Los precios energéticos no dan tregua
Los expertos creen que la cotización del petróleo y el gas se mantendrá en el corto plazo con la llegada del invierno
El mundo vive pendiente de los mercados energéticos y de sus excesos. El petróleo Brent se cotiza a 86 dólares el barril, mientras el gas natural toca máximos históricos, en torno a los 100 euros el megavatio hora (MWh). Hace un año, con parte de la población mundial confinada, el gas rondaba los 15 euros y el crudo se movía en los 40 dólares. También el precio del carbón se ha doblado, arrastrando los combustibles fósiles a la mayoría de materias primas. Y pese al susto, tanto el ga...
El mundo vive pendiente de los mercados energéticos y de sus excesos. El petróleo Brent se cotiza a 86 dólares el barril, mientras el gas natural toca máximos históricos, en torno a los 100 euros el megavatio hora (MWh). Hace un año, con parte de la población mundial confinada, el gas rondaba los 15 euros y el crudo se movía en los 40 dólares. También el precio del carbón se ha doblado, arrastrando los combustibles fósiles a la mayoría de materias primas. Y pese al susto, tanto el gas como el petróleo aún están lejos de los máximos alcanzados en lo que va de siglo, advierte el matemático y experto en mercados Juan Ignacio Crespo.
En este espumoso escenario se alzan voces que vaticinan un precio del crudo por encima de los 100 dólares o que avisan de un invierno con cortes en la calefacción y una reducción en la producción industrial que ya se está viviendo en algunos sectores intensivos en energía. Mientras, los más agoreros pronostican el inicio de un periodo de estanflación (alta inflación sin crecimiento), aunque de momento solo se den fuertes subidas de los precios.
Seema Shah, estratega jefe de Principal Global Investors, desvela los porqués de esta crisis energética: “El deseo de ser verde ha llevado a Europa a desmantelar plantas de carbón, aumentando su dependencia del gas natural importado de Rusia. Al mismo tiempo, los propios esfuerzos de descarbonización de China han reducido la producción de carbón y aumentado las importaciones de energía. Si a esto le añadimos las temperaturas más frías del invierno, la decisión de la OPEP de restringir la producción y años de falta de inversión, tenemos los ingredientes para una crisis energética potencialmente duradera”, explica.
Una de las claves más importantes se encuentra en ese proceso de transición hacia las economías verdes: se invierte poco o nada en la extracción de petróleo y gas, mientras el dinero se dirige con ganas a las energías renovables. Carlos Losada, consejero delegado de Met Energía, explica que antes de la pandemia, Estados Unidos tenía 790 pozos de gas o petróleo activos y en julio de este año había 251. Ponerlos de nuevo en marcha tiene sus dificultades, incluso para volver a captar a los empleados despedidos. “Cuando el mercado detecta que los stocks de gas están bajando comienza la subida de los precios”, indica. En esta misma línea explica que el gasoducto ruso Nord Stream2, que va de Rusia a Alemania, se puede usar al 50% de su capacidad pero para superar ese porcentaje es necesario el visto bueno de las autoridades comunitarias.
Una posible solución sería importar gas de Estados Unidos, cuyo precio está a una cuarta parte del europeo, pero aquí el problema es de transporte, ya que es necesario someterlo a un proceso de licuefacción (pasar de gas a líquido). “El precio del gas a 100 euros el MWh no es sostenible a largo plazo. A partir de 20 euros, las empresas extractoras ya ganan dinero. Esto ha provocado un fuerte bandazo en los precios pero es difícil conocer cuál será su amplitud, cuánto tiempo durará”, explica el consejero delegado de Met Energía.
En un reciente informe, los analistas de Bank of America se muestran pesimistas sobre la capacidad de Rusia para abastecer toda la demanda del mercado europeo de gas. “El almacenamiento de Europa sigue siendo corto incluso con Nord Stream2 y el riesgo de un clima frío en invierno ha comenzado a reflejarse en más primas de precios incluso antes de la temporada de calefacción. Creemos que el plan de la rusa Gazprom de llenar el 50% de la capacidad de Nord Stream2 en este último trimestre del año solo aliviaría aproximadamente la mitad del déficit de inventario estacional de Europa”.
También desde Goldman Sachs ven precios altos en el gas para Europa hasta que se ajusten los flujos en el gasoducto ruso Nord Stream2. Desde el banco japonés MUFG prevén que “los precios del gas se mantendrán elevados durante el invierno (y por encima de los precios spot actuales), disminuyendo en el primer semestre de 2022 y normalizándose en el segundo semestre de 2022″.
¿Hasta qué punto la subida del gas ha forzado el encarecimiento del petróleo? Es frecuente apuntar al crudo como sustituto del gas natural, pero tiene sus matices. El petróleo comparte problemas con el gas como el cierre de pozos tras la paralización por la covid-19, pero además las grandes petroleras llevan años sin invertir decididamente debido a la transición hacia las energías verdes. Además la OPEP+ (más Rusia) vive días de acuerdos sin fisuras con un cuidado control de la producción para evitar inundar el mercado de crudo. En esta línea, un informe del banco japonés MUFG indica que “el déficit de petróleo que comenzó en junio de 2020, no se convertirá en un exceso de oferta hasta el segundo trimestre de 2022″. Por ello, pronostican que el Brent finalizará el cuarto trimestre de 2021 en 85 dólares el barril y el primer trimestre de 2022 en 82 dólares.
Subidas en cadena
Una visión que comparten desde Goldman Sachs. El banco sitúa el petróleo en 90 dólares hasta final de año: “El petróleo catalizará el próximo tramo de las materias primas al alza. Comenzó la crisis energética mundial con carbón, pasó al gas y ahora amenaza con exacerbar un petróleo ya escaso en el mercado”, explican.
Norbert Rücker, de Julius Baer, explica que a excepción de Oriente Próximo, “las centrales eléctricas alimentadas con petróleo han desaparecido en gran medida en las últimas décadas”. No son una alternativa directa al gas en la producción de energía, pero sí puede reemplazarlo en determinadas industrias. Además, se muestra optimista sobre el precio del crudo. “La actividad de perforación en EE UU se está expandiendo y el negocio del esquisto está volviendo a su antigua fortaleza, aunque más lentamente que en ciclos anteriores. Nos ceñimos a nuestra visión neutral del crudo y vemos el mercado en su punto máximo”.
Poco tiene que ver el mercado de gas con el del petróleo, según indica Carlos Losada. Aquí manda la OPEP+ que, pese a recibir presiones políticas, incluso desde la Casa Blanca, sigue sin discrepancias en mantener un crecimiento moderado de la producción. “Un punto de equilibrio pueden ser los 70 dólares el barril, ya que a partir de ese nivel empieza la producción de petróleo por el sistema de fracking en EE UU y fuerza la caída de precios”, explica.
Pero este experto va más allá y considera que los precios del petróleo podrían llegar hasta los 200 dólares el barril a cinco años vista. “Las grandes petroleras como BP, Total o Shell no están invirtiendo. Incluso una sentencia del Tribunal de la Haya obligó a Shell a reducir drásticamente sus inversiones. Así, mientras ellos dejan de producir, solo Europa tiene un plan de reducción de emisiones efecto invernadero, mientras que en África, Asia o EE UU son mucho más laxos. Se producirá escasez de crudo por falta de inversiones en unos años”, concluye Losada.