AL CIERRE

Montjuïc

En verano Montjuïc reaparece en el imaginario ciudadano como el gran parque de Barcelona. Dada la escasez de zonas verdes, es comprensible. Una de las cosas más agradables que puede hacerse en estos días de canícula es irse de pic-nic a alguno de sus jardines. Los de Mossèn Cinto Verdaguer, por ejemplo, están a pie del funicular y desde el centro de la ciudad se llega, casi sin salir del metro, en poco más de 15 minutos.

Pero estos meses se acumulan otras muchas razones para subir a la montaña. La principal es el Grec, que tiene el anfiteatro situado en su falda. Están también l...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En verano Montjuïc reaparece en el imaginario ciudadano como el gran parque de Barcelona. Dada la escasez de zonas verdes, es comprensible. Una de las cosas más agradables que puede hacerse en estos días de canícula es irse de pic-nic a alguno de sus jardines. Los de Mossèn Cinto Verdaguer, por ejemplo, están a pie del funicular y desde el centro de la ciudad se llega, casi sin salir del metro, en poco más de 15 minutos.

Pero estos meses se acumulan otras muchas razones para subir a la montaña. La principal es el Grec, que tiene el anfiteatro situado en su falda. Están también los conciertos del Poble Espanyol, un espacio que muchos barceloneses solo visitan cuando alguna actuación veraniega le resulta atractiva. Y sin ir más lejos, hoy arranca el programa de música y cine en los jardines del castillo (salamontjuic.org), que dura hasta la primera semana de agosto y se ha convertido ya en una de las citas culturales al aire libre más esperadas. Para redondear la oferta, esta semana se inaugura una de las exposiciones de la temporada, la que presenta la videoartista Pipilotti Rist en la Fundación Miró, el centro de arte con las mejores vistas de la ciudad.

Desde hace tres años existe, además, Montjuïc de nit, cuya última edición se celebró el pasado sábado. Según fuentes municipales, a partir de datos de la Guardia Urbana, se desplazaron a la montaña unas 90.000 personas, la misma cifra que el año pasado. Curioso, porque en esta ocasión el público tardó en reaccionar, pendiente como estaba, se ve, del gol de Villa en el Mundial. La masiva afluencia que otros años se había iniciado a primera hora llenando museos y caminos tardó en aparecer, pero después debió de hacerlo en bloque. Igual hubiera sido buena idea atrasar un poco el inicio para que los músicos de primera hora tuvieran un poco más de calor humano, aunque tampoco está claro que la vida cultural de la ciudad se tenga que adaptar a lo que hace una selección de fútbol a miles de kilómetros... En fin, que fue una lástima que se interpusiera el balón, y tal vez una menor promoción, porque este año, de manera excepcional, se habían incorporado 13 escenarios programados por distintos festivales de la ciudad con objeto de mostrar la efervescencia musical de Barcelona. La idea, pese al dispendio, parecía buena.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En