Bancos opacos ante la guerra
El conflicto armado supone una mala noticia para las entidades financieras, que ven desvanecerse las expectativas de una próxima subida de los tipos de interés
El criminal ataque de Rusia a Ucrania ha desatado una crisis humanitaria de dimensiones incalculables. Los efectos de la agresión militar afectan además seriamente a la economía europea. Se han desbaratado súbitamente las expectativas de recuperación económica y social iniciada tras la pandemia. El impacto inmediato es un ...
El criminal ataque de Rusia a Ucrania ha desatado una crisis humanitaria de dimensiones incalculables. Los efectos de la agresión militar afectan además seriamente a la economía europea. Se han desbaratado súbitamente las expectativas de recuperación económica y social iniciada tras la pandemia. El impacto inmediato es un encarecimiento del gas superior al 30% y una subida del petróleo por encima de los 100 dólares por barril. La consecuencia más probable será un aumento de la inflación, una reducción del crecimiento y de manera más directa un fuerte golpe para el turismo.
La guerra ha sido un factor externo imprevisto que agrava la fragilidad del sector financiero. A pesar de los aparentes buenos resultados contables los bancos se encuentran en una situación doblemente crítica por sus problemas internos. Por una parte, deben hacer frente a una seria pérdida de reputación por las múltiples malas prácticas que han afectado especialmente a los clientes mayores y, por otra, por el sufrimiento de sus empleados sometidos a presiones comerciales cada vez más insoportables a medida que se han reducido las plantillas. Las promesas de las entidades de mejorar el trato a los clientes chocan con una continuada y drástica reducción de empleados y cierre de oficinas. El malestar ha quedado patente en las continuadas manifestaciones de las asociaciones de consumidores y, especialmente, por la inusitada amplitud que ha adquirido la protesta espontánea de un jubilado, el doctor Carlos San Juan, que en pocos días ha recogido más de 600.000 firmas.
El conflicto armado supone una mala noticia para los bancos, que ven desvanecerse las expectativas de una próxima subida de los tipos de interés, que mejoraría sus resultados. Los colosales beneficios declarados por los cinco principales bancos en 2021 (19.866 millones de euros) podrían no reflejar fielmente su realidad financiera. Aristóbulo de Juan, ex director general del Banco de España, ha expresado su perplejidad por la falta de transparencia en la revista Consejeros. En su opinión, “las cuentas de algunos bancos vienen mostrando una morosidad del 4% o 5% que no refleja la calidad real de los activos, conllevando así unas provisiones insuficientes. También muestran unos excelentes coeficientes de capital, que resultan engañosos”. De Juan advierte de que “son numerosos los bancos que deciden revertir parte de esas provisiones alimentando así un aumento artificial de sus resultados. Por otra parte, los bancos que han adquirido otras entidades utilizan el fondo de comercio negativo para matar provisiones anteriores y mejorar así sus resultados con un apunte contable”. Lo que está cuestionando es si los beneficios declarados y los dividendos repartidos corresponden a la actividad financiera o en parte son apuntes contables. Hay motivo para preocuparse. La crisis bancaria española ha sido la más costosa de Europa.