menores de 18 años, lo que beneficiará al consumo a corto plazo y muy especialmente a las empresas con sesgo doméstico”.
Por último, el experto de Schroders hace hincapié en que el ritmo de crecimiento de los beneficios empresariales es superior a las expectativas y asegura que “puede que 2021 sea un año histórico y esto todavía el mercado no lo ha puesto en precio”. De hecho, añade, mientras la Bolsa nipona tiene un PER (número de veces que el beneficio está contenido en la cotización) de 12 veces, este es de 13 o de 14 veces en los países emergentes de su entorno o de 20 veces en EE UU.
Por su parte, Aneeka Gupta, directora de análisis de WisdomTree, no solo destaca la mejora del panorama político o el aumento de los beneficios sobre todo en los sectores de bienes de capital, farmacéutico, inmobiliario y financiero, sino también que un yen débil como el actual apoya las exportaciones japonesas, lo que “proporcionará un adicional viento de cola positivo en los mercados de renta variable”.
Uno de los principales lastres de Japón ha sido en los últimos años la dificultad de algunas empresas de cambiar de “mentalidad”: hacerse más abiertas, más flexibles en su gestión, más transparentes e incluso más generosas en lo que a retribución al accionista se refiere. Para Carl Vine, de M&G Investments, este es un problema que, poco a poco, va solucionándose. Y explica que ya hay empresas que están llevando a cabo este cambio estructural para mejorar drásticamente su competitividad y su capacidad para lograr beneficios. “A medida que siguen aumentando las fusiones y adquisiciones en Japón, se está liberando el gran valor latente en las estructuras de costes duplicadas. En nuestra opinión, el mercado no es aún especialmente eficiente a la hora de valorar este tipo de cambios, por lo que consideramos que el conjunto de oportunidades en el país es particularmente propicio hoy en día”.
Cambio de cultura
Kazuyuki Terao, responsable de inversiones en Japón de Allianz Global Investors, incide en esta última idea. A su juicio, ya hay un conjunto de compañías (especialmente tecnológicas, financieras y automovilísticas) que tienen como objetivo alcanzar el mismo nivel de rentabilidad y eficiencia que las empresas globales. Desde su punto de vista, “ya han hecho esfuerzos al respecto y empiezan a ver sus logros y, como continuarán en esta senda, es posible que sean un nuevo motor para la recuperación definitiva del mercado de valores japonés”.
De todo lo anterior se deduce que el dibujo general para el mercado de valores nipón es más colorido que hace unos meses. Todos los expertos consultados son, sin embargo, conscientes de que puede haber, una vez más, borrones en esta nueva historia. Aunque señalan que, por ahora, no es preocupante porque el país lleva conviviendo con la deflación mucho tiempo, están atentos a la evolución de los precios de las materias primas, sobre todo energéticas, al ser Japón un importador neto de recursos. También, pero ya como el resto del mundo, de la evolución de la pandemia de la covid-19.