Los costes de la deportación
Las expulsiones de inmigrantes conllevan costes inmensos según varios estudios recientemente publicados
Las expulsiones de inmigrantes conllevan costes inmensos. La “deportación masiva” iniciada por Donald Trump afectaría a 13 millones de simpapeles, los 11 millones de 2022 más los 2,3 readmitidos bajo Joe Biden. Superan la población de Portugal o de Bélgica. Y septuplican la población carcelaria de EE UU.
Costaría casi un billón de dólares (967.900 millones) si se ejecutase a razón de un millón anual de personas durante un decenio, según el cálculo del apartidista American Immigration Council (AIC, “Mass deportation: devastating costs to America, its Budget and economy”, octubre 2024).
Eso incluye las facturas directas de la operación: arrestos, campos de internamiento, procesos legales, aumento de personal de inmigración… El equivalente a construir 40.450 escuelas primarias, 2,9 millones de viviendas; o a comprar 20,4 millones de automóviles.
Pero el despilfarro no se agota ahí. Lo agravan las pérdidas en riqueza, empleos o el aumento de la inflación. Junto al AIC, otras dos entidades de prestigio, los institutos Peterson y Brookings, han dedicado diversos estudios al caso. “Las deportaciones masivas aumentarán los precios, costarán empleos y dañarán la economía estadounidense”, concluyen los expertos del Peterson (“The economic implications of key Trump proposals” (21/11/2024).
Atención: esa misma conclusión es útil para España y para Europa. Aunque aquí haya menos inmigrantes simpapeles. Y en EE UU la pérdida de mano de obra pueda ser comparativamente más gravosa, pues el desempleo, o ejército potencial de reserva (4,1% de la población activa) es más reducido que el de la UE (5,9%).
La pérdida de crecimiento para EE UU oscilaría en 2028 en un amplio abanico, entre el 1,2% y el 7,4% del PIB, según el número de deportados, y en relación a un escenario base: comparando con lo previsible en ausencia de deportaciones. El escenario leve del 1,2% (1,3 millones de deportados, igual cifra que los espaldas mojadas expulsados por Eisenhower en 1956) se comería casi la mitad de un crecimiento como el de 2024 (2,3%); y el grave (8,3 millones), lo engulliría con holgura (más del triple del 2,3%), con lo que la economía se instalaría en la recesión. El empleo se reduciría de un 1,1% a un 6,7%; y la inflación aumentaría entre un 1,3% y un 9,1%.
El AIC estima una franja de menor crecimiento entre 1,1 y 1,7 billones de dólares (de 2022), es decir, entre el 4,2% y el 6,8% del PIB. Su informe detalla otros costes humanos. Cinco millones de niños pertenecen a familias sin documentos. Un 90% de los deportables tienen edad de trabajar (frente al 61,3% de los autóctonos), lo que agravaría la falta de mano de obra. Un millón largo son… ¡empresarios! En conjunto, aportan 76.100 millones de dólares al fisco.
Y la Brookings alude a una reducción del 0,4% del PIB. Y a una pérdida de ingresos fiscales, a lo largo de una vida laboral media, de 237.000 dólares per cápita, (“The labor market impact of deportations”, septiembre 2024 y “Inmigration and the macroeconomy after 2024″ (octubre 2024). Datos, no prejuicios.