La economía alemana se contrajo en el cuarto trimestre y se encamina a la recesión técnica a principios de 2023
El PIB de Alemania se redujo un 0,2% a final de 2022. Las previsiones indican un primer trimestre también en negativo y la recuperación a partir de la primavera
La economía alemana se contrajo en el cuarto trimestre de 2022. Entre octubre y diciembre, el producto interno bruto (PIB) cayó un 0,2% en comparación con el trimestre anterior, según datos publicados este lunes por la Oficina Federal de Estadística (Destatis), que inicialmente había pronosticado un estancamiento y no una caída. La desaceleración al final de año pone, por tanto, al borde de la recesión técnica a la economía alemana, para la que se espera un inicio de 2023 en negativo pa...
La economía alemana se contrajo en el cuarto trimestre de 2022. Entre octubre y diciembre, el producto interno bruto (PIB) cayó un 0,2% en comparación con el trimestre anterior, según datos publicados este lunes por la Oficina Federal de Estadística (Destatis), que inicialmente había pronosticado un estancamiento y no una caída. La desaceleración al final de año pone, por tanto, al borde de la recesión técnica a la economía alemana, para la que se espera un inicio de 2023 en negativo para remontar de nuevo a partir de la primavera.
Los estadísticos de Wiesbaden también han revisado ligeramente a la baja el PIB de 2022, que de forma provisional habían situado en el 1,9%. Tras corregirlo con los datos del cuarto trimestre, el crecimiento alemán se sitúa en el 1,8%. La economía aguantó bien los tres primeros trimestres pese a las difíciles condiciones de la invasión rusa de Ucrania, sobre todo gracias al gasto de los consumidores privados. Pero a final de año el consumo privado cayó de nuevo, asegura Destatis.
Durante el pico de la pandemia del coronavirus, muchos alemanes habían acumulado ahorros al no poder gastar en restaurantes, vacaciones o eventos culturales. Tras el fin de las restricciones, muchos se pusieron al día y el consumo privado impulsó a la economía a pesar de la crisis energética. Sin embargo, la presión de la factura de gas y electricidad se elevó a partir del otoño, cuando la mayoría de las compañías energéticas empezaron a trasladar a sus clientes los nuevos precios, y eso redujo el margen para gastar en otras compras.
Según el Instituto Ifo, el consumo privado podría haber caído aún más, pero un “sorprendentemente fuerte aumento” en el número de matriculaciones de vehículos a finales de año lo compensó. El 31 de diciembre se reducían o expiraban algunos subsidios gubernamentales a la compra de vehículos híbridos enchufables y eléctricos, lo que disparó las nuevas matriculaciones un 20% con respecto al trimestre anterior.
“Dado que muchos compradores adelantaron sus compras de coches al año pasado, veremos una fuerte caída correspondiente de las ventas de automóviles en el trimestre actual”, asegura Timo Wollmershäuser, responsable de previsiones de Ifo. Además, “la elevada inflación y la subida de los tipos de interés harán que el resto del gasto de los consumidores, así como la producción de la construcción, sigan cayendo”, añade. “Las altas tasas de inflación han llevado a la economía alemana a una recesión de invierno”, asegura el experto de Ifo.
La industria resistirá mejor los desafíos de 2023, según estas previsiones. Una elevada cartera de pedidos y la reducción de los cuellos de botella de la energía y los productos intermedios impulsarán la actividad industrial. En conjunto, Wollmershäuser prevé que la producción económica se contraiga otro 0,4% en el primer trimestre y se estanque en el segundo.
“Los altos precios de la energía, la inflación récord y una notable desaceleración global del crecimiento acompañarán a nuestras empresas durante todo el año”, asegura el gerente de la Cámara de Industria y Comercio de Alemania (DIHK), Martin Wansleben, que añade otros “desafíos a largo plazo” para la economía alemana como el clima, el desarrollo demográfico y la digitalización.
El Gobierno prevé un crecimiento del 0,2% en 2023
El Gobierno alemán espera para 2023 un ligero crecimiento del 0,2%, según la previsión que presentó su ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, la semana pasada. En otoño se asumía una caída del PIB del 0,4%, es decir, una recesión en sentido tradicional, de caída de la producción económica en promedio para el año. El discurso es ahora mucho más optimista, con el canciller, Olaf Scholz, diciendo incluso que Alemania “ha dado la puntilla a la crisis económica”, frase que pronunció en el Parlamento hace unos días.
“Ahora asumimos que la recesión será más corta y más suave, si es que llega a ocurrir”, aseguró Habeck durante la rueda de prensa de presentación del informe de previsiones. “No hay indicios de una recesión significativa, algo que muchos observadores consideraban inevitable”, se congratuló. La previsión, por tanto, es una recesión técnica, es decir, dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. El ministro, de los verdes, calificó la crisis desencadenada por la invasión rusa de Ucrania como “manejable”.
Varios indicadores adelantados han mejorado recientemente, como el índice de clima empresarial de Ifo, que lleva cuatro meses consecutivos subiendo. La producción industrial se ha estabilizado, e incluso las empresas intensivas en energía han detenido su tendencia a la baja. El comercio exterior mejora mes a mes. La inflación parece haber tocado techo. En diciembre fue del 8,6%, tras haber alcanzado un máximo histórico del 10,4% en octubre. La Oficina Federal de Estadística publicará el martes su primera estimación para enero, que se prevé por debajo del dato de diciembre.