Los indefinidos se disparan en marzo: casi un tercio de los contratos firmados fueron fijos
El paro baja a pesar de los efectos de la guerra en Ucrania hasta situarse en 3,1 millones de personas, el mejor dato para este mes desde 2008, y los afiliados suben en 140.232, bordeando los 20 millones
La economía vive pendiente de los efectos originados por la devastadora guerra iniciada por Rusia en Ucrania, y la ciudadanía hace cuentas para ver cómo llena la nevera y el depósito de su coche. Mientras tanto, el mercado laboral ha logrado aislarse dentro de una trinchera para mantenerse, de momento, resguardado de las consecuencias del conflicto. El paro bajó con respecto a feb...
La economía vive pendiente de los efectos originados por la devastadora guerra iniciada por Rusia en Ucrania, y la ciudadanía hace cuentas para ver cómo llena la nevera y el depósito de su coche. Mientras tanto, el mercado laboral ha logrado aislarse dentro de una trinchera para mantenerse, de momento, resguardado de las consecuencias del conflicto. El paro bajó con respecto a febrero hasta situarse en 3.108.763 personas (-2.921), la cifra más baja para este mes desde 2008; y el número de afiliados a la Seguridad Social se incrementó ―en términos sin desestacionalizar―, en algo más de 140.000 trabajadores, hasta llegar a los 19.834.504, la cifra más alta para este periodo del año desde 2001. Pero la casilla más brillante de las estadísticas que han dado a conocer este lunes el Ministerio de Trabajo y el de Seguridad Social se aloja en la contratación: por primera vez desde que comenzó la serie histórica, se han firmado más de medio millón de indefinidos en un mes: 513.677, casi uno de cada tres.
Desde que se aprobó la reforma laboral, el 31 de diciembre de 2021, en el primer trimestre de este año se han realizado más de un millón de contratos fijos (1.069.190), y su porcentaje respecto del total no ha hecho más que aumentar: en enero fue del 15%, en febrero subió hasta el 21,9%; y en marzo se ha duplicado respecto a cómo comenzó el año, 30,7%; todos ellos superan ampliamente la media de 2021 (10,87%). Aunque los contratos temporales siguen siendo la modalidad principal (1.158.164 en el último mes), los fijos están cerca de representar un tercio del total, una representatividad sin parangón en las estadísticas.
“El mercado de trabajo español está empezando a ofrecer cierta fortaleza frente a las eventualidades a las que se ve sometido”, ha indicado Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Empleo. “Hasta ahora se había caracterizado por una hiperreacción a las dificultades económicas, y ahora está ofreciendo una mayor resiliencia, que tiene que ver con que se ha instalado una cultura de la flexibilidad interna, que ha hecho que tanto empresa como trabajadores vean que hay vías alternativas a la destrucción del empleo”, ha añadido.
De hecho, la verdadera dimensión del cambio cultural que se buscaba con el nuevo marco legislativo aparece en la comparativa interanual: entre los meses de enero, febrero y marzo de 2021 se contabilizaron un total de 463.813 contratos fijos, menos de la mitad de los registrados un año después. Y donde han irrumpido con más fuerza es precisamente en los sectores en los que existía una elevada tasa de temporalidad, como la construcción, donde casi la mitad de los nuevos contratos fueron de naturaleza indefinida (41,3%).
Sin embargo, la agricultura ha sido el vector productivo que ha capitalizado históricamente las tasas de temporalidad más elevadas, y es, por ello, ahora, donde la transformación resulta más acusada. Comparando los meses de marzo de 2019 ―el último que no se vio afectado por la pandemia―, y de 2022, el número de contratos indefinidos se ha disparado un 361,8% en el campo; por delante incluso de la construcción (236,1%), donde las empresas que venían recurriendo a la fórmula del contrato por obra o servicio ya no podrán hacerlo, después de que el 31 de marzo terminase el plazo de tres meses que les otorgaba la reforma laboral. Aun así, para los contratos de este tipo que se hubieran firmado durante el vacatio legis (moratoria) de la nueva norma podrán extenderse hasta los seis meses de duración.
