Pérez Azaústre logra el Loewe por su madurez poética

Después de una larga sequía poética, Joaquín Pérez Azaústre escribió Las Ollerías. Un libro que acabó hace dos años y que ayer logró el XXIII Premio Internacional de Poesía Loewe. El joven poeta (nacido en 1976) fue seleccionado entre 38 finalistas y 771 participantes procedentes de 29 países. El jurado (presidido por Víctor García de la Concha y compuesto por Caballero Bonald, Antonio Colinas, Pablo García Baena, José Luis Rey, Jaime Siles y Luis Antonio de Villena) ha calificado -en palabras de Baena- de "inquietante" un poemario que según otro de los miembros del jurado, Luis Antonio...

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Después de una larga sequía poética, Joaquín Pérez Azaústre escribió Las Ollerías. Un libro que acabó hace dos años y que ayer logró el XXIII Premio Internacional de Poesía Loewe. El joven poeta (nacido en 1976) fue seleccionado entre 38 finalistas y 771 participantes procedentes de 29 países. El jurado (presidido por Víctor García de la Concha y compuesto por Caballero Bonald, Antonio Colinas, Pablo García Baena, José Luis Rey, Jaime Siles y Luis Antonio de Villena) ha calificado -en palabras de Baena- de "inquietante" un poemario que según otro de los miembros del jurado, Luis Antonio de Villena, supone un salto a la madurez de su autor. "Es un poeta que he seguido e incluido en varias antologías y con este libro se nota que ha crecido. Es muy bonito, muy poético, muy legible. De fondo autobiográfico, pero mezclando elementos narrativos. El jurado, eso sí, coincide en un reproche: el título no responde a la brillantez del texto y le hemos sugerido que lo cambie. Quizá para los cordobeses tiene sentido, pero no fuera de allí".

Las Ollerías es una avenida de la ciudad andaluza que, según explica el autor, es un espacio urbano que le sirve de metáfora de la memoria. Novelista y columnista diario en El Diario de Córdoba, el premiado se define como escritor antes que como poeta: "La palabra poeta es demasiado grande, soy un escritor que de vez en cuando escribo poemas. No hay nada más difícil que la poesía. Es la médula de cualquier gran novela, ya sea por su ausencia o su presencia. La poesía es la médula ósea de la literatura, su nervio".

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