Los expertos de Esade critican la “falta de concreción” sobre las reformas en el plan de recuperación
El panel observa problemas de gobernanza y carga contra la “ambición insuficiente” en capital humano
El diagnóstico de los problemas de la economía española es correcto y las prioridades establecidas por Bruselas quedan recogidas, pero el plan de recuperación que aprobará el Gobierno este martes en Consejo de Ministros adolece ambición reformista y en el ámbito del capital humano. Así lo cree, al menos, un panel de ocho expertos en diversas áreas convocados por EsadeEcPol para desentrañar el programa que España debe remitir a la Comisión Europea, como tarde, el viernes.
En...
El diagnóstico de los problemas de la economía española es correcto y las prioridades establecidas por Bruselas quedan recogidas, pero el plan de recuperación que aprobará el Gobierno este martes en Consejo de Ministros adolece ambición reformista y en el ámbito del capital humano. Así lo cree, al menos, un panel de ocho expertos en diversas áreas convocados por EsadeEcPol para desentrañar el programa que España debe remitir a la Comisión Europea, como tarde, el viernes.
En su análisis, publicado este martes, los técnicos convocados por el Centro de Políticas Económicas de Esade critican la “desaparición de algunas reformas muy cuestionadas que se habían venido lanzando desde algunos sectores del Gobierno” y aluden explícitamente a la “preocupante falta de concreción reformista” en “áreas clave”: pensiones, mercado de trabajo, administración pública, mercado interior o fiscalidad verde —”un aspecto olvidado”—. El plan, dicen, representa una oportunidad “única” para transformar profundamente la economía española, “avanzar” en su modernización y “comenzar a corregir” la brecha de productividad con los vecinos del centro y norte de Europa. “Sin embargo, para lograrlo no es suficiente con un compromiso fuerte de inversión y unas tímidas reformas”, ahondan.
“A pesar centrar mucho el foco en los jóvenes y en la justicia intergeneracional, no se concretan reformas en el ámbito de las pensiones, que permitan avanzar hacia su sostenibilidad y no cargar con más endeudamiento a las generaciones futuras. Tampoco se concretan reformas en el ámbito de la unidad de mercado (...), y en el ámbito del mercado laboral se abunda en propuestas que han demostrado no ser útiles en el pasado”, recalcan. “Igualmente, en el ámbito de la despolitización de instituciones y nombramientos, independencia de los reguladores y autoridades económicas o modernización de la carrera funcionarial los avances son muy tímidos”.
En materia de capital humano, “clave de bóveda del crecimiento en la economía del conocimiento”, los expertos convocados por Esade bajo la batuta de Toni Roldán, director del Centro de Políticas Económicas de la escuela de negocios barcelonesa critican la, a su juicio, “ambición insuficiente, desde la educación no universitaria hasta las políticas activas [de empleo], la escasa mención a la reforma universitaria o la baja ejecución del presupuesto de ciencia e I+D”.
Sesgo favorable a los sectores consolidados y no a los innovadores
En lo referente a la gobernanza del plan, uno de los aspectos más importantes en un programa plurianual tan bien dotado de fondos como este —70.000 millones de euros en el trienio 2021-2023, casi el 6% del PIB anterior a la sacudida del coronavirus—, los especialistas de EsadeEcPol cargan contra la “excesiva opacidad” en la selección de los proyectos de inversión “que podría redundar en un sesgo favorable a los actores económicos consolidados y no a los más innovadores”. También contra el “insuficiente compromiso” del texto “con una cultura de evaluación y rendición de cuentas: no se establecen métricas, ni procesos, ni objetivos mensurables para evaluar la adecuación y eficiencia de las inversiones comprometidas”.
“No se trata”, concluyen los ocho autores del estudio —Toni Roldán, Manuel Hidalgo, Marta Suárez-Varela, Lucas Gortázar, Ramón Mateo, Carlos Victoria, Natalia Collado y Ángel Martínez—, “solamente de que se nos escape el tren de la convergencia en competitividad, sino de que, si no cumplimos con nuestra parte del trato con nuestros socios europeos, el tren podría no volver a pasar, dadas las dificultades políticas y el aumento del euroescepticismo en buena parte de los Estados de la UE”.