“No podemos afectar a la clase media de Colombia”
El nuevo ministro de Hacienda de Colombia, José Manuel Restrepo, ha asumido el cargo en medio de caóticas protestas sociales detonadas por una propuesta para subir impuestos
Alguien tenía que hacerlo y José Manuel Restrepo (Bogotá, 1970) aceptó. Cuando el ministro de Hacienda de Colombia y algunos viceministros renunciaron a sus cargos el 3 de mayo, el Gabinete del presidente Iván Duque tambaleó. Se necesitaba un reemplazo inmediato, alguien preparado en materia de finanzas públicas, pero sobre todo, dispuesto a tomar las riendas del despacho en donde nació la reforma tributaria que detonó las violentas protestas que hoy cont...
Alguien tenía que hacerlo y José Manuel Restrepo (Bogotá, 1970) aceptó. Cuando el ministro de Hacienda de Colombia y algunos viceministros renunciaron a sus cargos el 3 de mayo, el Gabinete del presidente Iván Duque tambaleó. Se necesitaba un reemplazo inmediato, alguien preparado en materia de finanzas públicas, pero sobre todo, dispuesto a tomar las riendas del despacho en donde nació la reforma tributaria que detonó las violentas protestas que hoy continúan en las calles de Colombia.
Académico con doctorado por la Universidad de Bath, Restrepo aclara: “Yo no soy un candidato que aparece de la noche a la mañana”. Llegó al gabinete como ministro de Comercio, cartera que todavía ostenta a la espera del nombramiento oficial como ministro de Hacienda. Duque anunció su designación en un tuit poco después de las renuncias y lo que resta es una ceremonia oficial. Por sus años frente al Ministerio de Comercio, Restrepo asegura ser el funcionario mejor calificado para acercarse a las empresas y encontrar un nuevo acuerdo tributario en el que paguen más impuestos los que tienen más ingresos.
Su antecesor, Alberto Carrasquilla, había sido funcionario del Gobierno del expresidente Álvaro Uribe, una figura polarizante en el país. Restrepo, en cambio, no está vinculado con el uribismo y trae a la mesa una pizarra limpia en la que busca diseñar una propuesta propia para que el Gobierno recabe más impuestos sin afectar a la clase media. Mientras tanto, la deuda pública crece y se estima que para finales de este año alcance el 65% del producto interno bruto. En entrevista telefónica con EL PAÍS, el funcionario muestra confianza en que el país logrará una nueva reforma y preservará el grado de inversión de la deuda soberana.
Pregunta. Como funcionario, como nuevo ministro de Hacienda y como colombiano, ¿cómo se siente al ver las protestas?
Respuesta. El Gobierno ha sido un gobierno democrático que cree y respeta la protesta social, que lo ve como un derecho democrático legítimo y que valora una protesta respetuosa en la que no se afectan los derechos de los demás. En tal sentido, es de rechazar los abusos de la fuerza pública, así como los bloqueos, los actos de vandalismo y los hechos que dañan bienes ajenos o cuando la violencia se da sobre bienes públicos. Habiendo dicho eso, me parece que es muy importante reconocer que esa protesta merece ser atendida. ¿Cómo? Con una actitud de diálogo, de construcción de consensos, de escucha abierta. Yo recibo una misión que es la de identificar caminos para lograr un gasto social sostenible con financiación sostenible. Necesitamos en este momento más que nunca en nuestro país actos de grandeza para ser capaz de escuchar al otro, para oír a distintos actores de la sociedad, como los jóvenes y los empresarios. Seguramente más adelante con los sindicatos, con los partidos y líderes políticos, con la academia, con las entidades territoriales y con los actores representativos de las finanzas públicas para construir consensos. Enfrentamos el impacto de la pandemia que nos afectó en indicadores claves como la pobreza, el desempleo y que afectó a muchos sectores. Lo que uno recoge también allí es una preocupación, un sentimiento de las juventudes, por ejemplo, también de otros actores sociales, una genuina preocupación que merece ser atendida. Y por eso que en nuestro proyecto de gasto social lo que queremos es atender a esos actores más vulnerables de la sociedad.
P. ¿Cómo será la nueva reforma tributaria?
R. Yo no la llamaría una reforma tributaria, sino un proyecto de gasto social con una financiación sostenible que tenga tres propósitos. El primero es avanzar en atender a los más vulnerables. Reconocer que esos actores más vulnerables son los jóvenes que están buscando un empleo por primera vez, los que están buscando acceso gratuito a la educación superior en estratos más vulnerables. Y allí hay que reconocer que el presidente Iván Duque ya anunció ese acceso gratuito a la educación superior en todas las instituciones públicas a cerca de 700.000 jóvenes. Hoy también son vulnerables los informales, esos que enfrentan el día a día con recursos y que necesitan rentas de emergencia. Por eso se ha pensado en continuar un programa como el de Ingreso Solidario que existe en Colombia. Y también son vulnerables los micro y pequeños empresarios muy afectados por la pandemia. Otro punto de consenso es que este proyecto no puede tocar, no va a meterse y no va a afectar a la clase media. Y hay otro punto de consenso es que tenemos que aprovechar ese sentido solidario que ha expresado el sector empresarial y los sectores más pudientes de levantar la mano y decir ‘nosotros queremos contribuir’.
P. ¿Cuál fue, en su opinión, el error de la propuesta anterior?
R. Yo no suelo actuar con base en espejos retrovisores. Yo veo del presente hacia el futuro, y en el futuro lo que necesitamos es no afectar a la clase media. No debemos tocar el impuesto al valor agregado (IVA). No debemos ampliar la base de personas naturales ni el impuesto a la renta. Segundo, debemos acudir a lo que ya han expresado los sectores más pudientes, sectores empresariales que a través de sus gremios han expresado que quieren contribuir y señalan caminos para hacerlo a través de instrumentos como una sobretasa al impuesto de renta, asuntos relacionados con impuesto a los bienes, entre otros temas. Y tercero, que de todas maneras recojamos los intereses y las preocupaciones de todos los actores políticos sobre las vulnerabilidades sociales. Y ahí hay coincidencia en los sectores vulnerables, en los desempleados, en los jóvenes, en las mujeres que perdieron el empleo, en los informales y en las micro y pequeñas empresas.
P. De no pasar una reforma tributaria para recaudar más impuestos, Colombia está en riesgo de perder su grado de inversión, lo que dispararía el pago de intereses.
R. Nuestra respuesta pretende garantizar que exista una estabilidad en nuestras finanzas públicas. Y también garantizar esa estabilidad social, que es fuente de crecimiento, fuente de desarrollo y, en el fondo, fuente de estabilidad macroeconómica. Los actores internacionales, los mercados y los análisis de riesgo tienen que ser absolutamente conscientes del impacto que ha tenido la pandemia en países como Colombia y reconocer la diferencia entre impacto transitorio o impacto permanente.
P. ¿Entonces usted confía en que Colombia no perderá su grado de inversión?
R. Estamos haciendo el esfuerzo para garantizar la estabilidad fiscal que envíe claridad a los mercados internacionales y simultáneamente la estabilidad social. Nosotros no podemos ser indiferentes al contrato social. Las dos cosas tienen que verse en equilibrio. Los dos propósitos no son ajenos. Y yo creo que en un escenario de postpandemia, para todos los actores nacionales e internacionales, esto debe ser lo suficientemente claro.
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