Reportaje:SI LOS EDIFICIOS HABLASEN

Un injerto en la antigua estructura del Windsor

El núcleo del nuevo centro comercial está 'cosido' a la torre que se incendió

El aparcamiento sigue siendo el del Windsor, es literalmente el mismo, pero por todo el techo le han brotado unas relucientes tuberías rojas que cada tanto tienen un rociador antiincendios. Si se siguen, se llega a una sala de máquinas que huele a nuevo. "Los aljibes son lo primero que hicimos, para tener agua en las mangueras durante la obra", explica el arquitecto Pablo Muñoz señalando unas piscinas subterráneas de 300.000 litros. Sobre la vieja torre, devorada por las llamas en 2005, la nueva se empezó a reconstruir con agua.

Sobre las columnas del aparcamiento se han colocado detect...

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El aparcamiento sigue siendo el del Windsor, es literalmente el mismo, pero por todo el techo le han brotado unas relucientes tuberías rojas que cada tanto tienen un rociador antiincendios. Si se siguen, se llega a una sala de máquinas que huele a nuevo. "Los aljibes son lo primero que hicimos, para tener agua en las mangueras durante la obra", explica el arquitecto Pablo Muñoz señalando unas piscinas subterráneas de 300.000 litros. Sobre la vieja torre, devorada por las llamas en 2005, la nueva se empezó a reconstruir con agua.

Sobre las columnas del aparcamiento se han colocado detectores de monóxido de carbono, unos cajetines que hacen la función de los canarios en la mina (su aviso activa unos enormes ventiladores, también nuevos). Toda la estructura metálica está forrada de vermiculita (una esponja que se hincha con el calor protegiendo el hierro), hay escaleras de evacuación nuevas y dos bombas gemelas (por si falla una) que subirán el agua hasta la séptima planta, donde otra sala de máquinas idéntica a la del sótano se ocupará de levantarla hasta el piso 22. Las medidas antiincendios del Windsor estaban siendo remozadas cuando se quemó, pero como estaba lleno de oficinistas, la instalación de detectores y rociadores iba muy poco a poco. El nuevo edificio no se la puede jugar: "La seguridad antiincendios es uno de nuestros mayores compromisos", dice Pablo Muñoz, "si se te quema un centro arruinas la marca".

Muñoz, coautor de la torre en construcción, es uno de los 19 arquitectos en plantilla de El Corte Inglés. Cada año se edifican entre dos y cinco centros comerciales. A veces los proyectos se encargan a arquitectos conocidos -como Oriol Bohigas en Barcelona o el proyecto frustrado de Toyo Ito en Córdoba-, pero en la mayoría de los casos se ocupa el departamento de obras de la casa. "Hay una imagen de marca, pero se intenta integrar cada edificio en su entorno", explica el arquitecto. Dos ejemplos: el centro de Salamanca imita el tono de la piedra de la ciudad y el de Elche tiene forma de palmera. El nuevo edificio madrileño no pega del todo con los alrededores: "Es más moderno que su entorno. Azca está obsoleto", dice el arquitecto, salvando la modernidad eterna del BBVA de Saénz de Oiza.

El edificio (que no tiene nombre y se niega a ser el Windsor II) tendrá siete plantas de centro comercial, más otras 11 de oficinas en alquiler. Su forma redondeada no se parece a la sobriedad rectangular de la antigua torre, pero comparte sus cimientos. Los arquitectos han cosido el núcleo del edificio nuevo al del viejo, agrandándolo, reforzándolo y desplazándolo ligeramente para liberar espacio en la calle. "Imagina un jardinero haciendo un injerto en el tallo de una planta", explica Muñoz. La cimentación se aprovechó porque estaba bien hecha y también para que la obra fuese lo menos traumática posible y el centro de Castellana pudiese seguir abierto al público.

La última planta construida es la séptima. En el centro hay un enorme apeo que los obreros llaman "el tiovivo". Es un asterisco gigante que distribuye las fuerzas de los 70 metros que quedan por construir. Ante el pasmo de los peatones, se levantarán muy deprisa: "Toda la estructura es como un mecano", dice el arquitecto. Desde el tiovivo uno casi ve el atrio que articulará todo el edificio.

Este Corte Inglés tendrá terraza. Un enorme balcón cóncavo desde el que se verá la calle a través de la fachada de vidrio. ¿Un centro comercial con vistas? "Históricamente se creaban espacios artificiales donde se detenía el tiempo", explica Muñoz. "Pero ahora la teoría es que el cliente compra más cuanto más tiempo está dentro, y para ello tiene que sentirse a gusto. Estar encerrado nunca es agradable". Lo que sí será igual que en el resto de centros será la cortina de aire de la entrada. Hace 70 años, Ramón Areces, fundador del imperio, trajo la "puerta que no es puerta" de los shopping malls de Estados Unidos. Y ahí sigue.

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Torre en edificación donde estuvo la siniestrada torre Windsor.SAMUEL SÁNCHEZ

E.C.I. Castellana

- Autores. Pablo Muñoz y Pedro Vilalta.

- Construcción.2007-2011

- Estilo. Comercial.

- Ubicación. Raimundo Fernández Villaverde (Nuevos Ministerios).

- Función. Centro comercial y oficinas.

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