Las monedas y las Bolsas latinoamericanas se derrumban en pleno descalabro global
Los mercados internacionales golpean con especial virulencia a los activos argentinos que cotizan en Wall Street, sobre todo a las empresas del sector energético y bancario
Los inversores globales han apretado el botón del pánico y las consecuencias se dejan sentir, con especial virulencia, en América Latina. Las principales monedas y Bolsas de la región han abierto la sesión de este lunes con fuertes pérdidas, a rebufo de lo ocurrido en las principales plazas europeas. Todo apunta a un lunes negro, con las plazas y las divisas de los países petroleros particularmente expuestas al batacazo registrado en las últimas horas, con el mercado anticipando una potencial...
Los inversores globales han apretado el botón del pánico y las consecuencias se dejan sentir, con especial virulencia, en América Latina. Las principales monedas y Bolsas de la región han abierto la sesión de este lunes con fuertes pérdidas, a rebufo de lo ocurrido en las principales plazas europeas. Todo apunta a un lunes negro, con las plazas y las divisas de los países petroleros particularmente expuestas al batacazo registrado en las últimas horas, con el mercado anticipando una potencial guerra de precios entre Arabia Saudí y Rusia. Pintan bastos para los emergentes, que en el último mes y medio han sufrido la mayor salida de capitales desde que hay registros, y América Latina —siempre expuesta más dependiente de las materias primas— sufre en mayor medida el derechazo.
Volatilidad, volatilidad y más volatilidad. La consigna en las principales mesas de inversión de los fondos y los bancos es clara: es el momento de retirarse de los activos de mayor riesgo —y América Latina siempre está señalado como tal en las carteras— para refugiarse en los llamados activos refugio —oro, bonos estadounidenses y alemanes, dólar—. El golpe es, por tanto, doble: a la salida de inversores en activos latinoamericanos se une el fortalecimiento del dólar, la divisa contra la que se establecen todas las comparaciones de las monedas regionales. Solo el anuncio de una inyección extraordinaria de liquidez de al menos 150.000 millones de dólares al día por parte de la Reserva Federal estadounidense ha logrado aliviar, mínima y temporalmente, la presión sobre los mercados financieros. Las caídas han arreciado poco después.
Aun siendo generalizado, el desplome se sintió con especial intensidad en México. El peso, la moneda más líquida del mundo emergente y el termómetro más fiel de la situación económica del país, retrocedió más del 5%. Fue una de las mayores caídas diarias desde que hay registros, solo superada por los quiebros y requiebros de la crisis financiera de 2008 y 2009 y la victoria de Donald Trump —y su marcada retórica antimexicana— en noviembre de 2016, y el nivel más bajo desde enero de 2017, justo después de la victoria de Trump y cuando el riesgo de ruptura del Tratado de Libre Comercial de América del Norte (TLCAN, un instrumento esencial para las exportaciones mexicanas) era máximo. Y pone en riesgo la aplicación de la medicina que se suele recetar en estos casos: la rebaja de tasas de interés.
El principal índice de la Bolsa mexicana se despeñó un 6,4% este lunes, regresando a niveles de septiembre pasado. El temor viene por varios frentes: mientras China logra, poco a poco, contener la epidemia, los principales focos de coronavirus están ahora en terceros países, entre ellos Estados Unidos —por mucho el mayor socio comercial mexicano—. Además, en plena crisis de su petrolera estatal (Pemex, la más endeudada del mundo), el crudo en caída libre añade un punto adicional de incertidumbre sobre el crecimiento de la economía y la sostenibilidad de la deuda: como si de vasos comunicantes se tratara, cualquier cambio en las perspectivas de Petróleos Mexicanos golpea directamente al bono soberano.
