La Sareb suma otras 1.200 familias a su alquiler social mientras ultima los planes para edificar vivienda asequible

El banco malo hace balance de dos años del programa para hogares vulnerables, que ya cuenta con 8.000 inquilinos y espera lanzar los pliegos para levantar casas en sus suelos este mismo mes

Un bloque de viviendas de Sareb en Riba-roja de Túria (Valencia), el pasado diciembre.Mònica Torres

El programa de alquileres sociales de la Sareb ya cuenta con 8.000 alquileres aprobados, lo que sitúa el perímetro de este plan destinado a familias vulnerables en casi 10.000 viviendas, si se suman las 1.700 que el banco malo tiene cedidas a otras administraciones con el mismo fin. El programa se estrenó hace dos años, y básicamente consiste en que, al detectar que en un inmueble de su propiedad habitan personas con situaciones de dificultad para el pago de la vivienda, si la sociedad de mayoría de capital público determina que el hogar es vulnerable, se le ofrece un arrendamiento a precio convenido para que no supere el 30% de los ingresos de la unidad familiar. A cambio, los inquilinos aceptan recibir acompañamiento social y asesoramiento para la inclusión laboral.

A finales del año pasado el programa contaba con unas 6.800 familias que ya habían firmado o estaban a punto de hacerlo, por lo que la nueva cifra supone que se han incorporado al menos 1.200 más. El director de Vivienda Social Asequible de Sareb, Pau Pérez de Acha, señala que esa ralentización del ritmo de incorporaciones es normal. “De inicio había una bolsa de casi 10.000 familias que llevaban años esperando soluciones”, explica por teléfono, “lo importante es tener cada año una máquina para incluir alrededor de 2.500 nuevos alquileres”. En total, el directivo cree que podrá alcanzarse una cifra en torno a los 14.000 hogares acogidos a este plan, que crece conforme el banco malo va incorporando inmuebles a su cartera (por ejemplo, cuando un juzgado le concede la titularidad de un inmueble procedente de un préstamo impagado) y descubre situaciones de vulnerabilidad en esas casas.

Lo que sí ha crecido más en el último año son los resultados vinculados a los planes de acompañamiento e inserción laboral de las familias. La compañía detalla que en dos años se ha ayudado a tramitar más de 7.700 ayudas, de las que 1.800 ya han sido aprobadas. Y desde cifras más modestas, los 44 contratos de trabajo que los inquilinos acogidos al plan de inserción laboral habían logrado hace un año ya son 280.

La Sareb exhibe estas cifras como prueba de que sus planes están funcionando y sirven para ayudar a sus inquilinos. Lo que a la vez repercute en sus resultados. Tras la puesta en marcha de las medidas se encuentra el momento clave en que el banco malo, nacido en 2012 para que los bancos limpiaran los activos tóxicos y digirieran mejor el estallido de la burbuja inmobiliaria de principios de siglo, comenzó a tener mayoría de capital público. Este paso, que se dio en 2022, incluyó en el mandato desinversor de la sociedad el principio de sostenibilidad y utilidad social.

Esto significa que la Sareb, sin olvidar esa vocación de ayuda pública, tiene que intentar extraer (vendiendo o por los medios que sea) el mayor valor a los activos que recibió de la banca. Y por eso en la filosofía del programa social también se encuentra el obtener ciertos resultados económicos. La compañía, de hecho, señala en su balance que al aumentar los ingresos de sus inquilinos vulnerables (por las subvenciones que les ayudan a tramitar o por los trabajos que consiguen con el acompañamiento laboral) ahora cada una de esas viviendas genera unos 2.340 euros al año. Son alquileres bajos, como corresponde a la categoría de arrendamientos sociales, pero antes la mayoría de esos inmuebles no daban ningún rendimiento. Y, por otro lado, mantiene la morosidad en el 14%, “un porcentaje significativamente inferior a la media del sector del alquiler social”.

Nueva oferta asequible

Dentro del objetivo de contribuir a mejorar la accesibilidad de la vivienda en España, el banco malo también puso en marcha un programa para edificar sobre suelos que tiene sin uso edificios de alquiler asequible. El conocido como Proyecto Viena contempla en su primera fase más de 3.700 viviendas en 23 provincias. El consejo de administración lo aprobó en verano y Pérez de Acha confirma la intención de lanzar los pliegos este mismo mes.

Ese paso es fundamental porque supondrá la verdadera puesta en marcha del plan de construcción. En los pliegos se verán las condiciones para que compañías privadas opten a participar. Su misión es construir las viviendas que proyecta la Sareb y, a cambio, obtener una concesión durante 80 años para explotar esos edificios en arrendamiento a un precio convenido. No serán pisos sociales, sino asequibles. Es decir, por debajo de los importes de mercado, pero no a precios de derribo. En total se han previsto siete lotes y las empresas que quieran concursar podrán optar a todos los que quieran. “El más pequeño tiene unas 400 viviendas y el más grande un poco más de 1.000″, detalla Pérez de Acha, quien señala que “la intención es hacer el lanzamiento de la licitación dentro de entre 15 y 30 días”.

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