Fedea aboga por sustituir la rebaja del IVA por ayudas directas a los colectivos más vulnerables
La Fundación de Estudios de Economía estima que la rebaja del impuesto de los alimentos solo supondrá un ahorro de en torno a 40 euros por familia en el primer semestre
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) defiende focalizar las ayudas económicas en los colectivos que más lo necesitan y prioriza esta medida frente a aquellas de ámbito general, como las rebajas de impuestos en alimentos y energía para todos los contribuyentes. La rebaja del IVA a los alimentos (que pasa de un 4% al 0%) tendrá un coste de 700 millones de euros, pero tan solo supondrá un ahorro en...
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) defiende focalizar las ayudas económicas en los colectivos que más lo necesitan y prioriza esta medida frente a aquellas de ámbito general, como las rebajas de impuestos en alimentos y energía para todos los contribuyentes. La rebaja del IVA a los alimentos (que pasa de un 4% al 0%) tendrá un coste de 700 millones de euros, pero tan solo supondrá un ahorro en las familias de en torno a 40 euros en todo el semestre de vigencia, según el análisis de Fedea de las principales medidas tomadas por el Gobierno español para mitigar los efectos de la guerra de Ucrania.
La Fundación, que valora “muy positivamente” la sustitución de la bonificación en los combustibles por paquetes de ayuda más concretos, considera que la medida redundará en un ahorro de recursos públicos, incentivará el ahorro energético y mejorará el impacto distributivo de las ayudas. En la misma línea, recomienda seguir esos pasos en el caso de las rebajas del IVA de los alimentos y la energía. Fedea opina que si se sustituyera la rebaja del impuesto por ayudas directas concentradas en el 40% de los hogares con menores ingresos, el coste de la medida se reduciría a un tercio del actual. También sería posible multiplicar por tres la ayuda media por hogar beneficiario con el mismo coste agregado.
La única advertencia va dirigida al proceso de implantación de las ayudas, en el que recomienda garantizar que estos apoyos económicos llegan con rapidez a todos sus destinatarios, “incluyendo los menos informados”. El informe propone que las bonificaciones se entreguen “sin necesidad de que las personas elegibles tengan que realizar una solicitud expresa”, para garantizar la rapidez de la medida.
En el terreno tributario, el informe de Fedea califica de “problemáticos” los nuevos gravámenes sobre los ingresos de las grandes empresas energéticas y entidades financieras y el impuesto complementario sobre el patrimonio. Según el documento, “lo más preocupante del texto es la flagrante arbitrariedad de unas exacciones a dedo sobre ciertas empresas en determinados sectores que no respetan el principio de igualdad y no se ligan a factores objetivos”. Además, en el análisis se apunta a que los gravámenes se fundamentan en “prejuicios ideológicos” y violan la Constitución y la Ley General Tributaria. La ley española contrasta, en este sentido, con el impuesto de solidaridad sobre los beneficios extraordinarios de las energéticas que establece la Regulación comunitaria. Para la Fundación, la normativa europea tiene “criterios más claros”.
En el informe también se valoran las ayudas destinadas a las empresas. Los créditos ICO se amplían con una nueva línea de 10.000 millones, aunque en el análisis de Fedea se señala la necesidad de aumentar la autonomía de las entidades bancarias a la hora de conceder avales. La medida que se propone es agilizar los procesos de concesión cuando las resoluciones de la Agencia Tributaria se prolonguen demasiado, permitiendo a las entidades tomar el silencio administrativo por una aprobación implícita.
En términos macroeconómicos, el informe sitúa a la economía española en un momento delicado, aunque con buenas perspectivas. El informe recoge que pese a que “los indicios de desaceleración son claros”, la recesión se aleja del horizonte y el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) ha sido “mayor de lo esperado”. En cuánto a la inflación, sigue contenida, en parte, gracias al “buen comportamiento” de los precios energéticos, aunque la subyacente continúa aumentando, por lo que no se descarta un posible enquistamiento si los salarios y los precios entran en una espiral. Esto es, si las subidas de precios se contagian a los sueldos, generando así una tendencia inflacionaria. Finalmente, los tipos de interés continúan al alza, lo que, unido al precio de los insumos, genera una presión creciente sobre los presupuestos de los hogares.
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