Colocando al indefinido como elemento central de las relaciones laborales se busca atajar la temporalidad, y acabar con los contratos más cortos. Entre los meses de enero y marzo de 2022 se han reducido considerablemente, pasando de suponer un tercio entre 2017 y 2019 (31,8% los de un solo día, y 30,7% para los de 2 a 7), a casi la mitad (13,1% y 17,3%, respectivamente). Detrás de esta rebaja también se esconde la reforma laboral, puesto que para aquellos contratos temporales que no superen los 30 días de duración se contempla una sanción para las empresas en forma de cotización adicional de 26,57 euros.
A pesar de que durante las dos primeras semanas de marzo, cuando los mercados financieros sufrieron los mayores bandazos derivados del conflicto, el empleo no se vio afectado, la huelga de transportistas sí que impactó sensiblemente sobre la curva de afiliaciones. Los datos del Ministerio de Seguridad Social proyectan un fuerte crecimiento del empleo durante la primera mitad del mes de marzo, hasta que superado el ecuador, y de acuerdo con el comienzo del parón, se produjo una ligera desaceleración en sectores como el transporte, la industria manufacturera o la construcción. La última semana del mes, sin embargo, volvió a recuperar las sensaciones iniciales hasta replicar un comportamiento muy similar al de los años previos a la pandemia. “Tuvimos un bache en los días centrales de marzo como resultado de las movilizaciones de los transportistas”, reconoció el ministro José Luis Escrivá, que también achacó al mal clima el impacto sobre la construcción. En cuanto al aumento en el número de afiliados a la Seguridad Social, de 140.232, Funcas considera que este resultado “supone una moderación significativa por segundo mes consecutivo en el ritmo de crecimiento del empleo con respecto al registrado entre mayo de 2021 y enero de 2022″.
El mes de marzo de 2022, además de por albergar un conflicto bélico internacional y una huelga nacional, también se ha distinguido del de otros años por no haber sido testigo de las celebraciones de Semana Santa, postergadas para el mes de abril. Este ajuste de calendario es una de las razones por las que el paro ha descendido en menor manera en este periodo que en años precedentes, al contabilizarse una caída de 2.921 personas, la más baja (descontando el año de la pandemia) desde 2012. Aun así, la liviana mejoría del desempleo ha beneficiado al colectivo de mujeres, el único que ha descendido con respecto a los datos de febrero (-9.219). Los hombres y los menores de 25 años, por el contrario, han incrementado la bolsa de desempleados en 6.298 y 7.365 personas, respectivamente.
Sin embargo, la cifra de afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) firmó en marzo un nuevo mínimo: 26.142 trabajadores, de los cuales 23.662 estaban acogidos bajo la modalidad Covid. Dentro de este grupo vuelven a representar un porcentaje amplio los empleados de agencias de viajes (9.175), sobre los que el Gobierno acordó en el último Consejo de Ministros activar el Mecanismo RED para este sector, y sustituir así el esquema de protección de los ERTE por covid que los ha venido protegiendo durante los últimos dos años.
7.878 autónomos más
La consistencia del mercado laboral también se ha hecho palpable en el colectivo de autónomos, que en marzo sumo 7.878 afiliados más al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). “Es la mitad del crecimiento que se ha venido produciendo desde 2012, exceptuando al año 2020”, ha advertido Lorenzo Amor, presidente de ATA, recordando que en marzo de 2021 el aumento fue de 15.245 personas. Desde UPTA, sin embargo, han valorado los 1.460 autónomos más en el sector de la hostelería, algo que atribuyen a “la proximidad de la Semana Santa”.
La negociación sobre el sistema de cotización por ingresos reales para los autónomos sigue atascada. Ante esta situación el secretario de Estado de Seguridad Social, Israel Arroyo, aseguró que el Gobierno no es plantea “de ninguna manera” aprobarlo a traves de un real decreto-ley, puesto que “las conversaciones continúan”. Arroyo sí que reconoció que la negociación “se está prolongando más de lo que nos gustaría”.
Las diferencias principales entre las organizaciones de autónomos y el Gobierno pasan por determinar, en primer lugar, de cuántos tramos estará compuesto el sistema en función de los rendimientos de los trabajadores por cuenta propia; y sobre cuáles de estos se aplicará la rebaja más sustanciosa en las cuotas que deberán abonar a la Seguridad Social. La última propuesta presentada por el ministro, José Luis Escrivá, era que para aquellos con rendimientos más bajos será de 202 euros (12 euros menos que en la anterior oferta), mientras que quienes estén por encima de 3.620 euros de facturación al mes deberán abonar 1.123 euros (132 euros más).
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