Gunter Pauli: “La globalización no debe ser de mercancía, sino de tecnología”
El padre del concepto de la economía azul aboga por acabar con la transición ecológica solo “para ricos” y pide a Europa que abandone el discurso belicista
Gunter Pauli (68 años, Amberes, Bélgica) es economista, escritor, emprendedor y padre del concepto de la economía azul, que propugna el uso de los mares y la vuelta a la producción local. Pero él dice verse solo como “un molestador con ideas disruptivas que cuestionan los dogmas”. Por eso mismo no oculta su alegre extrañeza porque la Universidad de Cádiz haya “asumido el riesgo” de investirle doctor honoris causa. Pauli aprovechó el acto, celebrado este pasado jueves, para defende...
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Gunter Pauli (68 años, Amberes, Bélgica) es economista, escritor, emprendedor y padre del concepto de la economía azul, que propugna el uso de los mares y la vuelta a la producción local. Pero él dice verse solo como “un molestador con ideas disruptivas que cuestionan los dogmas”. Por eso mismo no oculta su alegre extrañeza porque la Universidad de Cádiz haya “asumido el riesgo” de investirle doctor honoris causa. Pauli aprovechó el acto, celebrado este pasado jueves, para defender su enésima idea: descarbonizar el transporte marítimo bajo la idea del Metro del Mar, una flota de pequeñas embarcaciones con energías renovables en la que ya anda trabajando en el Estado brasileño de Río de Janeiro.
Pregunta. ¿Se esperaba que su planteamiento de la economía azul realizado en 1994 calase de tal forma?
Respuesta. El libro La Economía Azul se ha traducido a 60 idiomas y ya hay 23 ministerios gubernamentales de economía azul. Estamos en un momento muy interesante porque la política ha decidido crear un marco para implementar, y la única razón es porque hay proyectos concretos. Cuando hablamos de la inteligencia artificial, todos dicen que sí, pero en concreto, ¿qué significa? En el caso de la economía azul, el mayor proyecto inicial fue en la isla de El Hierro, donde comprobamos que es posible que una isla chiquita, lejana de todo, sea capaz de recuperar no solamente su economía, sino hacerlo con energía renovable.
P. ¿Los países desarrollados han superado la idea de que progreso y ecologismo son elementos enfrentados?
R. Estamos hablando de la regeneración del ecosistema con su cultura. La yuxtaposición del progreso económico con la ecología es un pensamiento muy europeo. Pero la clave es, ¿cómo regeneramos el ecosistema? ¿Cómo eliminamos, por ejemplo, en las Islas Marquesas [Polinesia Francesa], las acacias que vinieron de Sudamérica y que nos están invadiendo? Vamos a sacar las acacias, con las que haremos un sustrato para cultivar hongos comestibles que permitan reducir la importación de alimentos que hoy en día llegan congelados. Regeneración del ecosistema, no solamente protección, con un desarrollo económico más enfocado en la autosuficiencia.
P. ¿Eso implica abandonar la aspiración al eterno crecimiento económico?
R. Ese modelo fue muy bueno para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial, pero no lo es para tener salud y resiliencia en estas culturas de la periferia. Allí, la gente no busca acumular dinero y bienes. Busca la recuperación de su cultura. Y en esa recuperación de la cultura, la tradición o el ecosistema, hay un fenómeno económico muy interesante.
Si yo compro diésel para mi generador, el dinero sale y no vuelve. Si aprovecho el viento, la fruta o la gallina local, estoy importando menos y voy a hacer circular dinero en mi isla. Es un efecto multiplicador, que lleva a un crecimiento de la economía sin ponerlo como objetivo. Es lo bueno de la economía azul. Respondemos mejor a la necesidad de agua, alimentos, salud, vivienda, energía, pero con lo que hay localmente disponible.
Necesitamos tecnología. Por ejemplo, una eólica tradicional en la mayoría de las islas no funciona porque el viento es demasiado fuerte. Se necesita subir a más metros para captar energía. Esta tecnología se necesita importar. La globalización no debe ser de mercancía, sino de tecnología.
P. Hemos visto duras protestas del campo europeo, quejándose de que la Agenda 2030 le hace menos competitivo.
R. Seamos honestos. ¿La economía verde qué nos ha aportado? Nos ha dado productos ecológicos a un alto coste, poniéndonos fuera del mercado. Cuando quieres una transición económica ecológica, pero todos tienen que pagar más, no la tienes porque es para los ricos. Por eso definimos la economía azul. hay que cambiar el modelo de negocio.
Por eso, entiendo la protesta de los campesinos. En el modelo europeo tenemos que pagar para ser ecológicos, pero para ser competitivos necesitamos tener el precio más bajo. De ahí las subvenciones de la UE. El futuro es transformar una subvención en un capital de inversión para que tengamos más valor añadido. Europa todavía no ha adoptado este modelo.
P. Tampoco está a la cabeza de la carrera tecnológica.
R. Europa tiene mucho, pero en este momento tiene un enfoque que es guerra. No. Tiene que ser el continente de la paz.
P. ¿Cree que ese discurso belicista puede hacer que la UE se escabulla de la reconversión ecológica prometida?
R. Varios países europeos ya están diciendo que no van a alcanzar los objetivos de la Agenda 2030. Pero la sociedad civil no tiene que sentarse y decir ‘bueno, ya está decidido’. Al contrario, la sociedad civil y, entre otros, la comunidad académica, tienen que tomar otras decisiones. Por eso, un aplauso a la Universidad de Cádiz por ser la primera de España en tener un curso de economía azul y en decidir que hay otro modelo de emprendimiento.
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