Las empresas europeas advierten del resurgir de presiones inflacionistas en un contexto de crecimiento moderado

El sector privado del Viejo Continente reporta el mayor avance de los costes en dos años, según S&P Global

Planta para el envasado de la bebida energética Monster, en Martorelles, Barcelona, en octubre de 2023. Albert Garcia

El sector privado del Viejo Continente mantiene en febrero la misma tónica de crecimiento que el mes pasado, lo que supone un avance marginal en su actividad. Así lo refleja el dato preliminar del Índice PMI Compuesto, publicado este viernes por S&P Global y el Hamburg Commercial Bank (HCOB), que se situó en 50.2 puntos —apenas por encima del umbral de expansión—. Las empresas de servicios avanzaron por tercer mes consecutivo, pero esta vez lo hicieron de forma más modesta, pues su indicador cayó seis décimas desde enero, hasta los 50.7 puntos. En tanto, la manufactura siguió en declive, pero su dato presentó una leve mejora intermensual de 46.6 a 47.3 puntos. Asimismo, la encuesta adelantada, que se basa en aproximadamente el 85% del total habitual de respuestas, reporta que la tasa de inflación de los costes de los insumos avanzó hasta su máxima en casi dos años y, con ella, los precios cobrados aumentaron a un ritmo más rápido.

Si bien ya se reportaron aumentos en la inflación en los costes de los insumos desde octubre de 2024, el ritmo de subida se aceleró en febrero. Este salto estuvo por encima de la media de la serie y no se veía uno así desde abril de 2023. El sector servicios es el principal motor de este aumento, aunque su alza de la inflación mantuvo su velocidad desde enero. Por su parte, los precios de los insumos en la manufactura subieron por segundo mes consecutivo, a su ritmo más rápido en el último medio año.

En consecuencia, la inflación de los precios cobrados también apuró su escalada y alcanzó en febrero su punto más alto de los últimos 10 meses. Si se analiza a los precios por sectores, la industria mostró una reducción marginal en los importes cobrados, lo que contrasta con las tarifas de los servicios, que aumentaron con solidez. Los precios cobrados subieron en Alemania, mientras que Francia registró una renovada inflación tras una caída en enero. En este aspecto, el resto de los países del continente acompañan a sus dos principales economías, pues en ellos también se experimentaron aumentos en los precios de venta.

“A solo dos semanas de la reunión del Banco Central Europeo, los precios están enviando malas noticias”, apunta el economista jefe del HCOB, Cyrus De la Rubia, en el informe. “Estos dependen, entre otros factores, de los precios de la energía y, en este contexto, Isabel Schnabel señaló la incertidumbre que ello implica y recomendó encarecidamente discutir una posible pausa en los tipos de interés en la próxima reunión de fijación de los tipos de interés”, añade.

La inestabilidad política

Detrás del panorama de crecimiento moderado en la eurozona se ocultan diferencias marcadas entre los países de la moneda común. La locomotora alemana encadenó en febrero su segundo mes de aumento de la actividad total, y su ritmo de crecimiento se aceleró hasta su máxima de los últimos nueve meses. En sentido contrario, Francia registró una acelerada reducción de la actividad empresarial, la más pronunciada en casi un año y medio. Mientras en el resto de la zona euro la expansión continúa sólida. España se encuentra en este grupo, aunque los datos preliminares no arrojan un dato específico de su índice PMI.

Cyrus de la Rubia, parte de la hipótesis de que la situación política influye en el desempeño de la actividad . “Se puede ver que las expectativas de una situación política más estable en el futuro son mayores en Alemania, donde las elecciones federales se vislumbran en el futuro cercano, que en Francia, donde se podrían convocar elecciones anticipadas en cualquier momento a partir de junio”, comenta en el documento.

Una baja en la demanda

La marcha modesta del bloque también se produjo a pesar de los signos de debilidad de la demanda. En concreto, las empresas aseguraron que los nuevos pedidos disminuyeron por noveno mes consecutivo y por más que el ritmo de descenso no es alarmante, fue más alto que el de la última lectura. En el caso del sector servicios, los volúmenes requeridos cayeron por primera vez en tres meses y se alinearon con la tónica que vienen mostrando desde hace meses los pedidos en la industria. La demanda procedente del extranjero —que incluye el comercio dentro de la zona euro— también disminuyó en febrero, pero esta tasa de contracción se moderó por tercer mes consecutivo, hasta su nivel más débil desde el pasado mayo.

Ante la demanda de los clientes, los fabricantes de la zona euro optaron por reducir sus actividades de compra en febrero. También se observó una disminución más lenta de los stocks de compra, pero el volumen de productos terminados disminuyó más rápidamente que en enero. Como consecuencia de la escasa demanda de insumos, los plazos de entrega de los proveedores se acortaron por primera vez en medio año. Todo esto ha impactado en la confianza de las empresas encuestadas, pues el optimismo respecto a su actividad en general se redujo y registró su mínima de los tres últimos meses.

De la Rubia asegura que estas cifras “aún no apuntan a una recuperación en la zona euro”. “Hay esperanzas de que después de las elecciones haya un Gobierno alemán que sea capaz de actuar, lo que también debería proporcionar un impulso positivo para la zona euro en su conjunto. Sin embargo, esta posible mejora se ve contrarrestada por una situación relativamente inestable en Francia”, detalla el economista, a tiempo de recordar la amenaza de la política arancelaria de la Administración de Trump.

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