La educación privada prescinde del 21% de sus trabajadores en verano y la pública del 11%

La mayor caída se da en las academias y centros similares, donde la ocupación cae un 39%. La mayoría de los que pierden su salario en este grupo son fijos discontinuos

Una trabajadora de un colegio de primaria en Sevilla junto a dos alumnos, el 10 de septiembre.Alejandro Ruesga

Hay sectores económicos en España a los que les sienta muy bien el verano. Entre ellos destaca el turismo, uno de los pilares de la economía nacional. Otros, por contra, sufren. Ninguno lo hace tanto como la educación, donde dos de cada diez empleados en abril no conservan su trabajo en agosto. Según datos suministrados por la Seguridad Social a este periódico, la ocupación en educación cayó de 1,27 millones de trabajadores en el cuarto mes del año a 1,02 en el octavo. Es un dato difícil de digerir, dado que el verano coincide con el periodo vacacional de los docentes. Así, lo normal es que si...

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Hay sectores económicos en España a los que les sienta muy bien el verano. Entre ellos destaca el turismo, uno de los pilares de la economía nacional. Otros, por contra, sufren. Ninguno lo hace tanto como la educación, donde dos de cada diez empleados en abril no conservan su trabajo en agosto. Según datos suministrados por la Seguridad Social a este periódico, la ocupación en educación cayó de 1,27 millones de trabajadores en el cuarto mes del año a 1,02 en el octavo. Es un dato difícil de digerir, dado que el verano coincide con el periodo vacacional de los docentes. Así, lo normal es que siguieran afiliados a la Seguridad Social, no que sus contratos expirasen o que se les despidiese. El detalle de los datos ayuda a comprender el fenómeno: el retroceso se concentra en la educación privada, que aunque emplea a muchos menos profesionales, focaliza la mayoría de las bajas veraniegas. El recorte es especialmente profundo en academias y actividades extraescolares, justo el área en la que más empleados son fijos discontinuos.

Los centros públicos son los que emplean a más trabajadores, con 628.704 en abril y 560.230 en agosto. El retroceso es importante, de 68.474 afiliados, lo que supone una caída del 10,9%. La mayoría de estos docentes que pierden sus puestos son interinos, concretamente 44.501. Estos son los profesionales de la pública sin una plaza fija y que se incorporan cuando los centros les necesitan, a veces a principios de curso (en oposiciones se ofertan menos plazas de las realmente necesarias, lo que conduce a que tantos interinos arranquen desde el primer día de curso; son las denominadas como vacantes) y en otras ocasiones cuando ya han pasado unos meses.

En función de cuantos meses trabaje el interino, cobra o no durante las vacaciones de verano. Así, si no llega al mínimo que imponga su autonomía (varía en función de la comunidad, pero suele rondar los cinco meses y medio) deja de contar como afiliado a la Seguridad Social en julio y agosto. Estos empleados eran el 29% del total de la pública en abril, por debajo del 48% con contratos de funcionario y similares. Otro 12% tenían contratos temporales y un 11% eran indefinidos, con un minúsculo 0,4% con contrato fijo discontinuo.

“Hay comunidades autónomas en las que incluso interinos que ocupan vacantes todo el año no cobran en verano. Estas personas están cubriendo necesidades estructurales de la educación pública, no temporales por bajas de enfermedad o similares. No es admisible”, denuncia Maribel Loranca, secretaria de Enseñanza de UGT. El Gobierno se comprometió a reducir la proporción de temporales en la Administración pública al 8% a finales de este año, pero está lejísimos de tal objetivo. Aún ronda el 30%, mientras que en el ámbito privado la proporción de contratos temporales sí ha caído del 26% al 12% gracias a la reforma laboral.

La contracción de personal es inferior en los centros concertados de financiación pública, que pasan de 142.909 empleados a 135.953, una contracción de 6.956 empleados y del 4,9%. A estos puestos se accede sin oposición, es decir, los centros pueden contratar en términos parecidos a los de cualquier empresa privada. Entre estos trabajadores, el 89% son indefinidos, el 6% interinos, el 5% temporales y solo el 0,16% fijos discontinuos. “Se han ido corrigiendo situaciones lamentables de la privada concertada que veíamos veranos atrás, cuando se despedía o no se renovaban contratos para no pagar las vacaciones del verano”, añade la sindicalista de UGT.

