Crítica:FERIA DE ABRIL

Cogida de Miguel Ángel Delgado

Miguel Angel Delgado, joven diestro ecijano que ayer se presentaba en la Maestranza, resultó herido de carácter menos grave en el muslo derecho cuando iniciaba una tanda con la mano derecha al quinto de la tarde; el toro lo enganchó, se lo echó sobre los lomos y el torero cayó de cabeza sobre el albero. Se levantó maltrecho y dolorido, pero continuó en el ruedo hasta acabar la faena.

Mala suerte la de este fino torero que desparramó su buen gusto en el primero, ante el que esbozó hondura en los capotazos y gotas de una buena concepción torera. Se gusta, se siente torero y se nota que lo...

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Miguel Angel Delgado, joven diestro ecijano que ayer se presentaba en la Maestranza, resultó herido de carácter menos grave en el muslo derecho cuando iniciaba una tanda con la mano derecha al quinto de la tarde; el toro lo enganchó, se lo echó sobre los lomos y el torero cayó de cabeza sobre el albero. Se levantó maltrecho y dolorido, pero continuó en el ruedo hasta acabar la faena.

Mala suerte la de este fino torero que desparramó su buen gusto en el primero, ante el que esbozó hondura en los capotazos y gotas de una buena concepción torera. Se gusta, se siente torero y se nota que lo vive. Y el público se lo reconoció. Pero hete aquí que devolvió la moneda en el quinto, un áspero manso que repitió con fijeza en la muleta y con el que no se entendió. Su labor fue vulgar y aburrida, por debajo de las condiciones de su oponente. Lo que son las cosas. Encima, la voltereta.

Pereda / Vega, Delgado, Tendero

Toros de José Luis Pereda, bien presentados, astifinos, mansurrones y descastados.

Salvador Vega: estocada (ovación); estocada (ovación).

Miguel Ángel Delgado: estocada caída (ovación); pinchazo, estocada -aviso- y descabello (ovación).

Miguel Tendero: cinco pinchazos, -aviso-, estocada y cuatro descabellos (ovación); dos pinchazos y estocada -aviso- (silencio).

Plaza de la Maestranza. Sábado, 10 de abril. Tercera corrida de abono. Media entrada.

Tendero, por su parte, demostró que es un malo matador de toros, pero le sobraron agallas y gallardía para sobreponerse a las deslucidas condiciones de su lote. A los dos, sin clase ni casta, les robó muletazos muy meritorios y tandas bien ligadas por ambas manos. Y una vez más Salvador Vega se marchó de vacío. No tuvo toros, es verdad, le molestó el viento y mantiene su innata elegancia. Pero, ya está.

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