Cuidado con la euforia
Los halcones monetarios utilizarán el alza de la inflación para urgir a Fráncfort la retirada de estímulos.
Después de tantos pesares pandémicos, permitámonos un alivio. Las previsiones económicas veraniegas de la Comisión son exultantes. Recalculan hacia arriba el crecimiento en toda la UE. Y, lo que es infrecuente, la eurozona va en línea paralela, cuando lo habitual es que vaya por detrás.
Para darle relevancia, el comisario Paolo Gentiloni recuerda que se trata de “la mayor revisión al...
Después de tantos pesares pandémicos, permitámonos un alivio. Las previsiones económicas veraniegas de la Comisión son exultantes. Recalculan hacia arriba el crecimiento en toda la UE. Y, lo que es infrecuente, la eurozona va en línea paralela, cuando lo habitual es que vaya por detrás.
Para darle relevancia, el comisario Paolo Gentiloni recuerda que se trata de “la mayor revisión al alza” de las proyecciones en una década.
Pero una cosa es el alivio, que anima, y otra la euforia, y aún la autocomplacencia, que adormecen. Porque junto a datos extraordinarios, se ciernen algunas nubes. Una es el despegue de la quinta ola de la pandemia, surfeando sobre la cepa india importada del Reino Unido. Bruselas y distintas alertas institucionales advierten seriamente sobre sus efectos económicos adversos si no se corrigen los excesos.
Otra es el retraso respecto de la mayor velocidad en EE UU y China.
Y la más peligrosa es que si la recuperación del nivel de PIB precovid (2019) se alcanza en la UE y en la eurozona en el tercer trimestre de 2021 (para España, en 2022), como proyecta la Comisión, los halcones aprovecharán la ocasión.
Arreciará su batalla para volver precipitadamente a las reglas austeritarias del Pacto de Estabilidad, olvidando a los rezagados. Con más habilidad que durante la Gran Recesión, Wolfgang Schäuble (Financial Times, 2/6/2021) reclama la vuelta a la “normalidad fiscal” de los más endeudados (olvida los deberes de quienes ostentan excesivos superávits por cuenta corriente); mientras Lorenzo Bini Smaghi le recuerda que 2019 no era todavía normal, duraban aún las secuelas de 2008/2011 (FT,14/6/2021).
Y lo mismo con los halcones monetarios. Utilizarán el alza temporal de la inflación (del 1,9% este año en la eurozona, según la Comisión; del 2,5% en España, según el Banco de España) para urgir a Fráncfort la retirada de estímulos.
Ya atacan los tipos de interés negativos como si los positivos fueran de derecho natural: “Expropian a los ahorradores y eso es inconstitucional (¡!) porque choca con el derecho fundamental (¡!) de obtener un rendimiento de las propiedades de cada uno”, que “se lo ha quitado el BCE”, exclama el exjuez del Constitucional alemán Paul Kirchhof. Le contesta esa insensatez económica el profesor Friedrich Heinemann, del ZEW (5/7).
Lo más sugestivo del trabajo de la Comisión es su recordatorio de que a final de 2022, aunque se haya recuperado el nivel económico prepandemia, estará “un 1% por debajo” de la senda que se proyectaba entonces.
Al socaire de eso, Gentiloni dejó claro: “Nuestro objetivo no es volver a los niveles de PIB de 2019”. Se apuntaba así a la propuesta del primer ministro italiano, Mario Draghi, y del gobernador español, Pablo Hernández de Cos, de aumentar la ambición de la política económica de la Unión, que radiografiábamos en No basta con volver a 2019 (EL PAIS, 29/6). ¿Cómo se pone ese cascabel al gato?