El Gobierno eleva un 8,5% el techo de gasto hasta los 212.000 millones para 2026
El Ejecutivo incluye por primera vez en el cuadro macroeconómico tres indicadores de pobreza y desigualdad, y mejora dos décimas su previsión de crecimiento para este año
El Gobierno ha anunciado este martes una subida del techo de gasto para las cuentas de 2026, hasta un récord de 212.026 millones de euros. La cifra supone contar con 16.673 millones más, un incremento del 8,5% respecto al ejercicio anterior. Si se tienen en cuenta los 4.151 millones previstos en fondos europeos, la cantidad se incrementa aún más, hasta los 216.177 millones. “Es un incremento significativo, pero también prudente, acorde con el cumplimiento de las reglas fiscales y de la reducción de déficit comprometidos”, subrayó la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. En ella, el Ejecutivo ha presentado la actualización del cuadro macroeconómico, que sirve también como primera piedra para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado.
El aumento del techo de gasto, un mecanismo que fija cuánto pueden subir los desembolsos del Estado y se calcula a partir del crecimiento previsto de los ingresos, ha llegado acompañado por una revisión al alza de la previsión de crecimiento económico, que pasa del 2,7% al 2,9%. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha confirmado así la cifra adelantada por EL PAÍS. El político extremeño ofreció además pistas de cómo está evolucionando la actividad en el cuarto trimestre, adelantando que los indicadores de alta frecuencia que manejan apuntan a un crecimiento del 0,6% o 0,7% en la recta final del presente curso. “Esto supone un efecto arrastre muy significativo para 2026. Si se diera empezaríamos ya con un 1,1% de crecimiento antes de empezar el año”, valoró.
Se trata de la tercera revisión acometida por el Ejecutivo este año. En febrero elevó en dos décimas, hasta el 2,6%, su previsión de avance del PIB, y en septiembre volvió a incrementarla, esta vez en una décima, al 2,7%. El Gobierno se alinea así con los guarismos que manejan organismos como el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea (2,9%), y se mantiene ligeramente por debajo de entidades como la Airef, BBVA Research y el Consejo de Economistas, todas ellas con expectativas de que la economía mejore un 3%.
Los datos más recientes ya hacían presagiar este movimiento. A finales de septiembre el Instituto Nacional de Estadística (INE) revisó al alza el PIB del segundo trimestre, que finalmente creció un 0,8% entre abril y junio, una décima más de lo esperado, ratificando así que España esquivó con nota uno de los trimestres más convulsos de los últimos tiempos, el que comenzó con Donald Trump agitando al aire las tablas de aranceles. En el tercero, en cambio, el avance fue más contenido, del 0,6%, una leve desaceleración que todavía no rompe la racha de nueve trimestres consecutivos creciendo al menos seis décimas.
La exposición de España a EE UU es menor a la de sus socios europeos, lo que ha contribuido a amortiguar el golpe geopolítico, aunque el sector exterior está impidiendo que la actividad se comporte aún mejor. Por contra, el aumento del consumo de los hogares, en un contexto de bum demográfico que ha hecho crecer la población en un millón de personas en apenas dos años —salvo sorpresa, España rebasará los 50 millones de habitantes en 2026—, ocupación récord, y caída del desempleo a niveles que no se veían desde hace casi dos décadas, está sosteniendo las cifras macro, y aupando a España al trono de economía avanzada que más crece por segundo año consecutivo.
A pesar del incierto contexto internacional, el Gobierno confía en que el crecimiento se mantendrá por encima del 2% en los tres próximos años (2,2% en 2026, y 2,1% en 2027 y 2028). Cuerpo insistió en que los datos micro no están desconectados de esa bonanza macro, y el crecimiento se ha traducido en una caída de la desigualdad.
Para demostrarlo, presentó la gran novedad del cuadro económico, la inclusión de tres índices que miden la evolución de la desigualdad y la pobreza, a saber, el índice de Gini, el indicador 80/20 —que compara las diferencias de renta entre el 20% más rico y el 20% más pobre— y el de riesgo de pobreza.
Todos ellos tienden a mejorar en las previsiones. El de riesgo de pobreza, por ejemplo, incluye a quienes están por debajo del 60% de la mediana de los ingresos de todos los hogares, por lo que el efecto comparación hace que si la economía familiar de la mayoría mejora, pueda aumentar la población en riesgo de pobreza, aun cuando la renta de estos últimos no haya cambiado. Pese a ser una estadística “exigente”, Cuerpo resaltó que la tasa de riesgo de pobreza en España ha caído 1,8 puntos desde 2018, situándose en su nivel más bajo desde 2007, y cerrando un tercio de la brecha con la media de la zona euro.
Menos déficit que Alemania
En cuanto al déficit, el Gobierno fija para el conjunto de las Administraciones Públicas una meta del 2,1% en 2026, del 1,8% en 2027 y del 1,6% en 2028. Este año, el objetivo es que los números rojos se sitúen en el 2,5%, por lo que estos se irán moderando en los cursos venideros si se cumple el camino marcado.
La mayor parte del déficit del año próximo lo asumirá la Administración Central (1,8%), y el resto se reparte entre la Seguridad Social (0,2%) y las Comunidades (0,1%). Sin embargo, el Gobierno recordó que 1,4 puntos del déficit de la Administración Central se deben a transferencias a la Seguridad Social, que recibirá 22.881 millones para hacer frente a la factura de las pensiones. “La Comisión Europea estima que España cerrará 2025 con un déficit inferior al de Alemania, algo que no ocurría desde hace 20 años”, valoró Montero.
En el caso de que se repitiera el guion de 2024, cuando Junts rechazó la senda presupuestaria y esta no fue aprobada, las comunidades autónomas perderían 5.485 millones de euros de capacidad de gasto en el periodo 2026-2028. “Espero que los partidos, especialmente el Partido Popular, que gobierna en la mayoría de comunidades, no perjudique a los ciudadanos que viven en esos territorios”, afirmó Montero. “Si las comunidades gobernadas por el PP renuncian a esos recursos, la Administración General del Estado estará encantada de acoger esos ingresos para desarrollar sus propias políticas”, añadió.
La ministra de Hacienda recordó que España está saliendo indemne de la falta de Presupuestos. “La prórroga presupuestaria no ha paralizado el crecimiento, ni mercado laboral, ni ha mermado la confianza de los inversores en nuestro país”.
En ese contexto de recorte del déficit y crecimiento del PIB, la deuda seguirá reduciéndose. Será del 100,9% en 2026, del 100% en 2027, y del 99,1% en 2028, lo que permitirá recuperar espacio fiscal. La decisión de las principales agencias de rating de mejorar la calificación de España ha sido un espaldarazo a esa política, y está reduciendo el gasto en intereses. “Al inicio del plan de recuperación, España se financiaba 70 puntos básicos más caro que la Comisión Europea, hoy esa diferencia está algunos días por debajo de 10 puntos básicos”, dijo Cuerpo.