La OCDE recorta el crecimiento de España al 1,5% en 2023 y prevé que Alemania entre en recesión
El organismo augura una inflación del 9,1% este año y del 5% el que viene
La guerra de Ucrania ha vuelto a frenar en seco el rebote económico esperado para la zona euro. El mayor golpe de la crisis energética se lo lleva Alemania, la cuarta economía mundial. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) apunta ya a un escenario prácticamente de estanflación en 2023 para ese país, con una caída del Produ...
La guerra de Ucrania ha vuelto a frenar en seco el rebote económico esperado para la zona euro. El mayor golpe de la crisis energética se lo lleva Alemania, la cuarta economía mundial. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) apunta ya a un escenario prácticamente de estanflación en 2023 para ese país, con una caída del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,7% y un alza de precios del 7,5%. El organismo con sede en París eleva las proyecciones para España este año en tres décimas, hasta el 4,4%, pero rebaja siete décimas las del próximo ejercicio respecto a sus previsiones de junio, hasta el 1,5%, con una inflación dos décimas superior, del 5%. A pesar de ese recorte, la OCDE augura que España será el país con mayor expansión entre las grandes economías de la zona euro. Los países de la moneda única avanzarán en conjunto solo un 0,3%, aunque la OCDE advierte de que pueden entrar en recesión en caso de que la crisis energética se agrave.
El gran atasco global había provocado que el túnel de salida de la crisis derivada de la pandemia estuviera marcado por un repunte de la inflación. El cierre del grifo del gas ruso ha acabado por prolongar las tensiones inflacionistas, que se han extendido ya a casi todos los componentes de la cesta de la compra. “La guerra ha hecho subir sustancialmente los precios de la energía y los alimentos, lo que ha agravado las presiones inflacionistas en una época en la que el coste de vida ya estaba aumentando rápidamente en todo el mundo”, apunta el informe publicado esta mañana por la OCDE.
Ante esa escalada de precios, los bancos centrales han optado por unas subidas agresivas de los tipos de interés que, a juicio del organismo, contribuirán a enfriar la economía. “Un factor clave que frena el crecimiento mundial es el actual endurecimiento generalizado de la política monetaria en la mayoría de los países importantes, en respuesta al exceso de inflación, mayor del esperado, durante el último año”, añade el documento. La Reserva Federal ha subido ya los tipos hasta entre el 3% y el 3,25%; el Banco de Inglaterra, al 2,25%; y el BCE, al 1,25%.
Menos crecimiento y más inflación
Alemania, muy dependiente del gas ruso, es la economía que por ahora más va a acusar esta crisis. La OCDE rebaja su previsión de crecimiento en siete décimas en 2022, hasta el 1,2%, y en 2,4 puntos el año próximo, cuando augura que el país se contraiga un 0,7%. Las malas noticias no acaban ahí para Berlín. El organismo espera también que sea el país con mayor inflación en 2023, del 7,5%, 2,8 puntos más que lo proyectado en junio. Ese deterioro de la primera economía del continente se traslada a la zona euro, que si bien este año todavía se expandirá un 3,1%, en 2023 apenas lo hará un 0,3% en un contexto de una elevada inflación, del 6,2%. El informe señala que Francia avanzará un 0,6%, mientras que Italia lo hará un 0,4%, ocho décimas menos de lo previsto anteriormente en ambos casos. La crisis energética también le costará siete décimas a España, cuyo PIB se prevé que crezca un 1,5%.
El informe de la OCDE apunta que, por ahora, España no dejará de crecer en un entorno poco halagüeño, en el que Alemania, Italia y el Reino Unido entrarán en algún momento en recesión. No obstante, España este año sí sufrirá una inflación del 9,1%, la mayor entre las grandes economías del euro, aunque el año que viene bajará hasta el 5%. El organismo cree que la inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y los alimentos, será este año del 3,9% y seguirá igualmente alta, en el 4%, el ejercicio que viene. Las previsiones de la OCDE son una décima mejores para este año que las del cuadro macroeconómico del Gobierno, que será actualizado en las próximas semanas. Sin embargo, rebaja en dos puntos los pronósticos para 2023.
Riesgo de recesión en la zona euro
Alemania es, junto a Rusia, el único de los grandes países de la OCDE que retrocederá en el conjunto del año que viene. Sin embargo, las tasas para el resto de economías son igualmente raquíticas: del 0,5% en Estados Unidos, del 0% en el Reino Unido o del 1,4% en Japón. China, con incrementos exuberantes en los últimos años, volverá a acelerar su ritmo de crecimiento al 4,7% desde el 3,2% de 2022. En cambio, el mundo acusará abultadas tasas de inflación, que la OCDE cree que podría haber tocado techo ya en Estados Unidos. Los dos casos más sangrantes serán el de Argentina (83%) y Turquía (40,8%).
Las previsiones están plagadas de nuevo de advertencias. “Una incertidumbre significativa rodea las proyecciones. Una escasez de combustible más grave, especialmente de gas, podría reducir el crecimiento en Europa en 1,25 puntos porcentuales más en 2023, con un crecimiento global que quedaría rebajado en medio punto porcentual y elevando la inflación europea en más de medio punto porcentual”. Es decir, la OCDE ve un riesgo elevado de que la zona euro pueda patinar y entrar en recesión.
A pesar de que el organismo considera que la subida de tipos está dañando el crecimiento, recomienda seguir haciéndolo, decantándose por centrar la batalla en rebajar los precios ante el dilema entre inflación y crecimiento. De ese modo, cree que la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra subirán el precio del dinero por encima del 4%, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) se quedará en ese umbral. La otra gran línea de actuación es a través de la política fiscal. Y ahí los países de la zona euro, entre ellos España, han adoptado paquetes de medidas equivalentes al 2% de su PIB, que la OCDE pide que sean temporales. La tercera pata que el organismo considera inevitable consiste en acelerar la transición ecológica para dejar de depender de los combustibles fósiles y los suministros energéticos procedentes de Rusia.