Análisis

La nueva normalidad china

Creemos puede cumplir su objetivo de crecer al 7% siempre y cuando controle riesgos

La próxima semana se publicará el dato de crecimiento de la economía china en el primer trimestre. Según apuntan los indicadores de actividad de alta frecuencia, es muy probable que el PIB registre un crecimiento del ...

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La próxima semana se publicará el dato de crecimiento de la economía china en el primer trimestre. Según apuntan los indicadores de actividad de alta frecuencia, es muy probable que el PIB registre un crecimiento del 7% interanual, sorprendiendo a la baja al mercado. Esto es coherente con lo que las autoridades ya califican como el “nuevo normal”: un estado en el que se combina una tasa de crecimiento más baja y una mayor volatilidad. En cualquier caso, pensamos que las autoridades están preparadas para mantener el crecimiento con más medidas de flexibilización.

Algunos de los indicadores de actividad de enero-febrero, que son un barómetro del crecimiento en el primer trimestre, han sido bastante decepcionantes. En concreto, la producción industrial ha caído hasta mínimos históricos del 6,8%, mientras que el crecimiento de la inversión en activos fijos en áreas urbanas se ha ralentizado hasta el 13,9%, en comparación con la media del 15,7% registrada el pasado año. Por su parte, las ventas minoristas mantuvieron un elevado dinamismo (con una tasa de crecimiento de dos dígitos), si bien los indicadores de confianza (PMI) de marzo se mantuvieron en torno al nivel decisivo de 50. En resumen, la mayoría de los indicadores de actividad de enero-febrero no estuvieron a la altura de lo que previsto por los analistas.

Detrás de esta desaceleración de la actividad económica hay una confluencia de factores. En primer lugar, la moderación del mercado inmobiliario, que siguió lastrando la inversión en construcción y otros sectores relacionados. En segundo lugar, la incertidumbre política previa a la celebración de la Asamblea Popular Nacional de marzo, que ha retrasado las decisiones de las empresas a la hora de ampliar la capacidad productiva y hacer nuevos contratos. Por último, pero no por ello menos importante, los efectos de la consolidación fiscal de las administraciones locales, que se iniciaron durante el tercer trimestre del año pasado, pero se han empezado a notar ahora, debilitando la demanda.

No obstante, a pesar de que los factores mencionados tienen un carácter estructural, las autoridades podrían compensar su impacto negativo en el crecimiento mediante diversas herramientas de política económica. De hecho, ya han puesto en marcha una serie de medidas de apoyo, incluyendo el recorte de tipos de interés y de coeficientes de caja, deducciones fiscales para pymes y la reducción de pago mínimo en concepto de entrada para la compra de vivienda. Mientras tanto, las autoridades siguen comprometidas con su hoja de ruta preestablecida: reformas estructurales para impulsar el crecimiento potencial del país.

Tomando en cuenta todos los factores, consideramos que el objetivo de crecimiento anual del 7%, fijado por las autoridades, puede alcanzarse siempre y cuando puedan afinar sus políticas para encontrar un equilibrio entre el mantenimiento de una tasa de crecimiento aceptable y el control de los riesgos a corto plazo. En lo relativo al manejo de las políticas económicas, esperamos que las autoridades sigan flexibilizando la política monetaria en el segundo trimestre y refuercen también la expansión fiscal (a través del gobierno central) para estimular la demanda interna.

Xia Le es economista jefe de la Unidad de Asia de BBVA Research.

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