Los siete gráficos que explican la recuperación del empleo en España en 2021
El mercado laboral ha remontado en apenas un año la mayor depresión sufrida por Europa desde la Segunda Guerra Mundial, aunque sigue con alta tasa de temporalidad
La recuperación del Producto Interior Bruto (PIB) anterior a la pandemia está siendo más lenta de lo esperado. No ocurre lo mismo con el mercado laboral, que va muy por delante de otros indicadores. Los datos publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que dejan la tasa de paro en el 13,33%, desbarata todas las previsiones que efectuaron los organismos internacionales al comienzo de la pandemia, ...
La recuperación del Producto Interior Bruto (PIB) anterior a la pandemia está siendo más lenta de lo esperado. No ocurre lo mismo con el mercado laboral, que va muy por delante de otros indicadores. Los datos publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que dejan la tasa de paro en el 13,33%, desbarata todas las previsiones que efectuaron los organismos internacionales al comienzo de la pandemia, que llegaron a prever niveles de desempleo del 20% que se reducirían solo de forma muy gradual. En la práctica, el mercado laboral español logró remontar en apenas un año la mayor depresión que ha vivido Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Estas son algunas de las claves de la Encuesta de Población Activa (EPA).
El año que más aumentó la ocupación
España cerró 2021 por encima de los 20 millones de ocupados por primera vez desde la crisis financiera y el estallido de la burbuja inmobiliaria, en 2008. En total, creó 840.000 puestos de trabajo. Esa cifra permitió recuperar con creces los 622.000 empleos que se destruyeron en 2020 como consecuencia de la pandemia, que supuso una caída de la economía española del 10,8%. El dato confirma, pues, el camino dispar que han seguido el Producto Interior Bruto (PIB), que las instituciones internacionales creen que no se recuperará todavía este año, y el empleo, que se ha rehecho a un ritmo inédito desde 2005, cuando el proceso de regularización del Gobierno de Zapatero provocó un aumento del empleo histórico.
La recuperación del número de parados
Uno de los datos que mejor refleja la realidad del mercado laboral es el volumen de personas que pasa a engrosar las listas del paro. En 2020, 527.900 personas perdieron su puesto de trabajo. A pesar de esas dimensiones (equivale a tantas personas como las que residen en una ciudad como Murcia), el volumen de parados dista mucho de los que se registraron en la Gran Recesión. En 2008 y 2009 se quedaron sin empleo más de un millón de personas cada año. Hasta 2019 no se logró rebajar el volumen de parados hasta niveles anteriores a antes del estallido de esa crisis. La pandemia deshizo esa tendencia, pero en 2021 volvió a revertirse después de que el número de desempleados cayera en 616.000 personas.
Canarias, donde más sube la ocupación
La creación de empleo fue especialmente intensa en 2021 en las islas Canarias, donde la ocupación creció un 13,4%. La comunidad se había visto especialmente tocada por las restricciones a viajar que se impusieron a lo largo y ancho de Europa (y todo el mundo) por la extensión de la covid-19. Ello supuso que el número de empleados cayera hasta un 15% en el arranque del año pasado. No obstante, la región se fue recuperando hasta alcanzar prácticamente los niveles de 2019. Las otras cuatro comunidades cuyo volumen de ocupados creció por encima de la media del conjunto de España fueron Murcia (6,14%), Castilla-La Mancha (6,81%), Andalucía (5,41%) y Cataluña (4,72%). Además de esas autonomías, los mercados laborales de la Comunidad Valenciana, Extremadura, Madrid, Navarra, el País Vasco y La Rioja se han rehecho de los estragos de la pandemia.
La tasa de paro, por debajo de las cifras prepandémicas
Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) de abril de 202o apuntaban a un horizonte muy oscuro para el mercado laboral español. En concreto, auguraban que la tasa de paro escalaría hasta el 20,8% ese año para bajar hasta el 17,5% en 2021. Eso suponía retroceder una década, hasta niveles de la Gran Recesión. Esos augurios nunca se cumplieron: la tasa de paro tocó techo en el tercer trimestre de 2020, cuando llegó al 16,2%. Y el año pasado cerró con una tasa de desempleo del 13,33%, por debajo incluso de la registrada justo antes del inicio de la pandemia, que era del 13,78%.
Todos los sectores recuperan las cifras de ocupación
Todos los sectores notaron una mejoría respecto a 2020, pero en dos de ellos fue especialmente notable. La ocupación en el sector servicios creció el 5,4%, a pesar de que las restricciones impuestas por las sucesivas olas de contagios todavía impusieron numerosas barreras al turismo, el ocio y la restauración. En la industria, el empleo creció igualmente el 4,7% aunque parte de las fábricas –en especial las vinculadas al automóvil o la electrónica– se vieron golpeadas por las crisis de suministros y los cuellos de botella que se están dando a escala global. El empleo en el campo avanzó un 5,3%, mientras que la construcción –el que menos afectado se vio por la pandemia– avanzó un 1,9%.
Menos de 100.000 personas en ERTE
Una de las razones que explican que la tasa de empleo no alcanzara los niveles que señaló el FMI es, precisamente, la red de seguridad que tendió el Estado con los ERTE. En el segundo trimestre de 2020, cuando se produjeron los confinamientos más duros, hasta 3,4 millones de personas estuvieron refugiadas en esos esquemas que han permitido salvar puestos de trabajo. El INE estima que a finales del año pasado ese número se había reducido a 63.800, lo cual minimiza el miedo a que esos subsidios solo estén retrasando la destrucción de empleo en empresas o sectores inviables.
Uno de cada cuatro contratos son temporales
La temporalidad sigue siendo uno de los grandes males del mercado laboral español. Al cierre de 2021, el 25,4% de los empleados tenía un horizonte muy corto en su puesto de trabajo. Un año antes, era del 24,6%. Se volvía a cumplir la regla de que en épocas malas se cae la temporalidad porque los contratos de corta duración son los primeros que se destruyen y en los buenos tiempos sube.