Bajón en la educación privada

La bajada veraniega en el número de trabajadores es mucho mayor en los centros educativos privados, de un 20,6%, diez puntos más que en los centros enteramente públicos. Pasaron de 120.696 empleados en abril a 95.892 en agosto. La mayor parte de esta caída se corresponde con fijos discontinuos, según los datos de la Seguridad Social: se pasa de 17.464 empleados con este tipo de contrato en el cuarto mes del año a solo 1.498 en el octavo. Esta cifra justifica el empeño de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social en vigilar el fenómeno, que se ha multiplicado desde la entrada en vigor de la reforma laboral, pese a la jurisprudencia en contra. La Audiencia Nacional falló en marzo de 2023 que el uso del contrato fijo discontinuo no es adecuado en las circunstancias de los profesores, como reclamaba la patronal educativa Asociación de Centros Independientes y Familiares de la Enseñanza (ACIFE).

“Tenemos constancia de que los centros privados siguen utilizando la figura del fijo discontinuo pese a las sentencias en contra, que dejan muy claro que la actividad docente no es estacional y que el contrato de un profesor debe ser indefinido. También lo dijo el Supremo en los 90″, indica Pedro Ocaña, secretario de Privada y Servicios Socioeducativos de la Federación de Enseñanza de CC OO. “El propio convenio colectivo de los centros totalmente privados especifica que esto no se puede hacer, pero sigue habiendo irregularidades. Hemos exigido a la Inspección que sea más exhaustiva y dedique más recursos a este ámbito”.

El mayor desplome se da en lo que la Seguridad Social cataloga como otros centros educativos. Son principalmente academias, aunque también se incluyen otros espacios privados como algunos centros deportivos, cooperativas de trabajo y actividades extraescolares. Esta categoría empleaba a 382.372 trabajadores en abril y a 234.562 en agosto, lo que supone una caída profundísima, del 38,7% y 147.810 afiliados. Los contratos que más caen son, de nuevo, los fijos discontinuos: se pasa de 137.623 de este tipo a solo 14.426. También es importante la caída entre temporales, que pasan de 21.773 a 5.638.

“Es una bajada demasiado grande, como si se parase el mundo”, lamenta Ocaña. “Cuando llega septiembre se ve una recuperación rapidísima, en cuanto vuelve el curso escolar”. Coincide Loranca: “La mayoría de despidos de verano en educación se concentran en la no reglada, es decir, monitores de extraescolares, de comedores y, sobre todo, en academias”. Este último ámbito, que va desde las autoescuelas a las que imparten idiomas, clases de refuerzo o preparan para oposiciones, “es un sector bastante precario, peor retribuido y donde se despide en verano y ya está”, agrega la sindicalista de UGT.

El representante de CC OO cree que en los últimos años ha podido influir en la afiliación de este grupo que las recuperaciones ya no tengan lugar en septiembre, sino al inicio del verano. “Ahora los universitarios van a las recuperaciones en julio. Es un volumen importantísimo del negocio que ya no se da en verano”. Las recuperaciones de las pruebas de acceso a la universidad también se celebran al principio del séptimo mes. Asimismo, Ocaña lamenta que los empleados en academias o en actividades extraescolares suelen ser empleados a tiempo parcial. “A veces solo tienen un 20% o un 30% de jornada, a lo que hay que añadir que en verano no cobren”.

Con estas cifras, la educación retrocedió en global en 248.044 empleados de abril a agosto. 147.810, el 60%, corresponden a academias y similares. Esto es así pese a que la educación pública emplea a muchos más trabajadores, concretamente a 771.613 (tomando en cuanto a los que reciben un sueldo pública en la concertada), frente a los 503.068 empleados en la privada (en suma de centros privados formales y academias).

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