Zapatero culpa al BCE de que Europa siga en crisis

El expresidente español critica con dureza la respuesta política de Alemania Atribuye la larga recesión al “conservadurismo” de Draghi y a los defectos de fabricación del euro

La de Europa es una crisis crónica: mientras el resto del mundo ha salido del pozo, la eurozona se ha quedado atascada en un deprimente marasmo, un estado de sitio del que apenas se adivina la futura recuperación. La crisis tiene muchos padres, pero su duración y profundidad en Europa –sin comparación con las de otros grandes bloques económicos— tiene dos culpables: Alemania y sobre todo el ...

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La de Europa es una crisis crónica: mientras el resto del mundo ha salido del pozo, la eurozona se ha quedado atascada en un deprimente marasmo, un estado de sitio del que apenas se adivina la futura recuperación. La crisis tiene muchos padres, pero su duración y profundidad en Europa –sin comparación con las de otros grandes bloques económicos— tiene dos culpables: Alemania y sobre todo el Banco Central Europeo (BCE). Grosso modo, así se expresó este viernes en Bruselas el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero: “El euro se ha convertido en una camisa de fuerza”. “Sus defectos de fabricación y el conservadurismo del BCE frente al activismo de otros grandes bancos centrales es la explicación de por qué la zona euro, o una parte importante de los países de la zona euro, aún no ha podido superar la crisis, a diferencia de lo que ha ocurrido en la economía mundial con EE. UU., los emergentes o Reino Unido", indicó en una conferencia junto al ex primer ministro italiano Mario Monti y al líder liberal en la Eurocámara, Guy Verhofstadt.

Tras unos meses con un perfil deliberadamente bajo, Zapatero ha vuelto. Publicará su visión de la crisis en apenas un mes, en un libro muy esperado. Y si el debate de anoche sirve como anticipo, el expresidente español –que dio un espectacular viraje a su política económica en mayo de 2010, tras una tempestuosa cumbre europea—tiene ganas de jaleo. “La Europa con la que soñamos nació con la idea de la solidaridad, el estado del bienestar y la cohesión social. No puedo aceptar que esta crisis esté provocando graves consecuencias políticas y sociales por la ausencia de una reacción más contundente. Acepto que el euro se diseñara para que Alemania lo aceptara. Pero no acepto esta germanización de la política monetaria: cuando Alemania estaba en crisis y necesitaba una política expansiva, la tuvo. Ahora una parte de Europa necesita un impulso de liquidez y eso exige un banco central más activo, como lo son los de Estados Unidos, Japón o Reino Unido. Perdemos posiciones si el BCE no reacciona”, advirtió.

Hubo también severas críticas contra Berlín. “Nos hace falta que algunos países del centro incorporen la solidaridad sin adjetivos. A la democracia no le sientan bien los adjetivos; a la solidaridad tampoco. Y solidaridad con condiciones [como exige Alemania] no es solidaridad, es otra cosa”. Europa necesita, dijo, otro análisis de las causas de la crisis y sobre todo otra respuesta. “Mientras persista ese relato injusto de los acreedores y los deudores, los ahorradores y los gastadores, estaremos instalados en la inquietud y en la desafección”, remató, “en una eurocrítica que no comparto”.

Solo Mario Monti le dio cierta réplica. Para el tecnócrata italiano, la responsabilidad de la crisis “no es del BCE”. “El BCE tiene un mandato claro, la inflación, y carece de la flexibilidad que tienen los bancos centrales de Estados Unidos o Reino Unido y Japón. No creo que un cambio de mandato ayudara a Europa: son los Gobiernos nacionales quienes tienen que hacer reformas, aunque también son necesarias políticas de crecimiento en Bruselas”. Zapatero no se arredró: “Es poco inteligente que otros bancos centrales estén tan activos y el europeo no. Debería comprar deuda de las empresas y bonos en el mercado secundario si es necesario. Las empresas y las familias de los países que lo necesitan podrían desendeudarse con más facilidad con una verdadera expansión monetaria que llegara a todos los países. La crisis está durando demasiado”, zanjó.

Zapatero pasó de puntillas por las causas de la crisis y por las reacciones cuando se desató la tempestad en la zona euro. Pero hizo un análisis muy distinto del de Berlín y Bruselas: "Cuando estalló la crisis, la deuda pública española era del 36%, muy inferior a la media europea. El incremento se debe a que el sector público ha tenido que salir al rescate del sector privado y a las políticas de protección social". En otras palabras: el despilfarro público no fue el problema, aunque Alemania haya dictado a la Comisión Europea una política basada en los recortes que solo se ha atemperado recientemente. En medio de la típica deflación de deuda, las recetas aplicadas hacen más difícil reducir el peso de la deuda, según el expresidente español, que apenas hizo otra referencia directa a la economía española: "La austeridad”, dijo, “está teniendo efectos muy directos sobre las políticas del sector público. Pero España va a aguantar”. Ahí volvió a resurgir el optimismo antropológico del que hace gala, pese a su miríada de críticos, el expresidente: para Zapatero, la eurozona también aguantará. “El banco central, aun haciendo menos de lo que debería, ha hecho cosas. La unión bancaria avanza. No me cabe duda de que veremos un Tesoro y los eurobonos”, cerró en un último papirotazo con destinatario en Berlín.

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