Aumentan el 43% los robos con fuerza en pisos en Barcelona

El Eixample es el distrito que más delitos de este tipo sufre en la ciudad

Abdelá corre todo lo que le dan sus piernas. Un mosso d'Esquadra le sigue de cerca. Una decena más, varios en coche y otros a pie, se dirigen a la zona. El hombre ha huido cuando dos agentes le han pedido la documentación en el número 55 de la Ronda de Sant Pau. Sospechan que intentaba robar en el edificio. Sirenas y carreras inundan el barrio, hasta que Abdelá se da cuenta de algo importante: los agentes que le han parado tienen su documentación. Él mismo decide volver. Es mediodía de un jueves.

Barcelona sufre una oleada de robos con fuerza en pisos. El año pasado, este tipo de...

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Abdelá corre todo lo que le dan sus piernas. Un mosso d'Esquadra le sigue de cerca. Una decena más, varios en coche y otros a pie, se dirigen a la zona. El hombre ha huido cuando dos agentes le han pedido la documentación en el número 55 de la Ronda de Sant Pau. Sospechan que intentaba robar en el edificio. Sirenas y carreras inundan el barrio, hasta que Abdelá se da cuenta de algo importante: los agentes que le han parado tienen su documentación. Él mismo decide volver. Es mediodía de un jueves.

Barcelona sufre una oleada de robos con fuerza en pisos. El año pasado, este tipo de delito aumentó el 43% comparado con 2009. La ciudad padeció 14,5 asaltos al día (5.264 al año). El Eixample es el distrito predilecto de los ladrones, donde la media anual se acerca a los 1.000. En lo que va de año, 228 personas de este distrito han denunciado robos en su casa, lo que se traduce en 16 semanales.

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Pero no solo la capital sufre la actividad de los malos. En la zona de la Cerdanya, el aumento fue del 38%, aunque las cifras totales (de 52 a 72 robos) no son significativas, mientras que en Girona hubo 2.964 denuncias, el 27% más que el año anterior. En el resto de las regiones policiales (las divisiones territoriales que hacen los Mossos d'Esquadra y que se tienen en cuenta para las estadísticas) el aumento ha oscilado entre el 3% y el 12%. Solo en las comarcas centrales se ha registrado un descenso del 13,5%.

En total, Cataluña vive 61,5 robos al día, como ya avanzó el consejero de Interior, Felip Puig, en rueda de prensa. Y desde ese anuncio, se ha convertido en la prioridad del cuerpo policial. A la espera de los datos oficiales, las cifras apuntan a una contención de este delito en el primer trimestre de 2011, según la policía autonómica.

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La directriz de reducir los robos se traduce en más mossos en la calle. En el Eixample, desde hace tres semanas un equipo de unos 30 agentes del Grupo de Prevención de Delincuencia del distrito se dedica a peinar la ciudad. Abdelá ha topado con ellos cuando intentaba huir.

-Casi me atropellan por culpa tuya, le echa en cara un agente que retiene al hombre, de 32 años, después de que haya regresado a por su documentación.

-¡Me he asustado!, replica él, que niega que tuviese la intención de robar en el edificio.

Hablan en el portal del edificio de Ronda de Sant Pere, mientras varios turistas suben y bajan de una pensión del bloque. Abdelá está entre dos mossos vestidos como tales y otros dos de paisano, que forman parte del dispositivo especial, bautizado como Vesta, la diosa del hogar en la mitología romana.

La pareja uniformada le dio el alto al verle llamando a varios pisos de forma indiscriminada. Le pararon, pero huyó. Los agentes alertaron entonces al resto de mossos que patrulla la zona. Varios se acercaron corriendo. Los más afortunados, en coche o en moto. En unos minutos, la ronda era un hervidero de agentes."Buscaba a Ahmed, que vive en la pensión. Íbamos al gimnasio", se excusa el retenido. Pero no hay nadie con ese nombre en el hostal. "A mí me han llamado y me han dicho que venga aquí", sigue, nervioso, el sospechoso. Cuanto más le preguntan los mossos (¿cuándo te llamaron? ¿Desde qué teléfono? ¿A qué hora?), más inquieto parece.

La técnica de llamar a todos los interfonos en busca de pisos desocupados causa furor entre los cacos. "Chicos jóvenes, a veces en grupos de tres o cuatro, se dedican a tocar timbres. Cuando descubren que hay un piso en el que nadie contesta, se cuelan en la portería y dan una patada en la puerta", explica el subinspector Martí Baqués, responsable de la Unidad de Seguridad Ciudadana del Eixample (275.00 habitantes). Las excusas para entrar son variadas: el cartero, correo comercial, el revisor del agua... Suelen llevarse objetos de valor que estén a la vista.

Y lo hacen casi siempre de día. Por eso el grupo Vesta patrulla a pie de las nueve se la mañana a las seis de la tarde, cuando se producen la mayoría de los robos. A primera hora, el sargento Joan Pere García distribuye a su equipo. "Hoy machacaremos la zona centro", dice a los agentes, que le escuchan desde las sillas. Por su pinta (coletas de caballo, mochilas, bambas, sudaderas, camisetas de propaganda...), podrían pasar por un ciudadano cualquiera.

La prioridad son las calles a la izquierda del paseo de Gràcia, consideradas zonas calientes. Se dedican a caminar y mirar las porterías: cuáles están abiertas, quién llama, quién se acerca vigilante... Se comunican entre ellos a través de walkies y móviles, y cuando ven una actitud sospechosa, dan margen al ladrón para detenerle en flagrante.

El dispositivo funciona desde hace tres semanas. Empezaron con 18 robos denunciados. La siguiente, 16. La última, 13. En el tiempo que llevan trabajando, han detenido a ocho presuntos ladrones de pisos. En la caminata del jueves, al llegar a la plaza de Josep Maria Folch i Torres, encuentran a un grupo de ocho jóvenes dominicanos. Sospechan que son responsables de buena parte los asaltos del Eixample. "Tengo dos antecedentes de robo con violencia pero estoy en libertad condicional", admite uno de ellos.

Los mossos toman nota de las identidades y les piden que vuelvan a clase. La cosa no va a más. Tampoco con Abdelá. En el edificio no han encontrado puertas forzadas. El hombre se va a su casa, acusado de resistencia leve a la autoridad. El grupo Vesta cree que de haberle dado margen habría actuado como viene siendo habitual en la zona: piso vacío y patada en la puerta.

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