La Bolsa de São Paulo, el índice Ibovespa, ha seguido este lunes la estela de Wall Street al suspender durante 30 minutos la negociación de acciones después de que se desplomase un 10% poco después de su apertura. Lejos de retraerse, los números rojos han continuado tras la reapertura, hasta retroceder más del 12% cerca del cierre. La petrolera estatal Petrobras se desplomó tres horas después de la apertura hasta 20%, aunque luego se recuperó y moderó la bajada hasta el 10%. La multinacional minera Vale cayó más del 16%. El dólar, que lleva meses subiendo frente al real, ha seguido esa tendencia.
André Guilherme Pereira, de Necton Investimentos, explica que “tanto Petrobras como Vale son muy sensibles al precio de las materias primas”, de ahí el fuerte impacto que han sufrido. El analista también destaca que ni siquiera la inyección por parte del Banco Central de 3.000 millones de dólares en reservas ha frenado un alza del 2,06% de la divisa estadounidense. “Esta situación solo se va a resolver con tiempo”, dice. La moneda estadounidense cerró a 4,72 reales tras haber alcanzado los 4,79 reales esta mañana. El riesgo país brasileño escaló, por su parte, hasta niveles inéditos desde 2002. El gigante sudamericano tiene una elevada exposición a China: es su principal cliente y destino de casi la tercera parte de sus ventas al exterior.
El ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, ha declarado que él y su equipo están “absolutamente tranquilos y confiados en que la democracia brasileña va a reaccionar transformando esa crisis en un avance de las reformas (económicas)” mientras el presidente Jair Bolsonaro, de visita oficial en Florida (EEUU), le ha reiterado desde allí su apoyo absoluto: “Somos leales a las políticas económicas de nuestro ministro de Economía”.
La crisis encuentra a Argentina en una posición de extrema fragilidad, por la incertidumbre que genera entre los inversores la renegociación de su deuda con el FMI y los acreedores privados. La Bolsa de Buenos Aires caía en la apertura un 12,12%, para luego recuperar a media rueda algo del terreno perdido, con una bajada del 10,4% en una jornada con muy pocas operaciones. Al final del día, sin embargo, marcó el cierre un 13,75% abajo.
Los mercados internacionales golpearon con especial virulencia a los activos argentinos que cotizan en Wall Street, sobre todo a las empresas del sector energético y bancario. La acción de la petrolera estatal YPF cayó casi un 28%, lastrada por las dudas que un barril de crudo por los suelos pone sobre la viabilidad financiera del yacimiento no convencional de Vaca Muerta, joya del sector energético Argentino. Entre los bancos de capitales argentinos, el más golpeado es Macro (un 19%) y Grupo Financiero Galicia (un 18,5%).
El riesgo país, que mide la sobretasa que los bonos argentinos deben pagar sobre los emitidos por EEUU, también se disparó hasta los 2.768 puntos, un 14,7% más que el viernes, fruto del derrumbe del valor de los bonos emitidos en divisa. Se trata de su mayor nivel desde 2005, cuando el Gobierno de entonces se encontraba en cesación de pagos y negociaba una salida amistosa a su deuda. A principios de febrero, el riesgo país argentino se ubicaba sobre los 1.800 puntos.
Las pérdidas bursátiles también fue gruesa en Colombia, desde el 6% que se registró a primera hora de la mañana hasta el 10,53% del final de la jornada. Los efectos del lunes negro han repercutido especialmente en la moneda local. El dólar rompió la barrera de los 3.800 pesos y la abrupta caída del precio del petróleo hizo que la divisa estadounidense alcanzara un nuevo récord tras superar la semana pasada los 3.500 pesos. Estos datos suponen una devaluación del peso en un 9,3% en lo que va de año. En los últimos meses, fue del 13,3%. La compañía más afectada fue Ecopetrol, una de las principales petroleras de América Latina, cuyos títulos cayeron un 20%.
Mientras tanto, en Chile el descenso bursátil alcanza el 4,59%. En Ecuador, una nación particularmente expuesta al precio del crudo, ve cómo su deuda emitida en dólares pierde la quinta parte de su valor desde el viernes. Malos tiempos para una región que arrastra una dependencia histórica de las materias primas y que siente con especial intensidad el golpe de la volatilidad.